Artista emergiendo

Adriana Duarte vuelve con su serie de pinturas Mujeres superhadas, en la que los colores brillantes generan un gran impacto visual, con un mensaje de superación y delicadeza para ellas.

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A veces es difícil precisar cuándo un proceso de afición se traduce en profesión. Pero Adriana Duarte la tuvo clara desde chiquita. Lo suyo siempre fue pintar, dibujar y, al ir creciendo, fue estimulándose en todos los sentidos hasta que definió al arte como su vocación. Su elección fue edificando y, actualmente, “colorear” es su día a día. Es lo que ama hacer. “No podría vivir sin pintar, dibujar o crear utilizando las manos”, dice.

-¿Qué influencias tempranas tuviste, Adriana?

-Mis primeros recuerdos son los dibujos de mi papá; él es médico, pero a veces dibujábamos y me encantaban sus dibujos. Después, ya en el colegio mediante materias de historia del arte; me influenciaron mucho la arquitectura y los diferentes estilos, como el gótico, barroco, art nouveau. En cuanto a artistas, me influenciaron Klim, Escher, Mattise, Picasso. Tengo muchos referentes desde chica.

-¿Cómo definirías tu estilo actual?

-No creo estar dentro de un estilo determinado; tal vez, la neofiguración ahora mismo.

-¿Qué buscás plasmar en un lienzo?

-Manifestar mis sentimientos, pensamientos y mensajes que voy desarrollando con mi experiencia de vida. Lo logro mediante todas las posibilidades pictóricas que el oficio me permite descubrir.

-¿Inspiración?

-No hay algo o alguien que me inspire directamente. Podría decir que tengo como motor de trabajo las experiencias que me permito vivir o transitar.

-La mayor satisfacción que te dio la pintura.

-Primero que nada, fue y es un puente para conocerme, para aproximarme a mi centro, ya que el trabajo de la pintura es una meditación prácticamente. También, me dio la satisfacción de viajar y hacer intercambios artísticos, tanto en el exterior como con colegas de nuestro país.

-¿Qué estás pintando ahora?

-Hace tiempo tengo dos temas en los que trabajo: uno es la arquitectura mediante dibujos y otro es el universo femenino, que es justamente la exposición que estoy presentando el 8 de marzo, en la que presento por tercera vez la serie denominada Mujeres superhadas, en la galería Verónica Torres del Shopping Mariscal. En el tema de las mujeres, específicamente, vengo trabajando el empoderamiento y el ser femenino en varias de sus aristas, la superación, el amor propio, el merecimiento.

-Mucho color en tus obras.

-Mis obras son puro color, colores intensos. Hace tiempo vengo trabajando con los colores flúo, que me encantan y suman mucho a mis creaciones.

-¿Qué opinás del arte actual, creés en el todo vale?

-Me parece que nuestro país no tiene mucho que envidiar a otros países íconos de arte en cuanto a artes plásticas se refiere. Los artistas nacionales que toman seriamente el oficio tienen obras con gran potencial. En cuanto al todo vale, creo que depende de cada artista; en mi caso, no creo que todo valga, ya que una característica de mi obra es la empatía.

-¿Cómo te definís como artista?

-Soy una artista emergiendo constantemente.

-¿Qué considerás que hace falta para que los artistas plásticos y pintores sean valorados por el Estado?

-Que las cabezas de gobierno prioricen la educación, la cultura, el amor propio a lo que generamos los artistas, que no es poca cosa.

-¿Cuál fue el principal obstáculo que tuviste que superar para reconocerte como pintora, y aceptar una obra tuya como digna a ser expuesta y compartida?

-Creo que es un camino rumbo a la seguridad, y no hay otra forma de forjarla que no sea trabajando y perseverando. Es decir, es el oficio mismo. Por ejemplo, pintar tres veces a la semana; después, cuatro veces; luego, todos los días. Esa fue mi manera de superar los obstáculos, animarme a presentar mi trabajo y ganar seguridad a medida que voy realizando mis obras.

Definitivamente, su vida como artista es un continuo proceso creador, formativo y de aprendizaje, camino a la maestría.

Manifiesto de artista

“Me dedico al arte por una profunda necesidad de manifestarme de forma no verbal. Todo mi universo nace a partir de mis experiencias. Por lo tanto, en mis obras plasmo inquietudes, necesidades, estados de ánimo, mis curiosidades. Es decir, manifiesto una política femenina, mi política, que me identifica con otras vidas y otras mujeres. Mi estado espiritual es el motor que hace movilizar mi trabajo, felicidad o enojo, satisfacciones o frustraciones; también, la admiración que tengo por el trabajo de otros artistas, quienes me inspiran siempre. Busco y logro con mi arte la autosanación, el conocimiento de mi ser profundo. Por lo tanto, el mensaje que guarda mi obra es mi presente de ese momento, es directamente lo que siento al realizar cada pieza. Mis obras son un buen viaje para mí y espero que para el mundo también se sienta como un viaje”.

ndure@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Roberto Zarza.

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