Los tres habían venido de la Basilicata, la región del emperador Tito, dejando atrás su Italia natal en busca de mejores horizontes en estas tierras. "Parecía un Jardín Botánico. Había plantas de todas partes del mundo: cacao, vainilla, canela, uva moscatel y ciruelas. Tenía cinco variedades de mangos y otras cinco variedades de naranjas, junto con mandarinas y pomelos. Teníamos un rosedal con 300 variedades y en el fondo de la propiedad, un bosque natural y un arroyito cristalino donde se podía pescar", describe la descendiente de uno de los Scavone, hoy al frente de Laboratorios Catedral.
De la quinta también salían los cítricos para la exportación a Buenos Aires y que eran comprados exclusivamente por la poderosa firma Canessa.
Los hermanos Scavone llegaron al país en 1902 y se instalaron en el centro de Asunción, pero cuando adquirieron la casa, los tres la habitaban por temporadas. La Villa Scavone no fue construida por ellos, sino fue comprada al Banco de la República el 11 de noviembre de 1919 y, desde entonces, estaba a nombre de la Sociedad Anónima Scavone Hermanos.
Originalmente pertenecía a Anselma Denys de Heyn, la misma dueña de la Villa Heyn, hoy Centro Cultural de la Embajada del Brasil (de Mariscal López y Perú), y se habría construido ya en las últimas décadas del siglo XIX, allá por 1890, se calcula.
"Se compró así mismo. No sabemos quién pudo haber sido el arquitecto, pero se nota que sus dueños iniciales, los Heyn, eran una familia muy poderosa", explica María Luisa Scavone al destacar que existe todo un proyecto de remodelación y recuperación de la villa para las reuniones médicas y conferencias.
De hecho, cuando sus antiguos moradores utilizaron la casona como quinta de fin de semana hasta los años "50 ya servía para reuniones de médicos. El problema estaba en su lejanía del centro y el mal estado del camino. Pero una vez mejoradas las condiciones con el empedrado y mucho después, con el asfaltado, pasó a ser una de las oficinas de Laboratorios Catedral.
Hoy, un poco deteriorada, la villa conserva vestigios de su esplendor de antaño en las esculturas, la galería que circunda la casa, las aberturas originales y el cielorraso con frescos originales que había sido restaurado en más de una ocasión por los descendientes.
La majestuosa casa Angulo
Se trata de una villa palladiana (del latín "palladium") inspirada fielmente en el estilo renacentista italiano. Era la residencia original de don Nicolás Angulo, comerciante de plaza y cónsul general de España en Paraguay.
Fue construida a finales del siglo XIX por el arquitecto español y comerciante de la construcción José Marsal. Su fotografía ya aparece en el Album Gráfico del Paraguay de Monte Domecq editado en 1911 con motivo del centenario de la independencia nacional.
Su impecable conservación e iluminación se concretó el año pasado y estuvo a cargo de la Facultad de Arquitectura con el patrocinio de la Embajada de Alemania en Paraguay. El equipo de trabajo fue liderado por el Arq. Carlos Cataldi junto con la Arq. María Gloria González en la investigación histórica y la Arq. Elizabeth Camacho, especialista en restauración. También tuvieron activa y destacada participación los docentes y alumnos de las áreas de historia y conservación de patrimonio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción.
Quinta Urrutia
Es una "casa aislada entre medianeras" rodeada casi enteramente por amplios jardines, estilo propio del renacimiento italiano. Fue construida a principios del siglo XX (En 1918 ya aparece en el libro El Paraguay Ilustrado de W. Chávez) y era propiedad original de don Gregorio Urrutia; actualmente pertenece a Gustavo A. Domínguez Stroesner.
La construcción se acredita al maestro de obras Esteban Caligaris, quien vino a nuestro país con la corriente migratoria de fines del siglo XIX y realizó numerosas obras en la ciudad como el Palacio de don Eusebio Torres, hoy Ministerio del Interior; el chalet de don Alfredo Minner, hoy Fondo Ganadero y otras construcciones.
