El negocio de las esponjas vegetales

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Las esponjas vegetales, que se cultivan en un lapso de apenas seis meses, suministran materia prima barata y reciclable para decenas de emprendimientos. Uno de ellos es el negocio de Brigitte Fuzellier.

Brigitte Fuzellier es una alemana que llegó a nuestro país hace veinticinco años. Vino siguiendo a un gran amor, según comentó a ABC Revista, en su negocio ubicado en la ciudad de San Lorenzo. Si bien el amor que la trajo a Paraguay quedó por el camino, lo que sí creció fue el amor que sintió a primera vista hacia nuestro país, nuestra gente y nuestra prodigiosa naturaleza. Su espíritu inquieto y decidido, de mucho compromiso social real, la llevó a emprender varios proyectos, siendo uno de ellos el cultivo de las esponjas vegetales. Cuando supo de sus beneficios, cuidó y regó a este nuevo amor y lo convirtió en un negocio floreciente que hoy traspasa fronteras, dando trabajo a miles de familias campesinas, indígenas y artesanos.

A esa esponja con la que muchos, alguna vez, se habrán bañado, durables, agradables al tacto y que no costaban nada porque crecían “de balde” en el patio de la casa, por los alambrados, ella le fue dando otros usos. Con su creatividad logró transformarla en piezas únicas para el baño, para la cocina, para la mascota, con formas divertidas, originales y muy coloridas. Basta con visitar su taller para darse cuenta de ello. Hay sectores dedicados a la decoración de la casa en los que pueden encontrarse ramilletes de flores, colgantes, manoplas, individuales para las mesas diarias o elegantes, posavasos, posafuentes, virulanas para las cocinas, lámparas.

En el sector dedicado a la belleza, a más de encontrar esponjas para refregarnos plácidamente la espalda y estimular la circulación sanguínea, también pueden apreciarse esponjas faciales, jabones con fibra de esponja, chinelas, portatoallas. Pero la niña bonita son los artículos para mascotas, como camas para gatos, pelotas, collares para perros, piezas para hámster, una infinidad de opciones para que los animalitos de la casa se entretengan jugando.

Su ingenio también llegó a la salud. Una nueva oferta es el Biomoc, para combatir de forma natural todo tipo de mosquitos, transmisores de enfermedades como la fiebre amarilla, la leishmaniasis y, por supuesto, el dengue. Es un producto hecho a base de esponja vegetal que, acompañado con esencia de citronella, logra proteger el ambiente por un tiempo prolongado. Todavía hay más. Otro nuevo producto de la empresa Loofah S.A. es el aceite Biomoc AH1, que ayuda en la protección contra todas las variantes de gripe. “Sus propiedades son similares a la aromaterapia y lo incorporamos entre nuestros productos gracias a los estudios realizados en la Universidad Weber State USA, donde demostraron que la fórmula de aceite compuesto tiene una efectividad del 99,96 % contra bacterias aerotransportadoras”, explica la empresaria.

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Todos los artículos tienen una demanda creciente, tanto en nuestro país como afuera. En Europa proponen sus productos en Lidl, mientras que en Estados Unidos en Amazon, grandes cadenas en las que se exhiben las esponjas vegetales paraguayas. Sin duda, Brigitte logró darle una vuelta y una valoración a lo natural.

La esponja vegetal es una enredadera de la familia de las Cucurbitáceas (igual que los pepinos y calabazas); comprende numerosas especies, de las cuales las más conocidas son Luffa cylindrica y Luffa acutangula. Se sabe de su introducción en la China en el año 600 a. C. y en Egipto en la Edad Media, pero todavía se desconoce con exactitud su procedencia. “Por mucho tiempo se llegó a pensar que se había originado en alguna parte de África, pero algunos expertos coinciden en que fue en Asia Tropical y más probable en la India donde hasta la fecha puede encontrarse esponja en forma silvestre”, explica Brigitte. Según ella, la especie de nuestro país tiene una fina textura y es más resistente porque sus fibras son más suaves y están más juntas que las de otras partes del mundo.

Lo mejor de todo de este nuevo negocio de artículos ecológicos es que representa una esperanza para las personas del campo. “Nuestros primeros cultivos se iniciaron en 1999 con cinco familias en la zona del pueblo de Itá; luego, en el 2000, ya fueron diez familias; en el 2001, se llegó a veinte; en el 2002, a cuarenta y, actualmente, ya son como mil familias de todo el territorio nacional y no damos abasto con toda la demanda que tenemos”.

También capacitan a las personas en el cultivo. Más de quinientas personas fueron beneficiadas con la preparación en los cultivos de la esponja vegetal. “Aprendimos mucho uno del otro y sabemos que este producto es la nueva luz para el país”.

Es una planta que se adapta a climas templados donde varía la calidad y características de la fibra, como así también su elasticidad y resistencia. Tiene grandes hojas rectangulares; los frutos son alargados, de color verde, con líneas oscuras longitudinales. Su tamaño promedio es de 20 a 25 cm de largo con frutos de hasta 60 cm y algunas variedades que sobrepasan el metro de largo.

Se seleccionan los mejores ejemplares y se deja que sus frutos se sequen en la planta, conservando las semillas en su interior hasta el momento de su extracción para la siembra. Cada fruto contiene unas 500 semillas y estas también dan su utilidad. De ellas se extrae un aceite fino que se compara con el de oliva. También encontraron dos proteínas que tienen un potencial efecto terapéutico sobre el cáncer y el sida. No obstante, hace falta una investigación en esta particular sugerencia, ya que las semillas de algunas esponjas, las muy amargas, demostraron cierta toxicidad.

Su cultivo se realiza en primavera y se cosecha en el otoño. Los frutos se recogen cuando comienzan a ponerse amarillos con el extremo de color anaranjado. No hay que dejar que tomen un color oscuro. Las esponjas se secan a la sombra en un lugar ventilado durante una semana, nunca al sol, ya que el resultado sería una fibra quebradiza.

Para aclarar la fibra, se utiliza carbonato de calcio o cloruro de calcio; sustancias alcalinas que utilizan comúnmente para el blanqueado del papel. Hay quienes emplean cloro o lavandina, pero hay que tener en cuenta que hay países que, por razones ecológicas, no aceptan este último procedimiento y la mercadería puede ser rechazada. Una vez que la esponja está blanqueada y seca, Brigitte da rienda suelta a su imaginación y elabora los más diversos productos en los que priman la calidad, la originalidad, el buen gusto, con el sello “made in Paraguay”.