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Bastidor en mano, las artesanas de la ciudad de Yataity logran verdaderas obras de arte en su diseño. Para todas ellas, bordar es un estado de ánimo, una labor que desarrollaron solas y aprendieron de legados generacionales formados en el seno del hogar. Si bien no toda la población del lugar busca preservar esta identidad, no se desaniman en su afán de traspasar sus conocimientos a una generación emergente, que cada vez aumenta en número. En este distrito del departamento de Guairá, conocido como la Cuna del Ao Po’i, aúnan esfuerzos por mantener esta tradición y lo van consiguiendo.
La directora de Cultura de la municipalidad, Angélica Narvaja, expresa que, como todos los años, vienen trabajando para conservar la identidad del pueblo. “Para nosotros, es muy importante este tradicional Festival del Ao Po’i, porque nos posiciona y visibiliza no solamente en el país, sino también fuera de nuestras fronteras, ya que se sabe que es un bordado muy apreciado por los extranjeros. Por eso, seguir desarrollando nuestra cultura es esencial”, afirma.
El festival se extiende hasta el 11 de noviembre, en la Plaza de Armas Francisco Roa, de este distrito. La exposición está abierta hoy, desde las 8:00. A las 11:00, la agenda incluye una fiesta popular con la banda de músicos de la localidad, seguida de la feria de comidas típicas. Mañana sigue la exposición y venta de productos.
El viernes 9 anuncian una fiesta bailable retro, con la animación del profesor Julio Melgarejo. Luego, se elegirá a la reina retro. El domingo 11, como broche de oro, prevén un desfile de moda infantil, comidas típicas y una gran fiesta popular.
Aproveche y visite con la familia o amigos, y contribuya con la cultura de Yataity.
100 % algodón
El ao po’i está hecho a mano en un tejido 100 % algodón, y la destreza surgió en el siglo antepasado, ante el bloqueo comercial impuesto por el dictador Gaspar Rodríguez de Francia. Las mujeres tuvieron que hilar manualmente el algodón para tejer y confeccionar las prendas de uso personal. Desde entonces, los lugareños se encargan de resguardar este tradicional entramado y posterior bordado. Las artesanas están aglutinadas en una asociación bajo la presidencia de la profesora Migdonia Insaurralde. “Tenemos diferentes comités, de manera que podamos crear una red y reunir a todos los artesanos”, comenta Narvaja.
Varias son las casas encargadas de ofertar los trabajos, que se traducen en camisas para damas y caballeros, vestidos, manteles, posavasos, cubrevinos o champán. