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Una luminosidad intensa acapara la entrada al Louvre Abu Dabi, ubicado en la isla de Saadiyat, en la capital de los Emiratos Árabes Unidos. El sol que llega a los altos muros blancos del acceso hace que los ojos se achinen por la luz mientras uno camina para llegar a la puerta de ingreso.
El costo de la entrada es 60 dírham (USD 1 = 3,67 dírham) para visitar el museo que ofrece cientos de obras, clasificadas en secciones para conocer el proceso de creación con objetos desde la Antigüedad hasta nuestros días.
La espectacularidad del lugar empieza al cruzar la segunda puerta. Un gran techo traslucido de metal plateado forma la cúpula del museo. Está integrado por una figura geométrica redondeada, entrelazadas unas a otras y perfectamente alineadas para dar espacio a los rayos solares. Esto permite una iluminación natural al espacio que maravilla por la genialidad que tuvo Nouvel al crearla. Este arquitecto francés tiene en su haber la sala de conciertos de Lucerna, la Ópera de Lyon, la Fundación Cartier de Arte Contemporáneo, la Torre Agbar de Barcelona y la Serpentine Gallery de Londres.
Este gran espacio, ubicado entre los grandes bloques de exposiciones, brinda al turista la oportunidad de descansar y admirar el agua que se mete silenciosamente al museo, que da calma y serenidad mientras se disfruta del lugar.
Esta maravilla arquitectónica es el resultado de una idea pensada en el 2005. Dos años después, los Gobiernos de Francia y Emiratos Árabes Unidos firmaron el compromiso que finalmente se concretó en el 2017, con su inauguración. El Louvre Abu Dabi forma parte de un proyecto mayor, denominado Distrito cultural de la ciudad, que incluirá otros museos y un lugar de entretenimiento.
Más de mil millones de dólares es el presupuesto que conllevará este acuerdo de 30 años entre la ciudad de Abu Dabi y el Gobierno francés. Dinero que incluyó asesoramiento para la creación del museo, su edificio y préstamo de obras, además de la organización de exposiciones temporales. Actualmente, está la exposición temporal de más de 90 obras de la Edad de Oro holandesa del siglo XVII y otra de fotografías del mundo. Se pueden ver 16 pinturas de Rembrandt, Vermeer, Lievens y Fabritius. En tanto, la colección permanente incluye importantes piezas de Van Gogh, Monet, Picasso, Jacques-Louis David, Leonardo da Vinci, Rothko y otros, entre pinturas, esculturas y objetos creados desde la Antigüedad hasta nuestro tiempo. En las distintas salas se distribuyen descubrimientos arqueológicos antiguos, objetos de arte decorativo, esculturas del período neoclásico, pinturas e instalaciones de arte contemporáneo.
El museo cuenta con una superficie de unos 64.000 m2, con 6000 de ellos dedicados a la colección permanente y 2000 a exhibiciones temporales.
Conocer este primer museo universal, en Oriente Medio, nos lleva a pensar que la paz siempre se logra a través del arte y la cultura.
maponte@abc.com.py