Carrulim. Anti mala onda

El primer día de agosto, todos los años, hay gente que toma el carrulim (caña, ruda y limón) como una manera de ahuyentar los males que pudieran venir con este mes. Mito o realidad, esta tradición, lejos de irse con los vientos del tiempo, va ganando cada vez más adeptos.

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Mientras algunos afirman que las tradiciones son imaginarias, otros se esfuerzan por conservarlas como parte de nuestra identidad. A medida que algunas se van perdiendo, otras van cobrando más fuerza. Entre estas tradiciones están, por ejemplo, el clásico carrulim (caña, ruda y limón), el brebaje que se bebe el 1 de agosto como antídoto contra la mala onda, además de las siete hierbas en el mate o tereré. 

Según el Lic. Clemente Cáceres, promotor cultural de la Dirección General de Cultura de la Municipalidad de Asunción y encargado de las recordaciones del calendario folclórico, la costumbre de beber carrulim es bastante antigua. “Recuerdo haberle hecho, para el diario La Tribuna, una entrevista al Dr. Dionisio González Torres, quien es el único referente que tiene asidero científico sobre ciertas creencias populares, como el carrulim, el ojeo, kambyryru jere y cosas en las que el pueblo cree, y hay muchos estudiosos, médicos científicos, que afirman que son agüerías”, comenta. 

Para Cáceres, de hecho, las enfermedades existen y el pueblo les da un nombre, y quieren curarlas con oraciones, les ponen cualquier yuyo o elemento placebo, pero el Dr. González Torres les había dado sentido a muchas cosas. “El carrulim es un aporte de los españoles. Estos tres eran los principales elementos de la medicina popular”, subraya. 

Agrega que el alcohol, la caña —además de ser un elemento espirituoso y embriagante— siempre fue remedio y antigripal, al igual que el limón junto con la ruda, que es un remedio caliente. “Pero también tiene como un sentido chamánico. La ruda ahuyenta la mala onda, el mal augurio; por lo tanto, la gente iba mechando eso: un poco de medicina y otro de cosas sobrenaturales, el poder curativo de la ruda”, cuenta. 

Así se comenzó a utilizar, aunque, tal vez, el nombre de carrulim habrá aparecido recién a finales del 1800. Según González Torres, esta mezcla era un poderoso antigripal que se consumía desde el inicio del invierno hasta setiembre. “Actualmente, esta bebida ha sido desplazada por la medicina moderna y solo ha quedado como un antídoto contra la mala onda, para ahuyentar los males de agosto”, afirma.

Resalta que, realmente, antes era un antigripal y se consumía unos traguitos, o como un aperitivo antes de dormir y al amanecer, pero como medicina. Se toma el 1 de agosto, porque es un mes muy difícil. “Posiblemente, porque sus días cambian de extremo a extremo: un día hace mucho calor y, al siguiente, mucho frío. Además del ambiente muy poluido, con polvo, polen y ácaros, porque las plantas y los animales pasan por transformaciones normales y producen alergias”, señala. 

Un cuerpo debilitado, que pasó por una gripe y complicaciones desde el invierno hasta agosto, llega sin defensas, así que un estado gripal puede llevarle a la muerte. Por eso, este mes viene cargado de refranes: “Agosto, guâiguî ha vaka piru rerahaha” o “Aníke nde pochy, cháke ne akã okapúne ha ne muerte arrepentínata”, por la muerte súbita, que no es otra cosa que un accidente cerebrovascular. “Antes, la gente se moría y no sabía por qué. En agosto, como la gente se curó con el carrulim, lo sigue tomando el 1 de agosto, pero un solo día no es suficiente, no hace nada”.

El 1 de agosto se toma el tereré o mate con las siete hierbas, para “apaciguar la sangre y evitar la muerte repentina”. Esta es una tradición que se cumple también por la creencia de que la sangre se altera en agosto. “Las siete hierbas son agosto poty —con esta hay que tener cuidado, porque dicen que es tóxica—, pyno’i, ruda, verbena’i, ajenjo, ka’a piky y romero”, detalla. 

