El impulso de bailar ¿de dónde viene?

Desde las épocas más primitivas, el hombre utilizó la danza para expresarse y comunicarse. Con ella suplicaba el favor de los dioses, aplacaba su ira, expresaba alegrías y hasta era el medio perfecto para resolver diferencias tribales. ¿Por qué bailamos? Entérese aquí.

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"Siento libertad, libertad para poder expresarme, sin límites", contesta con seguridad Marisol Pecci cuando le preguntamos ¿qué es lo que siente cuando baila? Con otras palabras, pero en el mismo sentido, nos responde Susy Sacco al hacerle la misma pregunta. "Bailar es una sensación de libertad absoluta, de entrega total".
Aunque parezca exagerado, la danza está en nuestro cerebro. Según el doctor Guido Martínez Cattaneo, hay dos mapas en los que se presentan de manera distorsionada todas las partes del cuerpo. Estos mapas están en los lóbulos parietales del córtex cerebral. La distorsión antes mencionada proveniente de la importancia que, a través de la evolución, ha adquirido cada una de las partes de nuestro cuerpo. Por ejemplo, un centímetro de un dedo proyecta en el cerebro más espacio que un centímetro del tórax ya que mover este miembro requiere mucho mayor exactitud que la que precisa el tórax. De los mapas representados en el córtex parietal, uno es somatosensitivo o táctil y el otro es motriz. El primero recibe mensajes del cuerpo y el segundo controla el movimiento. No todas las personas tienen el mismo mapa cortical.

Mecanismo cerebral

La percepción y producción de secuencias rítmicas, características de muchas formas de comunicación humana -incluido el lenguaje-, es la elaboración de una facultad más general que reside en el hemisferio izquierdo y en el que están implicados el córtex motor y el sistema de acción motora. A esta conclusión llegó el profesor de la Universidad de Manchester en Gran Bretaña, Neil Todd, quien se ocupó de investigar el mecanismo cerebral de la música y la danza desde tres puntos de vista: El proceso auditivo cortical; el sensorial motriz y la sensibilidad acústica del sistema vestibular del oído. Su otra vía de análisis está dirigida a responder a la pregunta: por qué a las personas les gusta escuchar música muy alta y por qué se mueven con ella. La respuesta, según Todd, está en el sáculo, una parte del sistema vestibular que es el encargado dentro del oído de regular el equilibrio. El sáculo tiene una sensibilidad especial para los sonidos que superan los 70 decibelios. Cuando el oído recibe estos niveles altos intenta moverse para restablecer el equilibrio; se trata de una serie de movimientos reflejos que podrían explicar las ansias de danzar.
Pero ante la pregunta ¿por qué bailamos?, la mayoría responde "porque me gusta". La ciencia puede explicar esta respuesta con los opiáceos naturales que segrega el cerebro cuando el cuerpo se mueve al ritmo. Es posible que la causa esté en el seno materno, al escuchar el ritmo del latido cardiaco de la madre. La profesora de danza Marisol Pecci la confirma durante la entrevista. "Ya en el seno materno nos movemos", explica. "Es la primera experiencia", añade. Según ella, el estímulo de la música es importantísimo. Y en este punto, podemos asegurar que la danza puede ser un método eficaz para el desarrollo sicomotor infantil.
A fines de 1800, el suizo Emile Jacques-Dalcroze observó que algunos de sus alumnos del Conservatorio de Ginebra progresaban bien desde el punto de vista auditivo. También observó que sus alumnos movían involuntariamente partes de su cuerpo al oír música y dedujo que debía existir alguna relación entre la acústica y los centros nerviosos superiores. Dalcroze formuló un método para armonizar los movimientos con los registros cerebrales, evitar las inhibiciones y desarrollar la creatividad.
En el transcurso de la charla mantenida con la profesora Susy Sacco, la misma hizo hincapié en que la danza permite expulsar las emociones. "Muchas personas se transforman sobre un escenario. La danza es mágica, tiene el poder de dejar de lado las inhibiciones, te abre la mente", asegura.
Pero el fin primordial es comprender a las personas, al ver sus bailes, sus ideas, sus culturas, símbolos hasta de cómo consideran su propio cuerpo.

