Boquerones en Brooklyn

Una moderna e intensa historia de amor disparatada, pero que trata temas universales, como el sexo, los celos, la infidelidad, la posesión o el temor al abandono y la vejez, es la novela recientemente publicada en nuestro país por el embajador de España, Juan Fernández Trigo.

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Una historia que se inició en Brooklyn, Nueva York (EE. UU.), hace 11 años vio la luz en nuestro país; se trata de Boquerones en Brooklyn, de Juan Fernández Trigo, embajador de España, de la mano de la Editorial Santillana.

Esta es la segunda novela que publica el autor; la primera fue El amante casual, en 2004. “Tengo escritas cuatro obras. Solo que he publicado una y ahora esta”, dice al respecto y recuerda que comenzó a escribirla en 2001 durante los tres años que vivió en Nueva York, en Manhattan. “La he ido trabajando durante mucho tiempo. A veces uno deja a los libros aparcados hasta que un día te hacen caso”, expresa.

Según el autor, Nueva York es el único lugar que podía servir como escenario para la trama de su obra, porque es un crisol de razas. “Es una novela que trata de gente de distintos orígenes: asiáticos, españoles, norteamericanos. En cualquier otra parte del mundo sonaría extraño juntar a gente tan diversa”, dice.

En cuanto al título, el escritor manifiesta que hace referencia a un pez muy popular en España: el boquerón, con el que se prepara una de las comidas más populares españolas: los boquerones en vinagre. “Y de ahí su origen, ya que nació en esa época en que viví en Nueva York. Tenía una amiga que sabía que me gustaba mucho ese pescado e iba hasta el mercado de Brooklyn a traérmelos”, indica.

En el libro, una de las protagonistas, española de origen, tiene una trattoria. “En el lugar, se gesta un poco la trama de lo que va a ser la historia de Fernando y María, los protagonistas de la obra”, comenta.

El escritor cuenta que entre sus actividades diplomáticas dedicaba los fines de semana a redactar su libro. “Por eso ha tardado mucho en gestarse. Y me permitió trasladar algunas experiencias, porque he vivido en muchos sitios, como Vietnam, Nueva York, Haití durante el terremoto, Marruecos; es decir, tengo una experiencia vital que no es extraña a lo que dice en la obra”, puntualiza.

El objetivo es entretener, contar una historia que no sea muy difícil, pero que al mismo tiempo tenga calidad literaria. “La novela trata de una intensa historia de amor disparatada, porque la misma idea de querer matar a alguien, que es el novio de la que te gusta, es muy loca, pero que a la vez trata de temas que interesan a la gente, como el sexo, el amor intenso, los celos”, sostiene y explica que no es lo mismo escribir historias de amor ahora que en el siglo XIX. “El tema del amor ha sido muy constante en la novela buena y que ha tenido éxito”, recuerda.

Pero la novela no solo habla de amor; se desarrolla en ambientes mafiosos, en el tema de los distintos grupos étnicos que hay en determinadas zonas de Nueva York; por ejemplo, China Town está pegado al barrio italiano y los mafiosos de la Cosa Nostra. “Y esta historia transcurre en ese ambiente, en el que al saber que va a haber un asesinato reaccionan todos”, indica.

Para el escritor, si bien la infidelidad y otros temas ya están muy superados, siguen preocupando a todo el mundo. “Es el gran temor, sobre todo cuando amas a alguien; también los celos, el instinto de posesión”. Otros tópicos importantes instalados en la novela son la relación de amor y dinero, y el temor a envejecer. “Una de las protagonistas no se decide a dejar al novio anterior hasta no estar segura de que el siguiente se va a hacer cargo de ella; también está latente el tema envejecimiento, la preocupación de las mujeres cuando envejecen por no conseguir gustar lo suficiente”, sostiene.

Fernández Trigo confiesa que le gusta más leer que escribir. “Uno se lanza a la escritura porque disfruta tanto leyendo que hasta cierto punto se siente un poco de miedo cuando uno piensa: ‘Por qué voy a escribir yo algo que interese a la gente cuando ya se han escrito obras tan buenas’”. Ese dilema lo frenó durante mucho tiempo, pero un día se decidió y dijo: “Bueno, me voy a sentar a ver qué sale”. “La primera novela me salió muy mal. La tengo guardada; de vez en cuando le echo un vistazo a ver si se puede arreglar un poco. A todos nos entra una duda una vez que terminamos una obra y decimos: ‘No tendría que haber hecho esta página’. Pero con esta última me ha pasado muy poco; también, la he trabajado tanto ya”.

Por ese motivo, ahora afirma estar muy contento con el resultado. “Me gusta la forma, pues cuando se escribe lo que hay que tratar de hacer es conseguir una forma y un estilo. No basta con contar algo, sino debe tener cierta pretensión de que sea literaria; a mí siempre me ha gustado resumir en una sola frase en el principio lo que va a pasar en la obra. Y a partir de esa frase, desarrollo la novela”, menciona.

Fernández Trigo optó por lanzar su novela en nuestro país debido al apoyo que recibió de la Editorial Santillana. “Aspiro, además, a que esto se publique en más lugares. En los países de habla hispana existe esa posibilidad; además, a partir de diciembre, se podrá comprar vía internet para los e-books”.

La novela Boquerones en Brooklyn fue lanzada el 29 de noviembre pasado en el auditorio del BBVA, con la presentación de la cineasta Tana Schémbori y las palabras del presidente del banco, Rafael González Moya. “Fue presentada por él porque cuando le presté la novela, le encantó, y yo le pedí a Tana, porque cuando leyó mi primera novela me dijo que era muy cinematográfica. Y yo aspiro a crear un lenguaje nuevo, visual. Además, ella me parece un fenómeno cultural de una potencia extraordinaria en Paraguay”, manifiesta Fernández Trigo.

El escritor desea que la obra sea leída y se disfrute. “Y espero que la gente la aprecie. Porque se escribe para los demás, porque sentarse a escribir cuatro horas por día es tan duro, pero cuando todo eso tiene una tapa, la satisfacción es inmensa”, revela y afirma que tampoco quiere ser negativo. “Aspiro a ser un buen escritor. Estoy moderadamente satisfecho y se lo dije a Javier (Barreto Curtina, gerente general de Santillana en Paraguay): ‘Creo que merece la pena’; hasta que al final me dieron una oportunidad”.

El objetivo es entretener, contar una historia que no sea muy difícil, pero que al mismo tiempo tenga calidad literaria.

mpalacios@abc.com.py

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