Arde París, arde Nuestra Dama

Localizada sobre la Isla de la Cité, a la mitad del río Sena, la Catedral de Nuestra Señora de París ardió ante los atónitos ojos del mundo, el 15 de abril pasado. Unos 500 bomberos evitaron que se redujera a cenizas uno de los máximos exponentes góticos del mundo, que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió reconstruir.

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Hacía solo 15 minutos, 18:50 (16H50 GMT), que había empezado la última misa del día, cuando una alarma sorprendió a los feligreses y una voz en los altavoces les pedía que abandonaran el templo. Al salir, ellos y el mundo veían con estupor cómo ardía uno de los símbolos de París y uno de los monumentos más visitados del mundo: la Catedral de Notre Dame, uno de los máximos exponentes góticos con casi 900 siglos de historia.

Este símbolo superó guerras, revoluciones, los embates del tiempo, a hombres que se creían dioses, pero en poco más de tres horas fue víctima de las llamas que derrumbaron la aguja central –también conocida como La Flecha–, parte del techo, puso en peligro la bóveda y tuvo no solo a Francia, sino a todos en ascuas. Tuvieron que intervenir unos 500 bomberos para evitar que se redujera a cenizas la obra que desde hace ocho siglos se ha convertido en un símbolo de la ciudad.

Nuestra historia, nuestro imaginario

“Es nuestra historia, nuestra literatura, nuestro imaginario, el lugar en el que vivimos todos nuestros grandes momentos”, declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, quien acudió al lugar acompañado de su esposa, Brigitte. “La reconstruiremos”, aseguró el mandatario, al borde de las lágrimas, desde la explanada del templo, en la que hizo un llamamiento a las donaciones para financiar las obras que devuelvan a Notre Dame el esplendor perdido.

Su preocupación era la de todo el país, al tiempo que afloraban los mensajes de apoyo y solidaridad de todos los rincones del planeta. Entre ellos, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, quien ofreció su ayuda para la futura reconstrucción de un templo que figura en su lista del Patrimonio Mundial desde 1991. El Vaticano expresó su “incredulidad y tristeza” por lo ocurrido en este “símbolo de la cristiandad, en Francia y el mundo”.

El fuego, originado en el tejado, que estaba en restauración, también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo. Con las primeras llamas sonaron las campanas del templo; un clamor muy ligado a la historia de Francia, sus eventos felices y los dramas más tristes. “Esto supera de lejos a los católicos. Notre Dame es la historia de Francia”, resumió para la AFP Jean-Louis Schlegel, sociólogo de las religiones. “Sus campanas anunciaron, el 24 de agosto de 1944, la liberación del yugo de los nazis. Allí, el general De Gaulle celebró la liberación de París y Napoleón se coronó. Hubo misas por la muerte de los presidentes Charles de Gaulle, Georges Pompidou e, incluso, François Mitterrand”, recordó.

Corona de espinas

El rector del templo, monseñor Chauvet, aseguró que se pudieron salvar las principales reliquias, entre ellas la corona de espinas de Cristo y la túnica de San Luis. El tesoro no se vio afectado, pero sí algunos de los mayores retablos, que no pudieron ser salvados, ya que fueron los primeros en arder, así como el gran órgano, tres rosetones (de 10 m de diámetro) y cuantiosas pinturas. En la operación para salvar las reliquias fue crucial la actuación de Jean-Marc Fournier, capellán del Cuerpo de Bomberos de París, quien se metió en el edificio en llamas junto a un equipo de bomberos para poner a salvo el Santísimo Sacramento y la corona de espinas. El sacerdote francés es ya considerado un héroe por muchos, ya que su actuación fue clave para salvar las reliquias. El religioso, quien ayudó a los heridos en el ataque terrorista al teatro Bataclán en París, en noviembre de 2015, y que sobrevivió a una emboscada en Afganistán, fue uno de los tantos héroes que lograron rescatar los tesoros del incendio de la catedral de Notre Dame. No obstante, según los bomberos, luego de 12 horas de lucha contra el fuego, aseguraron que la estructura está a salvo y preservada de la destrucción total. Asimismo, las dos torres se han salvado.

Mientras los bomberos realizaban sus labores de extinción, los ciudadanos y turistas de París se reunieron en las calles aledañas a Notre Dame para hacer su particular homenaje y esperar juntos el desenlace del incendio de este símbolo europeo. Al tiempo que varios edificios religiosos en Francia repicaban sus campanas en apoyo y conmemoración, y algunos de los edificios públicos del Gobierno izaron la bandera en sus fachadas.

La Fiscalía de París (al momento de la redacción de esta nota) ya había abierto una investigación para determinar las circunstancias del incendio. La Policía Judicial fue la encargada de investigar los motivos del incendio y los agentes comenzaron los interrogatorios para esclarecer el origen del fuego, que comenzó en uno de los andamios de las obras de renovación, ni bien se inició el siniestro.

Historia

El obispo de París, Maurice de Sully, decidió en 1160 construir una catedral en el estilo de la época y, respaldado por el rey Luis VII, los notables y las múltiples corporaciones profesionales, las obras comenzaron tres años después, pero tardaron en finalizar algo más de un siglo, en 1272. Durante un tiempo fue el edificio cristiano más grande del mundo occidental y símbolo de la riqueza y potencia de la capital.

Trece millones de visitantes flanquean cada año las puertas de uno de los monumentos más concurridos de Francia y símbolo de ese país en momentos clave, así como uno de los más reconocidos, escenario de obras de Victor Hugo, como El jorobado de Notre Dame, de películas y una iconografía enorme.

Reconstrucción

La Fundación del Patrimonio, que defiende la protección de los monumentos históricos, lanzó una “recolecta nacional” para la reconstrucción de esta joya de la arquitectura. Afortunadamente, multimillonarios franceses anunciaron la donación de 300 millones de euros para la reconstrucción de la icónica catedral, mientras la alcaldesa de París propuso una “conferencia internacional de donantes” para restaurar este Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Entre los donantes se encuentran el grupo empresarial Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), que aportará un total de 200 millones de euros. La familia de industriales Pinault, una de las más ricas de Francia, anunció también una donación de 100 millones de euros para las futuras obras en la Catedral de Notre Dame.

“Esta tragedia afecta a todos los franceses, más allá de los que están apegados a valores espirituales. Ante tal drama, todos deseamos devolverle la vida cuanto antes a esta joya de nuestro patrimonio”, dijo el presidente del grupo de lujo François-Henri Pinault, marido de la actriz Salma Hayek. A su vez, la presidenta de la región, Valérie Pécresse, anunció que su institución aportará 10 millones de euros.

Ya el poeta romántico Gérard de Nerval había escrito: “Aunque Notre Dame es muy vieja, es posible que algún día sepulte a ese mismo París que ella ha visto nacer”.

A salvo

La reliquia de la corona de espinas corresponde a la que los soldados romanos colocaron a Jesús de Nazaret en la cabeza durante su crucifixión, para burlarse de que se hubiera proclamado rey de los judíos. El otro objeto rescatado es la túnica de San Luis, un jubón que supuestamente perteneció al rey Luix IX (1214-1270), último monarca europeo que se embarcó en una cruzada para recuperar Jerusalén.

Fuentes para texto y fotos EFE/AFP

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