Cambiar el dolor por el arte

Gabriela Duarte es un nombre que sonó fuerte en el mundo del espectáculo por su participación en un programa televisivo de talentos. Luego de su penoso deceso, su padre honra su memoria con una fundación que ayuda a niños de escasos recursos para desarrollar sus habilidades artísticas.

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La Fundación Gabriela Duarte fue creada por Miguel Duarte, su padre, en su memoria, luego de que la joven artista falleciera en un accidente de ruta en el departamento de Canindeyú junto con otras dos personas: Gabriela Monserrat González Ojeda y Matías Maximiliano Vázquez Stegman.

Con el apoyo de un grupo de amigos comprometidos por el afecto y la solidaridad, la fundación comenzó a desarrollar actividades de enseñanza en áreas relacionadas a la danza, el teatro y la música, disciplinas artísticas que tanto gustaban a Gabriela Duarte o “Gabidú”, para sus cercanos.

El firme objetivo fue atender las necesidades de los niños beneficiados y sus familias, luego fueron surgiendo las distintas actividades y asistencias que vienen desarrollando durante todos estos años. “Los servicios que ofrecemos son en forma gratuita”, expresa Miguel. Su deseo es llegar a la mayor cantidad de jóvenes que desean sobresalir en la vida, a través de la educación y, en especial, en el arte y la música, y así poder alejarlos de todo tipo de vicios. “La idea es ayudar a cumplir los sueños de personas carenciadas y que salgan adelante en aquellas actividades que sobresalía mi querida hija”, asegura.

Definitivamente, la pérdida de un hijo debe ser el dolor más grande que una madre o un padre puede experimentar. Miguel nos acerca un poco de ese sentimiento. “Lloré, grité, zapateé; no podía creer. Decía dentro de mí: ‘Si este es un sueño, que me despierte ahora mismo de la pesadilla’. Le cuestioné a Dios: ‘¿Por qué a mí?, ¿por qué elegiste a Gabi para llevarla?, ¿por qué a una persona tan buena?, ¿qué te hice de malo para que pase esto?, ¿puede ser realmente esta tragedia tu voluntad?, ¿por qué, por qué, por qué?’. Fue un tiempo de profundo dolor y tristeza, muy difícil de describir con palabras; es más, yo diría que no hay palabras que puedan expresar lo que siente un padre que adora a su hija y la pierde en un abrir y cerrar de ojos”, dice emocionado.

Resurgir

De ese fuego abrasador, de ese infierno emocional logró resurgir. Pasito a pasito salió del pozo de la pérdida. Se organizó para dar una oportunidad de vida a niños y adolescentes que, como su hija Gabi, aman el arte, la música, las letras y la actuación. “Ella era una niña muy emprendedora y activa. En el 2005 hizo su primera presentación en el festival de fin de año, en el local de la academia El concierto. Ejecutó una música con la guitarra y cantó el tema Papá, acompañado de los músicos. Este fue el primer tema que compuso a lo largo de su carrera y en este acto recibió su primer certificado de estudio de música”, rememora orgulloso.

La Fundación Gabriela Duarte fue constituida el 25 de setiembre del 2012. La propuesta es cambiar dolor por arte y música. De esta manera, Miguel Duarte hace el mejor homenaje a su hija, se dignifica a través de la fuerza personal y la que logra dar a los demás.

“Actualmente estamos sosteniendo las becas con el dinero conseguido en la venta del libro Volver a nacer, además de discos y devedés, como Mi vida, mi música; Sueño de Esperanza y Por siempre Gabi, así como del aporte voluntario de personas e instituciones que están ayudando para hacer realidad este proyecto. Las clases de los becados de la fundación se desarrollan en la Academia de Artes y Comedia Musical de la profesora Bettina Taborda”, cuenta el fundador.

Miguel tiene escritos dos libros: Volver a nacer y Milagro de vida, ambos textos relatan experiencias con sus hijas Gabi y Mel. “Tengo que ser sincero al decir que nunca escribí un libro, pero esta vivencia me inspiró en el alma para poder hacerlo... Una historia con tintas de lágrimas y alegrías brotadas desde lo más profundo de mi ser”, había referido en su propuesta intelectual.