La villa Pfannl
Construida en la primera década del siglo XX, era propiedad original de la familia Pfannl-Arza. Es una muestra de casa quinta o chalet como se las denominaba entonces. Estaban asentadas en inmensos terrenos y por lo general tenían galerías abiertas a la calle, altas pilastras de adornados capiteles, coronadas con medallones y balaustres. Los pórticos de estas construcciones comunican los espacios y áreas de transición a las que se ingresa a través de trabajadas puertas que conducen a amplios interiores y lugares de recepción. Todo esto caracteriza a las villas suburbanas con influencias del renacimiento italiano, tan en boga en nuestro país a fines del siglo XIX y principios del XX.
"Además de sus valores tipológicos, constructivos y de referencia histórica y cultural, estas edificaciones poseen características artísticas y estético- formales relevantes que la hacen representativa de su época y estilo y es testimonio importante de la historia urbano-arquitectónica de nuestra ciudad, que nos permite no solo conocer la historia de la arquitectura asuncena en una de sus manifestaciones, sino que sus habitantes la identifican con el pasado urbano en lo que a tradición constructiva se refiere", asegura la Arq. María Teresa Miranda, directora de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Asunción.
La historia de las villas suburbanas es la historia misma de la ciudad, cuando comenzó a expandirse la población hacia el lado este generando los barrios periféricos al centro y enlazando con Villa Morra a lo largo de la entonces denominada avda. Asunción.
La casa de don Laviero
Por la antigua avenida Asunción, entre la ciudad propiamente dicha y Villa Morra, fueron apareciendo otras casas con mucha alcurnia. Una de ellas también pertenecía a uno de los Scavone, a don Laviero. Hasta hoy sigue ocupando un enorme predio de 4.000 metros cuadrados en la esquina de Mcal. López y 22 de Setiembre.
La gran mayoría de estas iniciales quintas se convirtieron en viviendas permanentes, cuando en 1901 el intendente municipal Juan Manuel Sosa Escalada dispuso que las avenidas Asunción y España fueran empedradas. Se sumó a ello la implantación del sistema de tranvías eléctricos de 1913, con lo cual tener un chalet sobre la avda. Asunción era la muestra más acabada de ascenso social.
Tras el fallecimiento de su propietario original, la antigua Villa L. Scavone, luego de ser habitada por sus descendientes hasta no hace mucho tiempo, fue alquilada a la Fundación Cabildo, organismo no gubernamental para la conservación del patrimonio cultural y la Dirección General de Bienes Culturales entre los años 1990 y 1992. Luego fue vendida al Banco de Desarrollo del Paraguay y finalmente pasó a la firma Arcallana, que es la actual propietaria.
Llaman la atención sus pilares y rejas diseñadas siguiendo las pautas formales de la edificación. Estos elementos y sus variantes, durante mucho tiempo, fueron el sello distintivo de la avenida, que lastimosamente está siendo cercenado en pro de los estacionamientos requeridos por ordenanza para las actividades comerciales, perdiéndose así no solo la calidad estilística del paseo, sino también la calidad ambiental.
Rasgos distintivos de las villas italianizantes están presentes: un podium que la sobreeleva del jardín al cual se integra a través de una escalinata que le confiere jerarquía al acceso.
Con piano nobile
No lejos de la casa de don Laviero, en Mariscal López y General Santos, emerge la Villa Jacquet Velilla. Son dos edificaciones que presentan en sus respectivas fachadas un "piano nobile" elevando las construcciones y creando un desnivel respecto al jardín, dando lugar a una típica escalinata que jerarquiza los accesos como así también a la conformación de sótanos para depósitos y servicios.
No se tiene certeza de los constructores aunque los descendientes de los propietarios originales acreditan la construcción del bloque más antiguo al constructor italiano de apellido Norrone.
La Villa Jacquet Velilla, tras el fallecimiento de sus dueños iniciales, fue alquilada por las descendientes doña Felicia Ercilia Jacquet Velilla de Harrison y doña Hipólita María Magdalena Jacquet Velilla de Delgado, a la Embajada Italiana en primer término, luego a la Misión Cultural Brasilera y Escolinha de Arte y seguidamente al Instituto Paz.
En 1991, el inmueble fue vendido a la Dra. Argentina Menéndez Menéndez, de nacionalidad española, y alquilado por sta al movimiento político de la A.N.R. liderado por Juan Carlos Wasmosy y Angel R. Seifart para su puesto de comando central durante todo el año 1992. Posteriormente, la propiedad fue adquirida por el Grupo Empresarial Arcallana S.A. y es actualmente sede de sus oficinas.