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El Desafío Yvytyruzú es pedalear por arroyos y pastizales, derrapar sobre los pedregullos, remontar los cantos rodados, bordear los precipicios, atravesar exuberantes vegetaciones, quedarse sin respiración en las subidas y sentir el vértigo de las bajadas; son las piernas pegadas al metal del pedal, el sudor corriendo por todo el cuerpo y el paisaje abriéndose generosamente en un contacto único con el ser humano. Este año, la cita tuvo casi ¡500 “desafiantes”!
1 de junio. Amanece camino al Guairá. Un túnel negro y tormentoso de días previos de lluvia y tormentas eléctricas ha sido la preparación para el desafío anual más importante para quienes amamos el deporte ciclístico: el Desafío Ybytyruzú. Cuando la luz empieza a aparecer, nos alegramos de ver que sobre la cordillera ya empieza a clarear, con una intensa neblina y el cielo cubierto. “Por lo menos no habrá lluvia encima”, dice uno de los “desafiantes”.
Igual, nada habría de prepararnos a los casi 500 ciclistas que nos congregamos para desafiar a la cordillera que hospeda el pico más alto del Paraguay. Recorrer el cerro Akatí en bicicleta; cruzar los arroyos, pastizales, la tierra, los pedregullos; subir entre el canto rodado, largas extensiones de rocas y atravesar vegetación exuberante es solo parte de la emoción. La belleza de los paisajes a lo largo de casi 45 km, el vértigo, la velocidad, las extenuantes subidas dramáticamente empinadas o los vertiginosos descensos derrapando sobre el pedregullo convierten a este desafío en uno de los más deslumbrantes y atractivos del mundo ciclístico.
Pedalear en un mar de barro
Lo que este año pocos novatos adivinaron era que experimentarían —por primera vez— lo que era pedalear en un rebelde mar de barro rojo. Tramos enteros de agua, barro y piedras que, lejos de restar brillo, añadieron más emoción y adrenalina al Desafío Ybytyruzú. “Esto es como pedalear en una olla llena de puré de papas”, comenta alguien. El primer tramo consiguió el abandono de varias decenas de hombres y mujeres, pero esto era apenas el preámbulo de tramos más duros: aquello llegó a ser un estrecho abrazo de fango con empinadas subidas, en las cuales no quedó otra que cargar las bicicletas sobre el hombro y avanzar.
Por las intensas lluvias de los días anteriores, hubo extensos tramos totalmente cubiertos con barro que se abrazaba a todas las bicicletas hasta formar un amasijo de metal y tierra roja. Al principio era la exquisitez de usar cuantos palos se encontraran para destrabar las ruedas; luego ya era con las manos, después de tomar el cuidado de sacar los guantes. Metros más adelante, con guante y todo y, más adelante, era casi surreal: cualquier charco de agua era válido para intentar despejar los gigantescos bodoques que se formaban alrededor de las ruedas, cadenas o los descarriladores de las bicicletas.
Muchos abandonaron la competencia por descomposturas, pero tampoco faltaron quienes repararon artesanalmente las cadenas e hicieron casi toda la carrera a una sola velocidad. Fui la afortunada del grupo “Fernando a Pedal” que decidió enfrentar en conjunto los inconvenientes y llegar todos juntos. Oscurecía cuando cruzamos el último torrentoso arroyo por culpa de las lluvias; nos alumbraron con luces de autos y motos, pero antes intentaron convencernos para subir a una camioneta y no cruzarlo por precaución. Nos negamos, ¡por supuesto! Entendimos la postura de seguridad de la organización, pero tomamos el riesgo. Faltaban 2 km para llegar. ¿Quién abandona cuando puede decir que cumplió el desafío?
La mayor cantidad hasta ahora
Colonia Melgarejo en el Guairá y en las faldas del Ybytyruzú fueron el sitio de partida para uno de los más atractivos circuitos anuales de bicicletas mountain bike (MTB), puntuable además para el campeonato nacional. Con la organización del Círculo Guaireño de Ciclistas (bajo el liderazgo de Fernando González) y el apoyo de la Federación Paraguaya de Ciclistas (con Kashi Garrido como titular), el Desafío Ybytyruzú, este año, congregó el mayor número de ciclistas que registró el evento.
Grupos de varias ciudades y distintos círculos se congregaron en Colonia Melgarejo; todo un sistema de posadas y alojamientos en la zona se puso a disposición desde el día antes, y fue aprovechado por gente que disfrutó para hacer turismo. Los tramos estuvieron cubiertos por hidratación a cargo de los guaireños con el apoyo incondicional de los Bomberos Voluntarios del Paraguay –filial Villarrica– y un sistema de asistencia médica con ambulancias a lo largo de todo el trayecto.
El desafío tuvo como ganadores en general masculino a Elvis Felisberto de Miranda y en la categoría damas a Agustina Quiroz. Otros ganadores de la categoría varones fueron Rubén Armoa, David Ozuna, Pablo Villamayor, Leandro André, Raúl Fernández y Héctor Guzmán. En la categoría femenina secundaron a Agustina las corredoras Liz Sánchez y Daisy Carolina F.
Después de todo, subir, cruzar y llegar era todo lo anhelado.
¡Hasta el año que viene, Ybytyruzú!
mabel@abc.com.py
Fotos Gentileza/José Andrés Fernández.