En Milagro de vida, su segundo ejemplar, narra su experiencia con su hija Mel Micaela, la querubina de la casa, quien nació prematura y con un grave problema congénito, incompatible con la vida propia. Menciona a Dios como supremo creador. “Creo firmemente en Dios, sé que tengo muchos aspectos que mejorar día a día. Soy un ser humano con defectos y virtudes, siento que me quiere inmensamente y me regala una vida colmada de bendiciones. Me envía un sinnúmero de pruebas, me aprieta constantemente, pero no me ahoga. Al escribir Milagro de vida quise compartir una historia de la vida real, mi testimonio, a fin de que sirva de ánimo y consuelo a otras personas que atraviesan por situaciones similares y necesitan de algún estímulo para vivir y encontrarse con Dios, para que así Él pueda realizar la maravillosa sanación de nuestro corazón, que es el más importante de todos los milagros. Por un lado tuve una hija que nació sana y con muchas virtudes, pero partió tempranamente; por otro lado, tengo una hija que nació con limitaciones, pero que se aferra a la vida. Situaciones que la vida me puso, que sirven para fortalecer mi fe en Dios. Si Dios con nosotros, quién contra nosotros”.

Sin duda, todo cambió en su vida, pero aun en medio de tanta tristeza, poco a poco, entró la luz, una luz que viene a dar esperanza a muchos niños y jóvenes. “Poco a poco fui curando mi pena y comencé a vivir nuevamente la vida. Con el recuerdo de las melodías de Gabi en mi interior, me decía que no podía darme por vencido. Mi misión era levantarme y ser un testimonio vivo para mí mismo y los demás. Ahora le digo un sí rotundo a la vida, en memoria de mi querida hija, ‘Gabidú’, perpetuando su recuerdo, venerándola y haciendo conocer la herencia de su música. Desde el lugar que me ocupe seguir estando, voy a dedicar parte de mi tiempo para realizar un sueño que ella deseaba cumplir en vida. Ese anhelo era ayudar a salir adelante a aquellos niños más necesitados, que sean dedicados, tengan algún talento y necesiten de alguna ayuda en este mundo hermoso. Aportarles también momentos de alegría, esperanza e ilusión, y motivarles para que adopten una actitud positiva ante la vida. Ya estamos cumpliendo muchos deseos y aspiraciones y, aunque nos falta muchísimo por andar, las expectativas son con miras a crecer en diferentes lugares de nuestro país. Ya estamos con niños de San Lorenzo, Luque y otros puntos de Gran Asunción, pero nos queda trabajo por el interior del país y estamos en proyecto de expansión”, revela.

Además del objetivo principal, que es ayudar a la mayor cantidad de jóvenes, la fundación tiene otras prioridades, como promover y realizar proyectos de grabación de discos y videos clips, y organizar presentaciones artísticas, musicales de baile y teatro.

Testimonios

Raquel Ramírez (21) cuenta que desde chica le gustó cantar y en la fundación encontró su espacio. “No solo estoy mejorando mi canto, también aprendiendo a bailar y actuar. Mis compañeros son como mis hermanos; el ambiente es muy familiar y estoy muy contenta”.

Joel Martínez (18) es instrumentista y cantaba en los colectivos como una forma de salir adelante y contribuir a su hogar. “Acá vengo y me desarrollo como músico”, confiesa. “Inclusive, cuando no estoy bien, vengo a la fundación y se me pasa”.

Hernán Cibils admite que “fue lo mejor que me pudo haber pasado”. En su comienzo como cantante no confiaban mucho en él, pero en la fundación encontró gente que le apoyó y apuntaló para forjar una carrera artística. “Voy a seguir luchando por lo que me gusta: el canto”, dice.

Declaraciones que resumen los logros de un padre que honra la memoria de su hija cambiando vidas. Elsueño de Gabi se está cumpliendo en otros niños a través de la fundación, que viene a ser como una llave que abre las puertas para vislumbrar un horizonte mejor.

Sepa más en

Facebook: Volver a nacer

Twitter: @fundaciongabidu

Email: fundaciongabrieladuarte@gmail.com

ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Christian López/Gentileza.

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