Las épocas del baile

Desde los tiempos más primitivos, el hombre utilizó la danza para expresarse y comunicarse. Con la danza suplicaba el favor de los dioses e intentaba aplacar su ira. El baile también era el medio perfecto para resolver diferencias tribales sin llegar al uso de las armas.
Luego, la danza sufrió un gran auge con la llegada de la civilización helénica. Los teatros griegos permitieron el montaje y puesta en escena de las más variadas coreografías, tanto de carácter netamente religioso como de aspecto más laico.
De esta forma se consolida en la Grecia clásica la representación escénica de la danza. No dejando por ello de existir en su aspecto más primitivo: los guerreros griegos bailaban en el campo de batalla pidiendo el favor de los dioses, esta vez en el preludio de una lucha armada.
Con la llegada del Imperio Romano, y la fuerte influencia que sobre él ejerció la cultura griega, la danza asume de forma definitiva su carácter representativo. Los circos fueron el escenario perfecto para desarrollar coreografías de una complejidad nunca vista hasta entonces.
Pero con la caída del Imperio Romano en el año 476 a.C., Europa se fue sumergiendo en la época más oscura de la historia: El Medioevo. La ciencia y la cultura greco-romanas entraron en un letargo. Aun así no se dejó de bailar.
El orden feudal que se impuso en esa época dividió a la sociedad en tres grupos: El clero, dedicado al culto; la aristocracia laica, esencialmente dedicada a la guerra; y los campesinos, que trabajaban la tierra para proveer a todos los estamentos. De esta forma, la danza siguió dos líneas independientes de desarrollo: Por un lado, el estilo "aristocrático", basado en bailes de hilera y de estrictas disposiciones de bailarines y parejas. Por otro, el estilo "popular", donde las parejas bailaban de forma más o menos anárquica.
Con el inicio del siglo XVI, Europa vivió una auténtica revolución cultural: El Renacimiento. En las cortes renacentistas se bailaban la pavana, la gallarda, la alemanda, la gavota.
Así el baile fue declarado "fuente principal de debilidad del cuerpo".

Cha-cha-cha

Con la rumba se fueron creando diferentes estilos musicales. Un claro ejemplo lo tenemos en el Cha-cha-cha, surgido en la década de los cincuenta, en México y Cuba. Su difusión fue inmediata, tanto en el continente americano como en Europa. El ritmo del Cha-cha-cha se caracteriza por una serie de tres pasos que se dan en dos tiempos de compás y precisamente a estos tres pasos (chasses) le debe el Cha-cha-cha su nombre.

Bailes terapéuticos

Desde que la novela "El Clon" se emite en nuestro país, la danza del vientre conquista adeptas y no solo para una buena dosis de sensualidad sino también para beneficiar al cuerpo. Por ejemplo: una hora de danza del vientre quema 300 calorías, la silueta se vuelve más femenina, los glúteos más firmes, los músculos se ven enriquecidos en varias partes del cuerpo. Esto sin contar la inyección de autoestima. ¿Quiere más? Otra función atribuida a esta danza es la preparación de la región pélvica para el embarazo y el parto. Además, es un verdadero ejercicio de relajamiento y autoconocimiento, como las demás técnicas orientales, como el yoga. Para las mujeres con disfunciones de sexualidad es un santo remedio ya que, como decíamos, trabaja el interior, devuelve el autoestima. Igualmente, estimula contracciones uterinas, lo que alivia completamente los cólicos menstruales primarios. Los movimientos también otorgan una buena regulación del aparato intestinal. ¿Vio lo que la danza del vientre puede hacer por usted? Así que si quiere aprender ¡manos a la obra!
Ahora ¿de dónde proviene? De Egipto, aunque también hay registros en la India, Mesopotamia, Fenicia, Grecia y Persia. Pero los árabes que invadieron Egipto fueron los responsables de la divulgación mundial.

El tango

La ciencia argentina acercó la primera evidencia mundial de que el corazón podría latir mejor, o más sano, al ritmo del dos por cuatro. Una medida que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mejora la actividad cardiovascular y previene males cardíacos, si se práctica en forma regular. El estudio fue realizado por científicos de la Fundación Favaloro en veintidos bailarines sanos, 11 hombres y 11 mujeres, según una reciente publicación.
¿De dónde viene el tango? Es una danza con influencia africana, cuyo origen se sitúa en el año 1860, entre las clases más pobres de Buenos Aires. Los bailes en uso de aquella época fueron la Mazurca, la Polca y la Habanera. Pero los blancos envidiaban el Candombe, un baile practicado por los negros, y empezaron a imitarlo en plan de burla. De esta imitación que hace el "compadrito" del Candombe, mientras silba una milonga, nace el Tango. Este baile evoluciona dentro de un ambiente totalmente de medio pelo. El primer cambio se produce a principios de siglo. La escuela francesa ya le agregó su toque peculiar y lo consagró definitivamente como baile de salón.

Samba

Es el baile nacional del Brasil. Sin duda, hablar de samba es hablar de los carnavales de Río de Janeiro. La primera samba escrita, que se guarda en el Museo con fuertes medidas de seguridad, fue creada para acompañar a esta gran manifestación festiva.

