Cuando llorar hace bien

Comienza con un leve temblor en los labios. O, tal vez, con un parpadeo cada vez más rápido para evitar el humedecimiento ocular. Pero antes de que uno se dé cuenta, las lágrimas se escapan de los ojos. Y sí, estamos llorando.

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Hay gente que llora en los nacimientos, bodas, fiestas de cumpleaños, el primer día de escuela de sus hijos… Hasta cuando ve una película como Titanic se ahoga en llanto.

Porque tan beneficioso como reír lo es llorar, puesto que ambos son estados emocionales innatos en el ser humano que lo ayudan a liberar emociones, ya sean positivas, en el caso de la risa, o negativas, en el caso del llanto.

Pero ¿por qué lloramos? “Es una reacción a la hiperactividad y las emociones intensas que nos sobrepasan. Con él liberamos adrenalina, hormona que ayuda en situaciones de estrés, y noradrenalina, neurotransmisor contrario a la anterior y que nos da sensación de desahogo”, explica la sicóloga Nena de Zelada. El efecto de estas dos hormonas juntas es tal que es muy común quedarse dormido después de llorar.

Es un acto universal que resulta bueno para liberarnos y desahogarnos en determinados momentos. Pero las lágrimas tienen también su lado negativo: por ejemplo, cuando se convierten en una respuesta inmediata a una situación frustrada o un acontecimiento negativo, o cuando las utilizamos para manipular y conseguir lo que queremos. “En estos casos, las usamos para algo más que la liberación emocional”.

Para Freud, llorar permite liberar emociones. Según la teoría freudiana, el llanto es una forma de catarsis, que significa un modo de liberar la energía de las emociones reprimidas que no han sido canalizadas adecuadamente. “Las lágrimas alivian, liberan y tienen fuerzas sanadoras. Asimismo, tienen una función comunicativa, ya que producen una respuesta de consuelo entre los presentes y, a lo largo de la evolución, ha quedado asociado el sentimiento de necesitar ayuda con la activación de las glándulas lagrimales”. Es por ello que es más probable que una persona llore cuando hay alguien presente que cuando está sola.

Derramamos lágrimas por diversos motivos: desde una irritación ocular hasta emociones como tristeza, desesperanza, impotencia, frustración, ira, dolor, alegría, felicidad. Nuestro llanto aflora cuando algún hecho nos causó mucha alegría y nos gustaría celebrar, porque algo o alguien nos decepcionó, o cuando sentimos desesperanza o frustración. “En todo caso, es la expresión más sublime de los sentimientos del ser humano, comparada con la risa tanto a nivel físico, psíquico y espiritual, pues detrás del llanto de una persona se ocultan muchos sentimientos”.

Dependiendo de si el motivo que lleva a la persona a llorar tiene una u otra causa, la composición química de las lágrimas varía en su nivel de salinidad. “Las lágrimas de origen emocional contienen proteínas, manganeso y hormonas, como la prolactina, en mayor cantidad que las lágrimas que ayudan a limpiar los ojos”.

El llanto es una forma primaria de liberar emociones, aunque últimamente se ha incorporado la noción equivocada de que es algo primitivo e infantil, que expresa debilidad, pero la realidad es que, además de un desahogo emocional, es una forma de liberar toxinas de nuestro organismo. “Es un proceso fisiológico válido para reducir el estrés, aunque no implica necesariamente una mejoría del estado de ánimo, mientras que la contención de lágrimas y su acumulación mantienen una tensión física y psíquica que prolonga el malestar”.

Pero no todos lloramos por los mismos motivos. Según varios estudios, existen diferencias en cuanto a la expresión del llanto de unas personas a otras, lo que incide en la función comunicativa de las lágrimas: las personas hipersensibles lloran más que las que cuentan con mayores recursos defensivos. Los individuos extrovertidos, que son más sociables y comunicativos, lloran más en comparación con los introvertidos.

Zelada indica que, a veces, lloramos también por contagio. Las emociones humanas son contagiosas, de la risa al llanto, pasando por casi cualquier estado de ánimo. Las personas suelen imitar el comportamiento de otras, especialmente en lo emocional. “Hay muestras en la historia de lo poderosas que son, pues el ser humano tiene la capacidad innata de condolerse o alegrarse con el otro conforme a la intensidad de los sentimientos que uno demuestra”.

Ellas lloran más

Esta diferencia entre sexos en cuanto al llanto comienza en la pubertad, ya que durante la infancia, hombres y mujeres lloran en similar medida. Las mujeres lloran más que los hombres y lo suelen hacer por diferentes razones: por ira o impotencia; ellos, por alegría u orgullo. Asimismo, los hombres parecen tolerar menos las lágrimas de otros. Esto parece deberse a la relación de la testosterona con la expresión de los sentimientos. A mayor producción de testosterona, mayor racionalización de los sentimientos. “Lo importante es saber que, en el fondo, ambos son capaces de sentir lo mismo ante tal o cual situación, aunque las expresiones a través del llanto sean diferentes”, puntualiza.

No es signo de debilidad

El llanto es una muestra de la pena que uno siente. Detrás del sufrimiento de una lágrima hay una liberación de un estado de angustia y dolor; es decir, hay unos beneficios:

•Mejora de la tensión.

•Disminuye la presión sanguínea.

•Produce relajación muscular y un efecto sedante generalizado.

•Restaura los niveles hormonales a sus valores normales originales.

mpalacios@abc.com.py

Fotos ABC Color/Gustavo Báez.

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