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El Chaco, ese pedazo enorme de nuestro mapa al que en las clases de geografía de la escuela solo se le dibujan vaquitas, tiene en realidad mucho más que eso. La cantidad de especies de fauna y flora que habitan sus cinco ecorregiones, perfectamente divisibles, es admirada a nivel global.
En el extremo noreste de nuestro mapa, nos encontramos con una región aún más peculiar: el Pantanal. Bolivia, Brasil y Paraguay comparten el humedal más grande del mundo. Este territorio pasa medio año bajo agua y, cuando estas bajan, dan lugar a una explosión de colores y vida. Además, estas son las aguas que abastecen a gran parte de la región para su sustento; por el ejemplo, al río Paraguay.
Sin embargo, su nivel de importancia es casi igual a su nivel de sensibilidad y, actualmente, corre peligro. Si no se controla y no se aplican las medidas necesarias para su resguardo, las especies animales pueden desaparecer y, al desaparecer los bosques, aumenta la polución. El impacto social que tendría no solo afectaría a las poblaciones aledañas, sino a gran parte de nuestro país y otros de la región.
Como una medida para defenderlo, nació hace dos años el proyecto Pantanal-Chaco (PaCha), reuniendo a organizaciones internacionales, nacionales y promoviendo fundamentalmente la participación de las comunidades que habitan esta región, como Fuerte Olimpo, Bahía Negra y los diversos poblados –en su mayoría indígenas– que los rodean.
Fabiana Benítez Popoff, encargada del proyecto por el Paraguay, explica que se trata de un plan de acciones que desarrollan conjuntamente con Bolivia, y que en nuestro país involucra a organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), Guyra Paraguay, y el Instituto de Derecho y Economía Ambiental (Idea). A su vez, estas organizaciones trabajan en la aplicación de programas de concienciación, protección y la creación de normativas que garanticen la seguridad del territorio.
“Existiendo, por ejemplo, ordenanzas municipales y facilitando el cumplimiento de estas ya se podría amortiguar en gran medida el impacto que tienen las acciones realizadas en la zona”, explica Víctor Tabel, de Idea.
Uno de los proyectos más ambiciosos para los cuales trabajan es la creación de un plan de ordenamiento territorial para el municipio de Bahía Negra. Esto hará posible que todos los sectores de la comunidad continúen desarrollando sus actividades, como la ganadería, pero sin ejercer ningún impacto para el ecosistema.
Además, este proyecto prevé la implementación de un sistema de provisión de agua, así como la provisión de infraestructura para salud y educación, la construcción de caminos y la elaboración de un catastro de la ciudad, que permitirá al municipio controlar el crecimiento de la ciudad.
Benítez Popoff explica que están trabajando muy de cerca con las comunidades, ya que son conscientes de que la mayor garantía de éxito, para lo que deseen emprender, es que estos planes sean propuestos por la propia población. “Solo ellos pueden saber realmente qué es lo que necesitan y, al sentirse empoderados, también tendrán más valor para defender su territorio”, expresa.
“Parte de los objetivos fundamentales de PaCha es incidir en las políticas públicas sobre los bienes internacionales, que se pueda garantizar la provisión de agua potable para la población, la seguridad alimentaria y la resilencia al cambio climático. Lograr mejorar la calidad de vida de quienes habitan en la zona, pero sin afectar el medioambiente”.
A largo plazo, explica Benítez, se planea lograr la conexión de las áreas protegidas del Chaco, para garantizar los movimientos migratorios de las especies, ya que varias de ellas están en peligro de extinción justamente por la pérdida de sus hábitats.
Los ishir chamacoco son la etnia con más presencia en la región. Sus líderes, nucleados en la Unión de Comunidades de la Nación Yshir (Uciny), participan activamente en las actividades del proyecto. Andrés Ozuna, uno de sus titulares, explicó que es una necesidad para ellos contar con un plan que les brinde la seguridad de que contarán con recursos para subsistir durante todo el año.
El plan PaCha arrancó en el 2016 y se extenderá hasta el 2020; para entonces, lo que se pretende es que los municipios, de por sí, puedan desarrollar políticas públicas acordes a la sensible zona en la que están asentados.
Texto y fotos
Mónica Bareiro