El comité noruego, encargado de designar anualmente a los merecedores del Premio, habían dicho que ella está "al frente de la lucha para promocionar un desarrollo ecológico, que sea viable socialmente, económicamente y culturalmente, en Kenia y en Africa".
Un poco de historia
Para llegar a esta instancia, Maathai tuvo que recorrer un largo y, en ocasiones, tortuoso camino. Nació en Kenia en el año 1940, madre de tres hijos, fue una de las primeras mujeres de Africa occidental con una cátedra universitaria y con un doctorado en Biología.
Además de sus conocimientos en el campo científico, la Nóbel de la Paz 2004 también incursionó en el ámbito literario. Ambos conocimientos, sumados a su carisma, la llevaron a construir una red aglutinando tanto a ricos como a pobres, ilustrados e iletrados para trabajar en favor del desarrollo social y ecológico de su país.
Este trabajo se inició con la fundación del movimiento Cinturón Verde, uno de los programas de protección medioambiental de más éxito, gracias al cual se plantaron en Kenia 20 millones de árboles, sobre todo por mujeres.
Desde los inicios de su tarea, tuvo confrontaciones con Daniel Arap Moi, quien entonces emergía como dictador de Kenia.
Lucha
Inolvidables son las imágenes de la década del 90, cuando Wangari Maathai y muchos de sus seguidores se enfrentaron pacíficamente a los especuladores inmobiliarios ligados al Gobierno, y lograron defender el parque de Uhuru, el pulmón de la gigantesca ciudad de Nairobi, premunidos sólo de la fuerza de sus ideas. Son imágenes que en su día dieron la vuelta al mundo y que surtieron efecto, también en el plano internacional.
Wangari salió magullada pero, en definitiva, fortalecida e incólume de las innumerables confrontaciones con la dictadura. Su valor y resistencia de largo aliento contribuyeron en forma sustancial, a forjar una corriente de base en la sociedad civil keniana que, a la larga, tendría repercusiones en todo el continente africano. Su batalla en defensa por la preservación de la naturaleza, la libertad y la emancipación de las mujeres de su pueblo merece el máximo reconocimiento que simboliza el Premio Nóbel de la Paz 2004.
Según pasaron los años
En 1964 logró el doctorado en Ciencias Biológicas en la Universidad Mount St. Scholastica de Atchison, en Kansas. En 1971 fue la primera profesora en Anatomía Veterinaria y luego la primera decana de la facultad de Medicina Veterinaria en la Universidad de Nairobi.
En 1977 fundó el movimiento del Cinturón Verde, el principal y más exitoso proyecto de reforestación de árboles en Africa, que tan sólo en Kenia ha plantado más de 10 millones de árboles para detener la erosión de la tierra.
Dicho movimiento, integrado especialmente por mujeres, combina desarrollo comunitario y protección medioambiental, y propaga entre los miles de kenianos que viven en la pobreza, la simple idea de que plantar árboles mejorará sus vidas, la de sus hijos y nietos.
Desde ese mismo año (1977), se convirtió en un miembro activo del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia, el cual presidió de 1981 a 1987.
La médica veterinaria pasó en 1978 un periodo de sus estudios en Alemania.
En 1986, el movimiento de Maathai impulsó una Red Panafricana y se realizaron similares planes de replantación de árboles en más de 30 países de Africa. Entre ellos: Etiopía, Lesotho, Malawi, Tanzania, Uganda y Zimbabwe, y en otras partes del mundo.
Maathai participó en la formación del opositor Foro para la Restauración de la Democracia (FORD), y en 1992 fue golpeada por la policía mientras mantenía una huelga de hambre en demanda de la liberación de presos políticos.
Su oposición a un proyecto de construcción en la selva keniana, atrajo la atención mundial en 1998, y la revista estadounidense "Time" la eligió "héroe del planeta".
La también defensora de la condonación de la deuda externa del Tercer Mundo, entró a la escena política en diciembre de 2002 como diputada en el Parlamento.
En enero de 2003, el presidente keniano Mwai Kibaki, la nombró viceministra de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Vida Salvaje.
Su compromiso se ha visto recompensado con muchos galardones, como el de Mujeres del Mundo de Women Aid (1989), el de la Fundación Ecologista Goldman (1991), el Premio Africa de Naciones Unidas (1991) y el Petra Kelly (2004).