Artista dilecta

Olga Sancevich de Ladan tiene el cabello pintado por los años, por la vida... Dentro de esa blancura, se perciben una talentosa artista plástica y un ser humano bondadoso.

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Olga de Ladan solo tiene palabras de agradecimiento ante la presencia de ABC en su hogar del barrio Del Maestro, de la ciudad de Encarnación. Con una sencillez y humildad resaltadas por quienes la conocen, no se guardó detalles de los 52 años de carrera como artista plástica. "Comencé con el óleo", cuenta mientras nos va mostrando sus obras con esta técnica. "Nunca voy a dejar de elegirla, me encanta esta técnica", asegura. También experimentó con la acuarela. "Me gustaban mucho las obras del español Torné Gavaldá", revela, pero fue finalmente con el óleo que más lienzos pintó, aunque con el pastel, el acrílico, la cuerda seca en cerámica, el vitral y el xilograbado también demostró su destreza. "Siempre me gustó experimentar y aplicar nuevas técnicas y materiales".

Olga pinta muchos bosques, mucha naturaleza, quizás porque se siente comprometida con el medio ambiente. "Pinto bosques porque quiero ver al país cubierto de árboles, oxigenando el planeta", dice con una suave sonrisa. "Tenemos que cuidar los recursos naturales con los que contamos y mi manera de concienciar, preservar y respetar es pintando árboles, bosques, flores, como una forma también de dejar un legado a los niños", agrega. Dentro de esta temática abundan los desiertos, el agua, la tierra, el fuego, el Sol, siendo el tajy ipo ava o lapacho que da energía el que lleva la delantera. "Tenemos la bendición de contar con los lapachos. Para mí, el amarillo simboliza justicia, amistad, belleza; el blanco, paz, sinceridad, honestidad; y el rosado, trabajo, amor, fortaleza". Así resume la artista su serie Tajy ipo ava de rosado, blanco y amarillo. "Ellos dan buena suerte", afirma.

Tenía 27 años cuando sintió la necesidad de agarrar los pinceles, llenarlos de color y plasmar arte. Las exposiciones no tardaron en agendarse con distinciones incluidas. Por ejemplo, recibió el Premio Salón de Otoño por "Floral", cuya técnica fue al óleo. Las medallas de oro también forman parte de los galardones, así como las plaquetas, las menciones, los reconocimientos como "Hija dilecta de la ciudad de Encarnación" y de diversas entidades que supieron apreciar sus trabajos. Fuera de nuestro país, también sobresalió y fue distinguida. En Mar del Plata, Argentina, recibió una distinción del Centro de Desarrollo Integral. Sus obras están en colecciones privadas y públicas de nuestro país, de Argentina, Brasil, Chile, Japón, España, Estados Unidos, Alemania y Ucrania.

Olga no solo es admirada por su habilidad artística. Su incansable trabajo por elevar el nivel de la mujer tampoco es indiferente. Ella realiza actividades comunitarias ayudando a fortalecer el trabajo personal como medio para la superación familiar, creando recursos como las cocinas solares, que considera de gran utilidad para los hogares paraguayos, ya que son artefactos que permiten cocinar alimentos usando el sol como fuente de energía. "Se ahorra mucho y los alimentos son igual de sabrosos que en hornos tradicionales", expresa mientras nos pasea por su enorme "patio" de árboles frutales y medicinales, de flores, con cocina solar, por supuesto. "Acá tengo todo", dice y no dudamos de ello. Limones, naranjas, mandarinas, bananas, mamones, pomelos, frutillas, papas del aire, Santa Rita, orquídeas... Allá hace honor a sus convicciones de preservar el medio ambiente. "Vivo rodeada de aromas", agrega.

Olga sigue pintando en su natal Encarnación. A sus 79 años, mantiene firme el pulso para seguir dando mensajes sobre la naturaleza. "Me hace bien pintar. Es mi forma de expresión... El ser humano necesita expresar sus emociones, si está triste o alegre... Yo demuestro mis compromisos, mis convicciones, a través del lienzo. El dibujo es parte de una manera en que se percibe lo que uno vive". Pero hubo un tiempo en que la docencia no le permitió "pintar". Sí, porque ella es egresada como maestra normal y profesora normal superior, y trabajó en la docencia hasta jubilarse por más de 36 años de servicio. "Fue una etapa maravillosa de mi vida", admite, pero definitivamente en la pintura encontró mayor satisfacción. "Recuerdo mi niñez pintando alrededor de mi casa, por la madera... Fue así como comencé, garabateando imágenes, formas", expresa para quien el arte "es todo; es la parte noble de un ser humano. Te abre la mente; te hace reflexionar, valorar". Olga Sancevich de Ladan, hija dilecta de la ciudad de Encarnación, valorada y admirada fuera de nuestras fronteras, con una notable habilidad que con los años se acentúan. "Voy a dar de mí mientras pueda. El arte es una forma de amor, de transmitir los años en arte, de expresar mis emociones y sensaciones. Es una respuesta a la vida". Dentro de esos sentimientos encontramos una artista y un ser humano bondadoso, talentoso e incansable. Se está preparando para una muestra en la que incluirá toda su trayectoria, toda su pasión, todo su esfuerzo, de exquisitez pura.  

FOTOS: ABC Color/Guido Carvallo
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