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El encuentro con José se dio en El Cabildo. En esa antigua edificación, el joven tenor habló de sus vivencias, aspiraciones, y el complejo y singular mundo de la lírica, además de sus proyectos; en particular, de los entrenamientos programados para este año. “Es el proyecto de mi vida”, expresa, entusiasta. Y desmenuza la idea: “Estoy enfocado en mi preparación vocal. Todo este año voy a estar participando de un programa de entrenamiento para cantantes de ópera, fortaleciendo mis capacidades de rendimiento y ampliando mis experiencias en el escenario. Son clases en las que los cantantes interpretan en múltiples clases todos los días para explorar nuevas opciones expresivas, eliminar el diálogo interno negativo, fomentar la confianza y lograr la libertad artística”, explica.
El programa está enfocado en el canto lírico como un arte total. Se trabaja con herramientas diferentes a las utilizadas en las clases de canto tradicionales y se introduce al artista a disciplinas como la improvisación teatral, improvisación musical, técnica Alexander (*), yoga, técnicas de performance, entre otros. “Es un plan centrado en las necesidades individuales de cada persona, que no está relacionada precisamente a la voz, sino al conjunto que hace a un artista”, afirma el tenor.
Parte de estos entrenamientos incluye también trabajo particular con su equipo en la ciudad de Nueva York, adonde viajará esporádicamente para desarrollar sus actividades. “Esto consiste en clases particulares con mi profesor de canto, el gran tenor (retirado) Rockwell Blake. Él tiene solamente cinco alumnos para este año y uno de ellos soy yo. Igualmente, voy a tomar clases de repertorio con el coach Joshua Greene, director del Metropolitan Opera. Me siento afortunado y agradecido con ambas oportunidades”, revela el joven artista.
Estas preparaciones se dan dentro de las innovaciones que se experimentan en todas las áreas del campo musical y en las que la ópera no está exenta de ellas. “El compromiso está y no nos podemos escapar; hay que acompañar los avances. Al público ya es difícil llegarle solo a través del oído. Un cantante también tiene que tener algo de actor. La actuación tiene que ser de una gran autenticidad y veracidad, apasionada y verdaderamente sentida, para que la gente se conmueva y se emocione. La esencia de la ópera es el arte total; ya no solo ponerse de pie y cantar, sino poder expresar todo lo que la música transmite mediante la escenografía, la historia y otros detalles”.
Su meta es pisar grandes escenarios en el 2017 y 2018. “Me estoy centrando en esta puesta a punto. De ahí la preparación intensiva durante todo el 2016. Tengo muchos viajes programados, pero no voy a dejar de actuar, cumplir con los compromisos ya asumidos o aceptar otros. Sigo mi vida, pero con el plus de trabajar más para alcanzar grandes metas”.
En este camino, José Mongelós recuerda a sus padres (José Mongelós Pankow y Cristina González Navero) como grandes mentores de su carrera. “A mi familia le agradezco todo. Cuando les comenté lo que quería para mi vida, me apoyaron sin dudar y me animaron a dedicarme tiempo completo a esto. Fue el primer soporte importante que tuve. Luego vinieron otros pilares, tanto del sector público como privado, que nutrieron mi carrera y me ayudaron a proyectar una profesión internacional”, admite.
Ya tuvo presentaciones trascendentales, tanto en Europa como en los Estados Unidos. “Busco siempre subir la escalera interminable. El balance desde mis inicios hasta la fecha es más que satisfactorio... Disfruto día a día mi trabajo”, dice.
Sobre el futuro de la ópera, asegura que deben registrarse más cambios todavía. “Tiene que adaptarse y respirar a hacer nuevas óperas. Actualmente, estamos atascados; vemos como un cuadro en la pared que se hizo en el siglo XVIII. Hay que hacerla relevante para la gente del día de hoy. Precisamente por esto estoy tomando estas capacitaciones integrales. Hay muchos cantantes que quieren hablar de sus ideas, pero no se animan porque creen que la gente no está interesada. Y por ahí no está, pero nuestro trabajo es hacer que se interese”.
A punto de cumplir 27 años, se siente cada vez más seguro sobre lo andado. Siguen frescos en su memoria aquellos comienzos cuando solo contaba con 14 años. “Participaba de recitales. Esto me ayudó a ganar entusiasmo y confianza, y es aquí cuando entra el apoyo de mis padres para desarrollar esta responsabilidad. Tomé cursos en Buenos Aires y otros países, hasta que llegó mi debut oficial... Fue en Europa ante un público importante. Me sentí muy bien sobre el escenario, y espero seguir cumpliendo bien con esta profesión, ser apreciado por ella, lograr la sencillez y cercanía que pretendo con mi público; de eso se tratan los proyectos que estoy encarando”.
Su repertorio es de un tenor lírico. Se centra en el bel canto, en compositores como Donizetti, Bellini y Rossini. Y algunos papeles de Verdi, no tan dramáticos.
Entre las interpretaciones que está preparando se pueden citar: Alfredo, de La Traviata, de Verdi; Il Duca, de Rigoletto, de Verdi; Nemorino, de L’Elisir d’Amore, de Donizetti; Il Conte Almaviva, de Il Barbiere di Siviglia, de Rossini; Ferrando, de Cosi Fan Tutte, de Mozart; Don Ottavio, de Don Giovanni, de Mozart.
Su público responde a su talento. Siempre se muestra receptivo y entusiasta con su arte. “En todos los escenarios que pisé tengo una excelente relación con el auditorio, pero ¡no hay como cantar en Asunción!”, confiesa.
Acerca de componer, el joven tenor revela que no es lo suyo. “Hay grandes maestros especialistas; lo mío es interpretar obras cumbres y tratar de llevar a lo más alto lo que los compositores nos regalan a través de su arte”.
Y actúa con pasión. Está demostrando en su forma de cantar. No descansa. Es tenor de la Orquesta Sinfónica del Congreso (OSIC). Aspira mejorar, porque quiere que el público sienta su música, que esté en comunión con sus sentimientos y emociones.
* La técnica Alexander es un método práctico desarrollado por F. M. Alexander (1869-1955) que ayuda a mejorar lo que técnicamente nosotros denominamos el “uso que hacemos de nosotros mismos”. Es decir, cómo usamos nuestro cuerpo en las actividades de la vida diaria. Enseñando a reducir las tensiones excesivas y mejorando la coordinación, la fluidez en el movimiento, el equilibrio y la respiración.
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Fotos ABC Color/Roberto Zarza/Gentileza.