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Una veintena de obras de cerámica que parecen haber salido de las profundidades del mar se pudieron apreciar en la sala Agustín Barrios del Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA). Las piezas fueron creadas por Valérie Salvat, una mujer que hace tres décadas eligió nuestro país para vivir. Nació en Bastia, isla de Córcega (Francia). Estudió diseño y vestuario de modas en su país; más tarde su pasión por las formas y colores la trajeron a nuestras tierras.
En 2009 empezó a dar sus primeros pasos como artista en la Alianza Francesa, al principio hacía figuras de papel maché, luego participó de varios cursos de cerámica con profesores franceses, en los cuales se enfocaba en las máscaras, más tarde fortaleció su técnica en el taller de la artista Ofelia Fisman, en el cual se especializó en la utilización de esmalte.
En el momento de creación no utiliza bocetos, prefiere dejarse llevar; crear en absoluta libertad. Al barro o arcilla de Itauguá lo califica como el de mejor calidad y en cuanto sus manos entran en contacto con la masa, aunque no sabe ni siquiera ella misma cómo culminará, inicia un proceso encantador.
Cuando empezó a crear las figuras para esta exposición no tenía un tema definido, solo creaba desde el fondo de su corazón, empezó a darles color combinando óxido, esmalte y vidrio. Llamativamente, todos tenían una característica en común: parecían rocas o piezas extraídas desde el fondo del mar, especialmente por sus tonalidades grisáceas con importantes toques entre azul y verde.
“Tal vez, involuntariamente, mientras creaba esto volvía a mi feliz infancia entre las playas del mar Mediterráneo. No lo sé, lo tomé en cuenta recién cuando me lo dijo mi curador –Osvaldo Real Torres– y entendí que fue quizá porque es lo que tengo guardado en mi interior”, comenta.
Anteriormente, Valérie participó de varias exposiciones colectivas, aunque estas no le dieron mucho renombre, por lo que Real Torres decidió presentarla oficialmente en este ámbito. Esta propuesta le tomó por sorpresa y, según comentó, al principio le dio un poco de miedo, pero con la confianza que le transmitía su curador pudo afrontar el desafío y quedar orgullosa con los resultados.
Real Torres, curador independiente y miembro de la Asociación Internacional de Críticos del Arte (AICA), dijo “hace algunos años descubrí sus formas en muestras colectivas que atrajeron mi mirada, por ser muy especiales y diferentes a lo que comúnmente se ve, entonces, propuse presentarla”.
El curador describe que “en esta serie podemos apreciar las finas estructuras acuáticas que como frágiles encajes, se yerguen buscando la luz; otras, languidecen cual durmientes sirenas o, simplemente, protoplasmas, abstracciones que parecen expandirse lentamente”.
Valérie desde hace unos años se desempeña como secretaria de la Embajada de Bélgica en Paraguay y tras las buenas críticas que recibió por sus obras, ya está pensando en su próximo desafío. Adelantó que su tema podría ser el de la tierra “nací y pasé mis primeros años de vida en una isla rodeada de mar, pero mis tres últimas décadas las viví en esta ‘isla rodeada de tierra’, como decía Roa Bastos, así que por qué no hacerle un homenaje”, finalizó.
mbareiro@abc.com.py