El legado del abuelo

El deseo de compartir con otros las vivencias que su abuelo Miguel Carrizosa Alfaro trasmitía a su familia inspiró a Bruno Fiorio Carrizosa a plasmarlas en el papel. Así nació un libro que nos invita a conectarnos con la vida, valorar las pequeñas cosas y disfrutar de cada momento.

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Bruno Fiorio Carrizosa proviene de una familia numerosa que se reúne todos los fines de semana para el almuerzo, con el abuelo, abuela, tíos, tías, primos, primas, nietos, bisnietos. De esas familias grandes, con fuentes de milanesas y fideos... Y este contacto permanente hizo que los primos crecieran como hermanos. Y en cada encuentro, su abuelo materno, Miguel Carrizosa Alfaro, empezaba a compartir sus vivencias. “Su lema de los almuerzos y todos teníamos que repetir era: ‘Lo más importante es la familia’”, comenta.

Cuando Bruno contrajo matrimonio en el 2011, se mudó a la casa de sus abuelos y vivió allí más de dos años, hasta el día en que don Miguel falleció. “Yo comparo mucho la vida con un recipiente. Es como que, a medida que pasa el tiempo, uno lo va cargando con agua y llega un momento en que te desbordás”, dice.

Esto pasa, generalmente, cuando se llega a la vejez, después de tantas experiencias, tropezones y aciertos, uno se siente con la autoridad moral de compartir. Y, según el autor, su abuelo era una persona llena de vida cuyo recipiente rebosaba. “Uno sentía las mismas ganas de vivir que él, porque siempre decía: ‘Lo único que quiero es tener más tiempo para seguir disfrutando de la vida. Aprovechá que sos joven; viví, salí, equivocate. Hacé lo que te dice tu corazón’. Eso fue lo que se nos quedó grabado, porque fue lo que estuvimos procesando toda la vida”, señala.

Fiorio cuenta que el velorio de don Miguel parecía una celebración, al igual que el sepelio. Y si bien todos estaban tristes por su partida, fue una como una fiesta en la cual él estaba presente. Los asistentes lo recordaban con alegría porque fue una persona muy generosa. “Y me pregunté cómo hizo mi abuelo para terminar su vida tan bien y concluí que fue vivir bien primero. Pensé: ‘Si yo quiero terminar bien como él, que mi despedida de esta vida sea una celebración y no un lamento por una partida, ¿qué tengo que hacer?’”.

Entonces empezó a escribir acerca de los grandes temas que su abuelo siempre desarrollaba en los almuerzos: la importancia de la familia, vivir la vida como si fuera el último día, ser una buena persona, el matrimonio, perseguir los sueños, expresar en vida lo que pensamos y sentimos. “Porque él siempre decía todo lo que pensaba, sentía y soñaba. Era un experto en descubrir la potencialidad de cada persona y motivarle a que la desarrolle. Primero él hablaba y después nos hacía participar a todos; por ejemplo, decía: ‘Hoy vamos a tratar acerca del amor, y nos preguntaba a cada uno: ‘¿qué es para vos el amor?’”.

Don Miguel sostenía que no se puede alcanzar nada en la vida sin amor. Es un ideal por el cual se lucha toda la vida sin alcanzarlo, pero aproximándonos a la gran meta, porque vivir en amor es ser perfecto. “Dios es amor; es perfecto. Nosotros tenemos que luchar cada día por mejorar y la forma de lograrlo es dando amor; amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos”, asegura.

Para Fiorio, la vida de su abuelo es un testimonio que, de alguna manera, está plasmado en el libro, aunque la obra está apuntada a cualquier persona. La figura del abuelo es siempre la de alguien con mucha sabiduría por todos los años de experiencia que tiene, y comparte sus consejos y creencias más profundas. El abuelo es un término muy universal, y aunque está muy inspirado en Miguel Carrizosa y sus enseñanzas, no se aplica solamente al autor y a su familia.

Aclara que se trata de una filosofía de vida con muchas citas de personajes célebres, como san Juan Pablo II, el papa Francisco, Nelson Mandela, Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Santa Teresa de Calcuta, Abraham Lincoln, quienes dejaron una huella en este mundo, y hace un paralelismo con lo que decía su abuelo y muestra sus coincidencias: el amor, los sueños, entre otros temas.

Don Miguel tenía un gran sueño: crear una empresa importante en el país, que pudiera dar mucho trabajo y ayudara a desarrollar el Paraguay. Y así fundó Diesa, que en principio fue una mercería, un bazar en el que vendía artículos para el hogar. Pero cuando vio el escarabajo –un auto chiquito, barato, con mucho potencial para el país y accesible para todos– viajó a Alemania, en 1958, sin conocer el idioma, sin el permiso del Gobierno para importar los vehículos, y consiguió el tercer contrato mundial con Volkswagen, una marca emblema a nivel mundial.

El autor considera que este libro puede aportar algo positivo a cualquier persona, a aquellas que quieran darle un tinte diferente a sus días. “Hay ciertos llamados que nos ayudan a conectarnos con la vida, sentir que estamos vivos, valorar las pequeñas cosas, disfrutando de cada momento de nuestra existencia”.

El autor

Bruno Fiorio Carrizosa, abogado, nació en Asunción, el 15 de noviembre de 1982. Está casado con Stephanie Memmel y tienen dos hijas: Giana y Giulia. Su madre, Gisela Carrizosa de Fiorio, es hija de Judith y Miguel Carrizosa. El legado del abuelo es su primera obra.

mpalacios@abc.com.py

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