Cuando calienta el sol

Atrapar al sol es parte de un viejo sueño humano en todas las latitudes. El verano genera legiones de personas-lagartos aletargadas en espera del soñado color bronce en la piel.

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Aunque el astro rey está a ciento cincuenta millones de kilómetros de la Tierra, toda su actividad nos afecta. Las noticias anunciaban para el pasado miércoles una oleada de viento solar que, según dicen, afectaría las comunicaciones vía satélite por un corto tiempo, sobre todo en las zonas cercanas a los polos.

Por suerte, nuestro planeta posee la magnetosfera, su escudo natural para protegerse y desviar las partículas solares, que son altamente energéticas. Esta desviación a los polos provoca las hermosas auroras boreales y otros fenómenos atmosféricos. Nosotros no tenemos nada que temer, aseguran los expertos.

Para los babilónicos, el sol era la manifestación física de una inteligencia celestial corporizada. Warren Kenton dice: "Esta brillante deidad del día tenía muchas imágenes. Para algunos, era el ojo de Dios; para otros, un carro flamígero o una incandescente esfera aislada. En la época de los griegos, tomó la forma arquetípica de Apolo, el joven dorado cuya mirada enceguecedora solo podían sostener los honestos. Era el símbolo de la luz y la verdad. Es por eso que en astrología la posición del sol en la carta astral cobra una importancia primordial, porque el signo del zodíaco por el que transita el sol al momento del nacimiento  indica la naturaleza esencial de ese ser".

Los indios ojibways, habitantes del norte de los Estados Unidos, cuando se daba un eclipse solar, lanzaban al aire flechas encendidas con la esperanza de reavivar la luz agonizante.

Antes del siglo XV, se creía que el sol daba vueltas alrededor de la Tierra, hasta que Copérnico demostró lo contrario. Los egipcios le construyeron al sol la ciudad de Heliópolis, donde Ra personificaba al astro solar y era el dios al que cada dinastía de faraones tomó como su antepasado. Akenatón y su esposa Nefertiti sostenían que solamente ellos podían codearse con Ra en un plano de igualdad, demostrando así su poderío.

Hoy, el sol sigue alumbrándonos y es estudiado por la ciencia. No adoramos a Ra, pero reverenciamos al dólar. Los faraones de nuestro tiempo son los políticos que ocupan cargos de autoridad  y ejercen su poderío a nuestra costilla. Mientras el alto funcionariado gana millonadas y no cumple horario, laburantes esclavitos y esclavitas que ganan suelditos de morondanga tienen la obligación de marcar por reloj la hora de entrada y de salida. Los operarios de pacotilla trabajan de sol a sol. Decimos que una persona querida y amable es un sol. Y aunque me gusta oír que Luis Miguel canta cuando calienta el sol aquí en la playa, yo canto a voz de cuello que llueva, que llueva, que acabe la sequía, que se humedezcan los campos, las plantas, el pasto, los árboles y se alimenten las napas de agua subterráneas. Que sí, que no, que llueva un gran chaparrón. Agua, San Marcos, rey de los charcos…  
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