Chalets con clase

La muestra más acabada del ascenso social en la Asunción de fines del siglo XIX y principios del siglo XX estaba en los “chalets” y quintas de las afueras de la ciudad. Las residencias de las avenidas Asunción (hoy Mariscal López), España y sus adyacencias, que aún subsisten con todo su esplendor, así lo confirman. Algunas tienen por carta de presentación las placas con ilustres apellidos, y otras perpetuaron el nombre de las matronas del hogar.

En el siglo pasado la quinta de los tres hermanos Scavone, ubicada sobre el camino a Manorá, era un verdadero paraíso. Así la recuerda hoy María Luisa Scavone de Meda, hija del químico y farmacéutico Miguel Scavone y, por tanto, sobrina de Domingo y Laviero.

Los tres habían venido de la Basilicata, la región del emperador Tito, dejando atrás su Italia natal en busca de mejores horizontes en estas tierras. "Parecía un Jardín Botánico. Había plantas de todas partes del mundo: cacao, vainilla, canela, uva moscatel y ciruelas. Tenía cinco variedades de mangos y otras cinco variedades de naranjas, junto con mandarinas y pomelos. Teníamos un rosedal con 300 variedades y en el fondo de la propiedad, un bosque natural y un arroyito cristalino donde se podía pescar", describe la descendiente de uno de los Scavone, hoy al frente de Laboratorios Catedral.

De la quinta también salían los cítricos para la exportación a Buenos Aires y que eran comprados exclusivamente por la poderosa firma Canessa.

La finca tenía 11 hectáreas que representaban un verdadero edén en una zona inhóspita de Asunción hasta donde se llegaba por un estrecho camino, fangoso en días de lluvia y bordeado de matorrales. Algunos tramos estaban totalmente ganados por las malezas.

Los hermanos Scavone llegaron al país en 1902 y se instalaron en el centro de Asunción, pero cuando adquirieron la casa, los tres la habitaban por temporadas. La Villa Scavone no fue construida por ellos, sino fue comprada al Banco de la República el 11 de noviembre de 1919 y, desde entonces, estaba a nombre de la Sociedad Anónima Scavone Hermanos.

Originalmente pertenecía a Anselma Denys de Heyn, la misma dueña de la Villa Heyn, hoy Centro Cultural de la Embajada del Brasil (de Mariscal López y Perú), y se habría construido ya en las últimas décadas del siglo XIX, allá por 1890, se calcula.

El estilo neoclásico de esta antigua hacienda se muestra en sus esculturas de porcelana (con el sello de Porto y las firmas FA Devezas y J Pa Valente) que ya tenía en sus jardines. Las dispuestas al pie de la escalinata principal simbolizan a la "primavera" y al "estío"; las del jardín medio representan el "comercio" y la "industria" y las de la calle al "otoño" y al "invierno". Completan el escenario añosas palmeras y vestigios de una fuente que otrora se surtía de agua desde sus alas de un ángel.

"Se compró así mismo. No sabemos quién pudo haber sido el arquitecto, pero se nota que sus dueños iniciales, los Heyn, eran una familia muy poderosa", explica María Luisa Scavone al destacar que existe todo un proyecto de remodelación y recuperación de la villa para las reuniones médicas y conferencias.

De hecho, cuando sus antiguos moradores utilizaron la casona como quinta de fin de semana hasta los años "50 ya servía para reuniones de médicos. El problema estaba en su lejanía del centro y el mal estado del camino. Pero una vez mejoradas las condiciones con el empedrado y mucho después, con el asfaltado, pasó a ser una de las oficinas de Laboratorios Catedral.

"Estuvo un tiempo en desuso ya que los médicos no querían llegar hasta allí porque por esa época no había tantas comodidades ni servicios. El agua, por ejemplo, se surtía de un pozo con molino de viento y no había electricidad".

Hoy, un poco deteriorada, la villa conserva vestigios de su esplendor de antaño en las esculturas, la galería que circunda la casa, las aberturas originales y el cielorraso con frescos originales que había sido restaurado en más de una ocasión por los descendientes.

La majestuosa casa Angulo

Otro símbolo entre las villas suburbanas de la Asunción de otros tiempos es la majestuosa Casa Angulo, hoy sede del Rectorado de la Universidad Nacional de Asunción en la Avda. España 1098.

Se trata de una villa palladiana (del latín "palladium") inspirada fielmente en el estilo renacentista italiano. Era la residencia original de don Nicolás Angulo, comerciante de plaza y cónsul general de España en Paraguay.

Fue construida a finales del siglo XIX por el arquitecto español y comerciante de la construcción José Marsal. Su fotografía ya aparece en el Album Gráfico del Paraguay de Monte Domecq editado en 1911 con motivo del centenario de la independencia nacional.

Cuando la desocuparon los descendientes del propietario inicial, fue residencia del embajador de los Estados Unidos en nuestro país; hoy es la fabulosa sede del Rectorado de la Universidad Nacional de Asunción. Entre los elementos neoclásicos se destacan el jardín, la escalinata de mármol, y volumen tipo podium, la galería del frente y otra galería entre el edificio principal y el patio del fondo. Todo esto conformado en "U". Los pisos originales de la fábrica Pozzi se conservan en planta alta y los de la planta baja corresponden a una reposición de la misma firma. Además se recuperaron todos los frescos que tenía en los muros y se reprodujeron otros en donde ya era imposible el rescate.

Su impecable conservación e iluminación se concretó el año pasado y estuvo a cargo de la Facultad de Arquitectura con el patrocinio de la Embajada de Alemania en Paraguay. El equipo de trabajo fue liderado por el Arq. Carlos Cataldi junto con la Arq. María Gloria González en la investigación histórica y la Arq. Elizabeth Camacho, especialista en restauración. También tuvieron activa y destacada participación los docentes y alumnos de las áreas de historia y conservación de patrimonio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción.

Quinta Urrutia

La casa quinta Urrutia (Avda. España 926 y Padre Pucheau) es otra muestra de la Asunción de otrora y su célebre camino que conducía a Manorá.

Es una "casa aislada entre medianeras" rodeada casi enteramente por amplios jardines, estilo propio del renacimiento italiano. Fue construida a principios del siglo XX (En 1918 ya aparece en el libro El Paraguay Ilustrado de W. Chávez) y era propiedad original de don Gregorio Urrutia; actualmente pertenece a Gustavo A. Domínguez Stroesner.

La construcción se acredita al maestro de obras Esteban Caligaris, quien vino a nuestro país con la corriente migratoria de fines del siglo XIX y realizó numerosas obras en la ciudad como el Palacio de don Eusebio Torres, hoy Ministerio del Interior; el chalet de don Alfredo Minner, hoy Fondo Ganadero y otras construcciones.

La villa Pfannl

Llegamos a otra de las emblemáticas viviendas que marca un hito en la ciudad. Es la denominada Villa Pfannl, hoy "Casona de Coomecipar", sede social de la Cooperativa de Médicos, ubicada en la calle San José esq. Río de Janeiro.

Construida en la primera década del siglo XX, era propiedad original de la familia Pfannl-Arza. Es una muestra de casa quinta o chalet como se las denominaba entonces. Estaban asentadas en inmensos terrenos y por lo general tenían galerías abiertas a la calle, altas pilastras de adornados capiteles, coronadas con medallones y balaustres. Los pórticos de estas construcciones comunican los espacios y áreas de transición a las que se ingresa a través de trabajadas puertas que conducen a amplios interiores y lugares de recepción. Todo esto caracteriza a las villas suburbanas con influencias del renacimiento italiano, tan en boga en nuestro país a fines del siglo XIX y principios del XX.

"Además de sus valores tipológicos, constructivos y de referencia histórica y cultural, estas edificaciones poseen características artísticas y estético- formales relevantes que la hacen representativa de su época y estilo y es testimonio importante de la historia urbano-arquitectónica de nuestra ciudad, que nos permite no solo conocer la historia de la arquitectura asuncena en una de sus manifestaciones, sino que sus habitantes la identifican con el pasado urbano en lo que a tradición constructiva se refiere", asegura la Arq. María Teresa Miranda, directora de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Asunción.

La historia de las villas suburbanas es la historia misma de la ciudad, cuando comenzó a expandirse la población hacia el lado este generando los barrios periféricos al centro y enlazando con Villa Morra a lo largo de la entonces denominada avda. Asunción.

La casa de don Laviero

Por la antigua avenida Asunción, entre la ciudad propiamente dicha y Villa Morra, fueron apareciendo otras casas con mucha alcurnia. Una de ellas también pertenecía a uno de los Scavone, a don Laviero. Hasta hoy sigue ocupando un enorme predio de 4.000 metros cuadrados en la esquina de Mcal. López y 22 de Setiembre.

La gran mayoría de estas iniciales quintas se convirtieron en viviendas permanentes, cuando en 1901 el intendente municipal Juan Manuel Sosa Escalada dispuso que las avenidas Asunción y España fueran empedradas. Se sumó a ello la implantación del sistema de tranvías eléctricos de 1913, con lo cual tener un “chalet” sobre la avda. Asunción era la muestra más acabada de ascenso social.

Tras el fallecimiento de su propietario original, la antigua Villa L. Scavone, luego de ser habitada por sus descendientes hasta no hace mucho tiempo, fue alquilada a la Fundación Cabildo, organismo no gubernamental para la conservación del patrimonio cultural y la Dirección General de Bienes Culturales entre los años 1990 y 1992. Luego fue vendida al Banco de Desarrollo del Paraguay y finalmente pasó a la firma Arcallana, que es la actual propietaria.

Llaman la atención sus pilares y rejas diseñadas siguiendo las pautas formales de la edificación. Estos elementos y sus variantes, durante mucho tiempo, fueron el sello distintivo de la avenida, que lastimosamente está siendo cercenado en pro de los estacionamientos requeridos por ordenanza para las actividades comerciales, perdiéndose así no solo la calidad estilística del paseo, sino también la calidad ambiental.

Rasgos distintivos de las villas italianizantes están presentes: un podium que la sobreeleva del jardín al cual se integra a través de una escalinata que le confiere jerarquía al acceso.

Con “piano nobile”

No lejos de la casa de don Laviero, en Mariscal López y General Santos, emerge la Villa Jacquet Velilla. Son dos edificaciones que presentan en sus respectivas fachadas un "piano nobile" elevando las construcciones y creando un desnivel respecto al jardín, dando lugar a una típica escalinata que jerarquiza los accesos como así también a la conformación de sótanos para depósitos y servicios.

No se tiene certeza de los constructores aunque los descendientes de los propietarios originales acreditan la construcción del bloque más antiguo al constructor italiano de apellido Norrone.

La Villa Jacquet Velilla, tras el fallecimiento de sus dueños iniciales, fue alquilada por las descendientes doña Felicia Ercilia Jacquet Velilla de Harrison y doña Hipólita María Magdalena Jacquet Velilla de Delgado, a la Embajada Italiana en primer término, luego a la Misión Cultural Brasilera y Escolinha de Arte y seguidamente al Instituto Paz.

En 1991, el inmueble fue vendido a la Dra. Argentina Menéndez Menéndez, de nacionalidad española, y alquilado por sta al movimiento político de la A.N.R. liderado por Juan Carlos Wasmosy y Angel R. Seifart para su puesto de comando central durante todo el año 1992. Posteriormente, la propiedad fue adquirida por el Grupo Empresarial Arcallana S.A. y es actualmente sede de sus oficinas.
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