En Paraguay

Se preguntará qué pasó con la evolución del baile en nuestro país. Petronita Vinader, quien ya lleva 29 años con la danza, hizo un recuento de la historia y comentó que, en la época de las Misiones Jesuíticas (1609-1767), los indígenas eran conquistados a través de la danza y la música. "La música era utilizada para fiestas patronales y reuniones importantes como Navidad, Semana Santa, Hábeas, y también con motivo de las llamadas fiestas de entre años. Ejemplo: La del Patrono de la Misión, los santos fundadores, en épocas de visitas de los obispos superiores de la orden.
Petronita también ser refirió a la danza de parejas como las tradicionales de nuestro país, como La palomita, el London carapé. Entre las de salón recordó a La Golondriana, Cuadrilla paraguaya o Cuadrilla boliviana, Malagueña, Montonero. En la línea de picarescas ubicó a La palomita, El cazador y Solito.

La danza de la galopera
o el raída poti


De tradición guaraní, se remonta al siglo XVIII. Como su nombre lo aclara, proviene del baile que realizaban las galoperas, mujeres del pueblo que acuden con trajes típicos para danzar en la fiesta de la galopa. Raída potï es el nombre de la mujer limpia, aseada, ataviada con su traje de typói, falda amplia y bata suelta, y descalza, que baila la galopa.
El origen de esta danza lo situamos en las fiestas patronales que nos vienen de antaño, donde el pueblo entero, luego de cumplir los programas religiosos, vuelca toda su animación en estos festejos y se entrega a su pasión por la danza. La danza de la galopera no posee música fija; puede aprovecharse como fondo cualquier galopa o polca que ejecuta la banda contratada para dicha fiesta. Esto es debido a que la danza puede prolongarse mucho tiempo. Pueden intervenir en ella desde niñas hasta ancianas.

Baile de la botella

Lo tradicional es con una sola botella. "Con más de una, es más de espectáculo", expresó finalmente Petronita Vinader.

El vals

En el siglo XVIII aparece entre las clases populares del norte de Alemania el Waltzen, que en alemán significa "girar". El Waltzen, aun siendo censurado en muchos sectores, alcanzó popularidad en Viena y fue bailado en las más importantes salas de la ciudad. En 1812 se introduce el Waltzen en Inglaterra bajo el nombre de Vals Alemán, causando gran sensación entre los ambientes cortesanos del país. Peor fue en la corte vienesa, donde alcanzó su apogeo. El vals vienés debe su desarrollo a tres músicos austriacos, Johann Strauss padre, Josef Lanner y Johann Strauss hijo -al que apodaron como Schani, para distinguirlo de su padre-, los cuales dieron su típica forma vienesa, seductora y llena de brío. Con sus creaciones, el vals alcanzó una popularidad en todo el mundo.

El ballet

El nacimiento del Ballet se puede situar en París, en la corte de Enrique III y su esposa Catalina de Médicis, a mediados de 1500. Allí, una serie de intelectuales conocidos por La Pléyade intentaron retomar el teatro y la danza griegos. La reina llamó a la corte a maestros italianos, como Baltazarini di Belgioioso, que afrancesó su nombre e inventó espectáculos que pueden considerarse ballets. En 1661 Luis XIV fundó la Academia Real de Danza, y en 1776 Jean George Nouverre escribió sus "Cartas sobre la danza". En esos años surgieron las primeras virtuosas, como María Sallé o la belga María de Camargo. Recién un siglo después, en el Romanticismo, cuando un solo espectáculo abrió nuevas puertas. "La Sílfide" se estrenó en la Opera de París en 1832; nueve años después y en el mismo escenario se presentó "Giselle".
El otro gran aporte sucedió en la corte zarista de San Petersburgo. Allí, el marsellés Marius Petipágo se hizo dueño absoluto del Ballet Imperial de San Petersburgo y del Teatro Marinski. Bajo su dirección y con su coreografía, se estrenaron ballets como Raymonda, de Glazunov; La Bayadera, de Minkus y, principalmente, La Bella Durmiente y El lago de los cisnes, de Tchaikovski.

¡De película!

Y no podía ser otro. Armando Rubín para hablarnos de los mejores bailes y bailarines del cine. "Fred Astaire y Ginger Rogers formaron la pareja más famosa de bailarines del cine americano. La primera película que los juntó por primera vez fue 'Volando a Río' (1934)", nos dice sin titubear y con la precisión de quien sabe. En los años 40, "El mago de Oz" le significó a Judith Garland su consagración en base a un cuento muy popular de Frank Baum. "Cantando bajo la lluvia" (1952) es una de las películas más famosas del género. Gene Kelly fue su protagonista, coreógrafo y realizador, junto a Stanley Donen. Bing Crosby y Betty Hutton. Frank Sinatra, Dorothy Lamour, Cyd Charisse, Rita Hayworth, Audrey Hepburn y Maurice Chevalier, son otros nombres que sonaron fuerte dentro del cine musical.
Marilyn Monroe también bailó en "Los caballeros las prefieren rubias" (1953). Armando tampoco olvida a "El amor brujo" (1986) de Carlos Saura, inspirada en la partitura original de Manuel de Falla, protagonizada por Cristina Hoyos y Antonio Gades. Otra estrella famosa del género es Doris Day.
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