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La exposición individual del pintor paraguayo Alfredo Moraes (foto izq.) Arte y naturaleza comienza pasado mañana en el salón de actos de la Vicepresidencia de la República, en O’Leary y Presidente Franco, a partir de las 11:30.
Los amantes del arte podrán apreciar pinturas de diferentes formatos realizadas en acrílico, algunas, y en óleo, otras. “Lo fantástico del acrílico es que logro unos contrastes fuertes de colores”, dice Moraes respecto a esta muestra. Al artista siempre le caracterizó la temática ecológica. Esta vez no es la excepción. Sus obras apuntan al mundo equino, con enfoques mitológicos: pegasos y unicornios, así como deportes afines al mismo: polo y equitación, que –conforme expresa el pintor– “son deportes en los que se conjuga con el mayor de los respetos por la naturaleza; una simbiosis del animal con el ser humano, con la agilidad, destreza, belleza, inteligencia y prestancia del corcel”.
Cuenta que sobre el polo se fue informando e interesando a través de su hija Diana, quien asiste a esos juegos en Buenos Aires, en el tiempo libre que le dejan sus estudios de Medicina en la UBA.
“Los partidos se llaman chukkers en el polo y me enviaba fotografías que me sirvieron de poses y modelo, en posiciones increíbles de destreza, fuerza y velocidad equinas, una combinación y simbiosis entre el hombre y el caballo. De paso, me informaba que no pueden usar la mano izquierda para taquear la pelota y otros detalles”, cuenta Moraes.
De hecho, a la muestra le quería llamar El chukker o El reto, El duelo, entre la naturaleza y el hombre, pero finalmente se quedó como Arte y naturaleza. “Siempre admiré a maestros de la pintura equina como Ulpiano Checa, que escenografió las carreras de la película Ben Hur, aunque no puedo abandonar al jaguar, que –a pesar de su valentía y grandeza como felino– se queda sin hábitat; al vuelo inmaculado y lleno de pureza de las garzas, y a la belleza con sus colores esotéricos del arcoíris del pavo real”, admite.
Moraes vuelve a exponer en Asunción después de mucho tiempo. “Ya me resulta una ciudad extraña, por lo que creció y lo que estoy desde el 90 en Encarnación”. Si bien reside en Itapúa desde hace más de 20 años, obtuvo su formación artística en Asunción con Cira “Mirica” Moscarda en la Escuela de Bellas Artes de Asunción y en el Centro de Estudios Brasileños. En Brasil, estuvo con artistas plásticos como Myriam Medeiros, Claudio Costa, además de estudiar arquitectura en la UFRGS de Porto Alegre.
Sus obras pudieron apreciarse en galerías y museos de Asunción, como el Museo Nacional de Bellas Artes, del Correo Postal Paraguayo, y de las principales ciudades del Paraguay, como el Museo de Concepción, Universidad Católica de Villarrica y de Encarnación, Salón Nacional de San Bernardino, Bienal de Areguá, Centro Cultural Mangoré de San Juan Bautista y otros.
Internacionalmente, se destacan muestras en el Congreso Nacional del Brasil, 1.ª Bienal Latinoamericana de Pintura, 1998 Panche -be, en Porto Alegre y Passo Fundo, Brasil; Centro Cultural San Martín de Buenos Aires, Museo Juan Yapari, de Posadas, Argentina; Primer Encuentro de artistas plásticos latinoamericanos, 1991, organizado por la Unesco y la Asociación Internacional de artistas plásticos en La Paz, Bolivia; Artistas Paraguayos, 1987; en el Canning House de Londres, Inglaterra; Salón Internacional Manuel Scorza, 1990; en Bruselas, Bélgica, Romont 200, por mencionar algunos.
Los premios figuran en su trayectoria. Por la preservación del medioambiente y la naturaleza, a través de la pintura, recibió varias menciones. Entre sus realizaciones también se destaca la reproducción de una de sus obras en la emisión de estampillas postales del Correo Paraguayo, denominada Pinturas contemporáneas paraguayas, en noviembre de 1991.
Y las expresiones sobre esta muestra no se hacen esperar. La reconocida artista plástica itapuense Olga de Ladán escribe que el artista Alfredo Moraes se autodesafía constantemente y logra con éxito dejar también una serie de caballos, tomando como valor la amistad, el relacionamiento físico y psíquico entre el humano y el equino. “Lo hace con un estilo muy suyo, que sin vueltas habla de fortaleza, armonía con formas y colores de fondo propios”, dice Ladán.
El escritor y poeta Víctor Casartelli, por su parte, hace alusión a “la sociedad actual que se caracteriza por una pulsión demencial que la vuelve acentuadamente bifronte. Una fuerza incontenible la lleva a la exaltación de la superabundancia, por un lado y, por el otro, las piltrafas de esa misma opulencia la estimula a caer en el estadio más abyecto de la condición humana: la sostenida destrucción que hace de la naturaleza. Como una red tejida para reunir de nuevo los sobrevivientes vestigios del ecosistema, dispersos entre aquellos despojos condenados, definitivamente, la obra pictórica de Alfredo Moraes se yergue como un destello de forma y color para grabar en nuestras retinas un modo de vida que sin cesar se devasta, que empuja al hombre hacia el despeñadero de la codicia, en cuya sima se encontrará, inexorablemente, con el monstruo de la nada. La lucidez conceptual y el talento de este consagrado pintor nos induce a reflexiones impensadas y a recomponer los sueños que nos brinda la bella cuan rotunda conjunción del arte y la naturaleza”, opina Casartelli. La propuesta está hecha. Pasado mañana, 13 de mayo, a las 11:30.
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