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Tres años después de cumplirse el 50.º aniversario de su muerte, el pasado 7 de noviembre se conmemoró el centenario del nacimiento de Albert Camus, uno de los grandes intelectuales del siglo XX, que perdió la vida en un accidente de tráfico poco después de haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Camus nació en 1913 en la localidad argelina de Mondovi, entonces bajo el dominio francés. Tras la prematura muerte de su padre durante la Primera Guerra Mundial, se trasladó junto a su madre, una mujer analfabeta de origen menorquín, y su hermano a Argel, donde llevó a cabo sus estudios en la rama de filosofía, de la que no pudo licenciarse al contraer la tuberculosis.
En Argel trabajó como periodista y actor junto a movimientos políticos de izquierda. En 1935 comenzó a escribir El revés y el derecho, y poco después abandonó el Partido Comunista. Al cerrar el Gobierno el diario del Frente Popular, donde trabajaba, Camus tuvo que emigrar a París, donde continuó su labor de periodista hasta la Segunda Guerra Mundial, en la que participó en la Resistencia.
Del existencialismo a lo absurdo
Su literatura estuvo vinculada en principio al existencialismo, corriente de la que se alejará, al igual que lo hizo del marxismo. Desde allí construirá una obra acerca de la condición humana que, desde el absurdo, tiene que rebelarse para lograr existir.
Desde esa lejanía, y en una rebelde defensa de la libertad del ser humano, Camus fue uno de los primeros integrantes de la izquierda en denunciar los regímenes comunistas, lo que le supuso el reproche de antiguos compañeros e intelectuales de su época, encabezados por Jean-Paul Sartre.
“La voluntad creadora −decía Camus− “no debe estar nunca al servicio de posiciones ideológicas que cercenan las fuerzas de la naturaleza, de la pasión y de la vida”.
En 1942 publicó El extranjero, considerada pieza fundamental del existencialismo, en la que a través de su personaje protagonista, Meursault, un hombre acusado de asesinato, encarna el sentimiento de apatía del ciudadano europeo de entreguerras a través del viaje interior que recorre desde la indiferencia hacia el compromiso.
Cádiz es el escenario de El estado de sitio, un alegato de Camus a favor de la rebeldía contra la tiranía del poder, que fue estrenada en 1948.
En 1951 publicó La peste, en la que el autor refleja el auge del fascismo por toda la Europa de preguerra. Otras obras importantes de Camus a partir de entonces son La caída (1956), El verano (1954) y El exilio y el reino (1957).
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“Leer a Camus puede hacer mucho bien” y “más en esta época de consumismo e individualismo en la que se fomenta la reacción epidérmica, sin reflexión”, y en la que “se han reemplazado los valores humanos por el desprecio y eficacia”, aseguró su hija, autora de la obra Albert Camus. Solitario y solidario.
“En los catorce años de vida que pasé a su lado, me abrió caminos que me permitieron vivir y sobrevivir. Todavía hoy la vida me parece cruel, pero de una riqueza y una belleza fabulosas. Él me enseñó a verlo”, señalaba su hija en una entrevista con EFE.
“Era un ser humano completo, que amaba la vida, las mujeres, comer bien, bailar, la naturaleza, el sol, el fútbol...”, y, por encima de todo, adoraba a su madre, una mujer casi sordomuda que limpiaba casas y que enviudó cuando Camus tenía apenas un año.
A él le salvaron de la miseria su talento y la cultura, “elemento salvador para los desheredados del mundo”, dice su hija.
Gran seductor, se casó dos veces. De Simone Hié, morfinómana, se divorció tras descubrir que le era infiel. De Francine Faure nunca se separó, pese a que él tuvo otras relaciones, entre las que se destacó la mantenida con la actriz María Casares, de origen español.
Precisamente, su hija subraya en esta obra el “lado español” de Camus y recuerda las palabras de su padre: “Durante toda mi vida intenté infatigablemente recuperar lo que había de España en mi sangre, pues para mí era la verdad”, escribió en “Carnets, 1949-1959”, en alusión a sus orígenes baleares.
Camus ilustrado
En este año, en el que se conmemora el centenario del nacimiento del escritor y después de que en 2012 se cumplieran los 70 años de la aparición en Francia de “El extranjero”, se ha publicado una nueva edición de esta novela ilustrada por el argentino José Muñoz, para quien el texto es una “pesadilla de modernidad”.
Los dibujos de Muñoz, en blanco y negro, amplifican la fuerza de las palabras de Camus y lo hace a través de imágenes con las que el ilustrador ha tratado de “dibujar los paisajes internos de los seres”.