Según Cáceres, en cuanto al carrulim, tomar los siete tragos ese día no cumple con ninguna función defensiva. “Es nada más que tradición. Para que realmente surta efecto, se deben consumir unos traguitos antes de acostarse, todos los días de invierno. Su único asidero científico es que resulta como antigripal”, asegura. 

El 1 de agosto, Clemente Cáceres, coordinador de Tembi’u Paraguay, dependiente de la Dirección de Acción Cultural de la Municipalidad de Asunción, preparará en la Plaza Uruguaya, además de las comidas típicas, el carrulim tradicional y el afrodisiaco con katuáva —un energizante—, cáscara de guavirami —para mejorar su sabor— y miel de abeja. “Los esperamos para comenzar agosto con buen espíritu”, insta.

Por su parte, Javier Torres, promotor cultural e investigador de las hierbas medicinales, comenta que se están preparando con todo para celebrar el Día Nacional del Pohâ Ñana, una fecha muy importante para los vendedores de yuyos del Mercado 4, porque las hierbas forman parte de la tradición de los paraguayos. “A la mañana, en el mate y, después, en el tereré”. 

Así también, asegura que tomar carrulim y las siete hierbas todavía es una costumbre muy arraigada en nuestro país. Coincide en que, ante la creencia de que agosto es un mes muy complicado para la salud, continúa la práctica para renovar la sangre. “Los vendedores de yuyos estamos muy contentos, porque se sigue manteniendo esta costumbre. Recuerdo que, el año pasado, mucha gente se quedó sin tomar, porque muy pronto se terminó lo que habíamos preparado”, expresa.

Actualmente, Torres está trabajando con la Secretaría Nacional de Cultura para que el pohâ ñana y el tereré sean declarados patrimonio cultural inmaterial por la Unesco. “Es la primera vez que el Paraguay va a presentar una candidatura. Yo estoy colaborando con ellos de manera independiente”, comenta. 

En cuanto al carrulim, indica que se bebe en ayunas. “Hay gente que le agrega katuáva, guavirami y miel de abeja para cambiarle el sabor y, además, le da un poder afrodisíaco”, refiere. También recomienda tomar las siete hierbas —agosto poty, romero, ajenjo, ka’apiky, verbena’i, pyno’i y ruda— en el tereré para renovar la sangre. “Con el agosto poty hay que tener prudencia, porque es muy tóxico; apenas dos o tres florcitas. Esta planta y el pyno’i aparecen este mes, pero solo una de las dos se puede tomar todos los días, no las siete hierbas”, recomienda.

Según Torres, se bebe los siete tragos de carrulim por tradición y por temor a la mala fama de agosto, y también recuerda el dicho: “Agosto, vaka piru ha guâiguî rerahaha”. “Lo ideal es tomar todos los días de agosto. Si se toma los siete tragos, sería para una semana. Algunos cambian la caña por vodka u otra bebida con alcohol, porque este es el que hace bien”, puntualiza. 

Torres, al igual que Cáceres, considera que la bebida es efectiva por donde se la mire, porque además de purificar la sangre y evitar desgracias, adquiere poderes afrodisíacos con otros agregados, por lo que ¡bien vale más de un trago!

Estas prácticas populares persisten y constituyen un reconocimiento de nuestra particularidad cultural. Es importante mantenerlas en una época en la cual todo está globalizado. Son maneras de comprender una cultura que se va diluyendo poco a poco, pero que conserva todavía sus elementos presentes y plenamente vigentes de manera inconsciente, y que se mantienen como una tradición permanente gracias a una práctica social que se repite a lo largo del tiempo.  

Sepa más

Ese día, el carrulim estará a la venta en la Plaza Uruguaya y el Mercado 4, a G. 5000 y G. 10.000.

Agradecimientos: Farma Yuyo. Ruth A. Garay Decoraciones.

mpalacios@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Silvio Rojas/Diego Peralbo.

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