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El agua, la frecuencia de las comidas y los complementos alimenticios son tres claves que, sumadas a otras, pueden hacer que lo que resta del verano sea llevadero.
Los efectos de las altas temperaturas pueden provocar algunos malestares físicos. Una de las consecuencias más nefastas podría ser la deshidratación, asociada generalmente a un consumo ineficiente de líquido.
El Lic. Gustavo Ilutovich, especialista en nutrición, estética y reiki, indica unos sencillos tips para incorporarlos a la rutina.
Agua: ingerir entre dos y tres litros diariamente. Para quienes carecen de la sensación de sed, es bueno imponer un vaso de agua por hora durante todo el día, como si fuera un medicamento.
No saltear comidas: Hacer un desayuno, una media mañana con una fruta o un yogur descremado; un almuerzo ligero con verduras frescas o cocidas y un trozo de carne magra; merienda; cena liviana que incluya verduras y frutas, y una colación que podría ser una refrescante gelatina o media fruta.
No ingerir comidas muy abundantes ni ricas en grasa.
Es conveniente reforzar con un buen suplemento nutricional que aporte las vitaminas, minerales y oligoelementos que pudieran escasear en la alimentación.
Si se realizan actividades al aire libre, especialmente deportes, es muy importante la rehidratación, no solo con agua, pues se debe restablecer el equilibrio de las sales que se pierden con el intenso sudor. Agregar jugos de frutas y suero de rehidratación.
Restringir el consumo de bebidas alcohólicas.
En cuanto a la piel, no exponerse al sol en las horas de mayor intensidad, o sea entre las 11 y las 15.
Utilizar bloqueador solar siempre: Aun para salir a la calle diariamente. Así, se evitarán manchas, envejecimiento prematuro y diversas afecciones de la piel.
Al levantarse y antes de acostarse, realizar tres simples pasos para la lozanía del rostro: limpieza con un gel limpiador, tonificación aplicando un suave golpeteo e hidratación facial con una crema refrescante, de baja densidad. Lleva solo tres minutos y el resultado es sorprendente.
Proteger el cabello del sol, el viento y el cloro de la piscina utilizando una máscara capilar adecuada u otros tratamientos que su especialista le recomiende.
Tomar 10 minutos del día para relajarse, concentrándose solamente en la respiración, cómodamente sentado o acostado. Y se notará la diferencia.