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Él quería ser actor, pero sus padres no estaban muy convencidos con la idea, así que a manera de incentivarlo a intentar otras cosas le enviaron a “estudiar inglés” en los Estados Unidos. Ellos no sabían que, en realidad, lo empujaban a vivir su sueño, y él no sabía cuánto talento llevaba dentro. En la actualidad, Cacho Falcón es un exitoso artista, reconocido por trabajar con grandes marcas y celebridades; sus cuadros y diseños exclusivos van ganando terreno en una de las mayores mecas de la moda en todo el globo. Es que su arte no es convencional y menos aún repetitivo; cada obra representa una historia, una manera diferente y auténtica de transmitir biografías.
Vive en los Estados Unidos hace 18 años, 13 de ellos en Nueva York. La Gran Manzana le dio la oportunidad de vivir de la manera en que siempre soñó: de su talento. “Allá vos podés salir a la calle y en un día normal, paseando a tu perro en el parque, te encontrás, por ejemplo, con Yoko Ono. El lugar mismo te da una visibilidad muy importante para tu futuro como artista; algo que tenés que sostener con tu talento. Si tu arte es bueno, tenés la impresionante ventaja de que la gente sabe valorar las obras”, comenta Cacho en una entrevista exclusiva para nuestra revista durante su última visita al Paraguay.
Pero no todo fue fácil ni rápido. “La gente piensa que es fácil, pero no; por eso siempre que los artistas que están empezando me piden consejos sobre este mercado, les digo que se animen, que vayan, porque es la tierra de las oportunidades, pero tienen que estar conscientes de que hay que trabajar duro, nada es fácil y uno tiene que remar contra muchas adversidades, así que si no se está dispuesto a esto, es mejor no ir. Incluso, hasta ahora hay cosas muy difíciles, como no poder ver a mis sobrinos crecer, pero es el precio que se debe pagar”, dice.
“No fue fácil. Recuerdo que en una ocasión, trabajando para un restaurante, me tocaba matar los calamares y era algo muy fuerte para mí. Salí y le llamé por teléfono a mi mamá; le dije que no podía seguir y ella, muy sabiamente, me escuchó y me dijo que la vida era así, que tenía que aguantar y seguir. Fue una de las experiencias más fuertes para mí. Me di cuenta de lo solo que estaba, que mi familia me apoyaba, pero que nadie podía ‘rescatarme’. Estas son las cosas que te forman el carácter y te preparan para el mundo real”.
Sin embargo, ni en los peores momentos pensó en descuidar el arte; por el contrario, todo lo que ganaba lo invertía en materiales. Su encuentro con la pintura se dio después de que se le ocurriera tomar uno de sus jeans y dibujar una especie de autobiografía en él. Quienes lo veían en la calle expresaron su interés y fue haciéndolos por encargo. Lentamente, empezaron a cobrar mayor notoriedad hasta llegar a estrellas como Beyoncé y Tina Knowles, quien recientemente lo ayudó a dirigir el diseño de la camiseta para la campaña Let’s Move, de Michelle Obama.
A la par de la evolución de las prendas, Cacho fue adentrándose en las técnicas para trabajar con lienzos, realizando cuadros con la misma temática de las historias. “Es algo muy exclusivo, porque quien realiza una compra se lleva mucho más que una obra; puede exhibir en su casa una historia, una biografía con sello artístico. Lo dije desde el principio: cada obra es una terapia para el alma”, expresa con emoción.
Su mente no para de crear y él mismo lo admite. Es así que, recientemente, empezó a incursionar con más fuerza en la fotografía, alentado por sus más de 13 mil de seguidores en Instagram y otros miles en Facebook. “La fotografía era como un apoyo en mi trabajo de pintura, pero hoy en día está tomando un importante papel en mis obras y de esto se trata el arte: de evolucionar constantemente, de crecer sin perder la esencia”, dice Cacho. Otro de sus canales de expresión son los cuerpos pintados. “Como mi arte es tan personalizado, como la gente siempre tuvo que contarme sus historias y darme detalles de su vida a pesar de que nos veríamos solo una vez, es como si yo ya hubiera desnudado a las personas desde hace mucho tiempo, y desnudar el alma es mucho más intimidante que hacerlo con el cuerpo. Cada trabajo es como una terapia de sanación en la que expreso todo lo que me transmite su historia –algo que es doloroso en la mayoría de los casos–, la tomo y convierto en arte. Luego de las fotografías, se pasa a liberar el cuerpo de esas cargas y uno queda limpio, por dentro y fuera”.
Su última visita al Paraguay fue para ver a su familia, que es lo que más extraña estando en tierras norteamericanas. “Ya tengo mi vida allá; la mitad de mi existencia la pasé allá y puedo afirmar que es mi lugar en el mundo. Estoy viviendo mi sueño. Mi casa es mi lugar favorito; podría pasar mi vida sin salir a la calle. Es muy difícil, por no decir imposible, que vuelva a radicarme en el Paraguay, aunque es una tierra que amo muchísimo y me dio grandes amigos; sin embargo, todo lo que soy está ligado a Nueva York”, comenta.
Documental
Recientemente fue estrenado un cortometraje documental sobre la vida de Cacho. La prestigiosa marca coreana Beanpole fue la realizadora, tras una colaboración que el paraguayo realizó para la casa. El artista nos cuenta que el contacto se dio a través de su página de internet, en la que le pidieron que se encargue de diseñar inicialmente solo el logo, pero hubo tan buena conexión y el trabajo fue muy elogiado que, luego, se fue ampliando el toque del artista en la actual colección. En el material lanzado semanas atrás se describe “un día en la vida de Cacho”, y se puede ver cómo vive, trabaja y los lugares a los que acude regularmente, entre ellos, el infaltable paseo a su perro Baltazar.
Además, está en contacto con marcas como Roberto Cavalli y Pucci, que de concretarse podrían ser agigantados pasos para la carrera de este paraguayo que no para de crear ni de soñar.
Sepa más
Web: cachofalcon.com
Instagram: @cachofalconart
Agradecimiento: Raúl Villalba - La Obra Fotógrafos, Hepner Galería de Arte.
Mónica Bareiro mbareiro@abc.com.py
Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Gentileza.