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Los orígenes de una práctica tan común como el beso son desconocidos aun por la historia. Aunque varios afirman que se inició con el hombre de Cromagnon, cuando las mujeres alimentaban a sus hijos masticando los alimentos e introduciéndolos directamente a su boca, no existen confirmaciones específicas. Las referencias más antiguas datan de 2500 a.C., ya que aparecen en esculturas de la época, halladas en Khajuraho, India. También se menciona en escritos del año 1500 a.C.
Esta práctica servía también para la distinción de clases sociales en la Edad Media. Cuanta más diferencia había, más lejos de la boca se daban. Podían ser la cara, las manos, rodillas e incluso el piso. Los hombres y mujeres de altos rangos se saludaban con besos en la boca, sin tener en cuenta el sexo.
Según el Kamasutra, existen tres tipos de besos. El primero es el nominal, en el que apenas se tocan los labios; luego está el palpitante, en el que solo se mueve el labio inferior, y el tercero, el tocamiento o francés, en el que participan labios y lengua. Fue denominado de esta forma por Volta, en 1920.
Los besos marcaban por completo la etiqueta. Antiguamente, cuando una persona llegaba de visita a una casa, debía besar al anfitrión, a su mujer, a todos los hijos e incluso a las mascotas. Y tal como en las películas, en Escocia era una costumbre −que se sigue practicando, aunque con menor intensidad− que el padre bese a la novia al terminar la ceremonia de casamiento. Durante la fiesta, ella tenía que recorrer entre los invitados “intercambiando” besos por dinero. Se decía que la felicidad de la nueva pareja dependía de estas prácticas.
Prohibido
A pesar de ser natural o normal, dar besos en público no es aceptado en todo el mundo. Existen culturas en las que se considera un pecado grave y sus normas afectan también a los turistas. Cinco de estos lugares son: Dubai, Emiratos Árabes, cuya ultramodernidad tiene un contraste muy fuerte con las costumbres e incluso, una pareja de británicos fue deportada en 2010 por besarse en un local comercial.
En Halethorpe, Maryland, Estados Unidos, los besos en público solo pueden durar un segundo. De lo contrario, la pareja puede terminar en la cárcel o pagando una fuerte multa. Mientras que en Malasia, los pobladores no solo no pueden besarse, sino también está prohibido agarrarse de la mano, pero las normas no afectan a los turistas, siempre y cuando no sean muy apasionados.
En Guanajuato, México, también están prohibidos los besos y las caricias; de lo contrario, se podría pasar hasta 35 horas en prisión. Y tener un novio con bigote podría ser un grave problema en Iowa, Estados Unidos, donde a los caballeros que opten por este look no se les está permitido besar. Aunque esta ley ya no se cumpla a rajatabla, sigue vigente y establece severas multas para los infractores.
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