Banderín, tarjeta y tijera

Eligio Ortiz divide su tiempo entre sus dos pasiones: el arbitraje profesional y la peluquería. Ambas profesiones, que en principio parecen contrapuestas, le dieron grandes satisfacciones, como conocer personas y lugares únicos.

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La familia Ortiz está tradicionalmente ligada a la peluquería. Eligio nos cuenta que de su padre, además del nombre, heredó también las dos profesiones: el arbitraje y la peluquería. “Mi padre se dedicaba a esto, aunque en su época no había arbitraje profesional. Recuerdo que iba a las canchas de todo el país y conocía los estadios más recónditos del Paraguay. Pero durante la semana, se dedicaba a los cortes de cabello en su pequeño local. Nosotros desde chicos ya aprendimos las técnicas para desarrollar la profesión”, dice.

Eligio realizó sus primeros cortes de cabello cuando apenas tenía 15 años, gran parte de sus conocimientos los adquirió trabajando con su hermano mayor Juan Carlos, a quien considera como su maestro. Con los años, decidieron independizarse y Eligio fue buscando su camino, por varios años trabajó en un local pequeño ubicado en el barrio Salvador del Mundo, de Asunción, pero mediante la fidelidad de sus clientes, hace un tiempo, pudo instalar su peluquería en un local mucho más amplio y moderno, en la avenida principal de la misma zona.

“Tengo clientes que solo quieren cortarse el pelo conmigo, desde hace más de 10 años. Ya los conozco y sé qué estilos prefieren. Es gracias a ellos que este negocio pudo crecer”, comenta orgulloso. Durante su carrera como peluquero, Eligio viajó a varios países del mundo, como Argentina, Chile, Brasil, Italia y otros, para capacitarse. Además, participó del Mundial de Peluquería en Roma, en el cual si bien no se quedó con las primeras ubicaciones, pudo interactuar igualitariamente con grandes colegas de nivel internacional.

Además de una fuente de trabajo, Eligio ofrece a sus empleados la posibilidad de capacitarse. “Hoy puedo decir con orgullo que formé a varios profesionales que pasaron por mi salón. Todos los días me encargo de apoyarlos de cerca y es así que los clientes pueden entrar seguros al local y casi no hay diferencia entre el trabajo de los profesionales. Sacar adelante un negocio así no es fácil, requiere de empeño y buena técnica, pero, sobre todo, es indispensable saber escuchar a las personas y ofrecerles un espacio de relax”, dice.

El hombre del banderín

La pasión por el fútbol es algo que Eligio no abandonó, incluso al llegar a la juventud decidió seguir con la carrera de su padre. En 1998 egresó como árbitro profesional de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF). Desde entonces, ha sido una larga carrera en todas las categorías del fútbol paraguayo, pasando por las de ascenso; hoy es uno de los cinco de su promoción que siguen en carrera. “Lastimosamente, como árbitro, no pude llegar a ser internacional. No sé cuál será la razón, porque siempre puse mi máximo empeño en esto, pero estoy tranquilo porque disfruto de mi trabajo”, comenta.

“El arbitraje me enseñó, sobre todas las cosas, a ser disciplinado, porque es una labor que requiere de toda la concentración posible. Estar allí (en la cancha, atento a las jugadas) no es fácil, pues, muchas veces, el resultado de un partido depende de tu decisión. Es una responsabilidad muy grande, porque de un partido puede depender un campeonato, lo que implica a miles de fanáticos, importantes inversiones de los clubes y otros factores. Todo esto, a su vez, brindan al profesional un factor primordial para la carrera: la seguridad. Sí, la confianza en uno mismo. Muchas veces, estando dentro del campo de juego, dudamos de nuestra decisión y no tenemos forma de ver nuevamente la jugada, todo lo que decida será determinante, y en jugadas controvertidas uno se queda con esa duda hasta el final del encuentro y manejar esa presión no es fácil”, dice Eligio.

Sobre la situación actual del arbitraje paraguayo, cuya directiva en la APF (Asociación Paraguaya de Fútbol) fue recientemente renovada, Ortiz asegura que, si bien no se encontraban en una mala situación, confían en que con la gestión del nuevo director, Amelio Andino, estarán aún mejor. “Es un profesional de confianza y con destacada trayectoria, incluso a nivel mundialista”, asegura. Además, se cuenta con el asesoramiento del argentino Horacio Elizondo, quien apoyará de cerca a los profesionales paraguayos.

Su día a día

Para Eligio Ortiz, los días empiezan antes de que salga el sol y se acaban mucho después del ocaso. En su carrera es indispensable entrenar dos veces al día y debe combinar sus tiempos con la peluquería.

“La confianza en los profesionales a mi cargo hoy en día hace que pueda estar más tranquilo y mi vida sea más relajada, pero, de igual manera, requiere de gran disciplina. Recién al cerrar el negocio me reúno con mi familia”, afirma. Sus verdaderos momentos de relax los disfruta junto a su mayor tesoro: sus hijos Marcos (15), quien también está empezando a trabajar en la peluquería, y Martina (8).

mbareiro@abc.com.py • Fotos ABC Color/Gustavo Báez/David Quiroga.

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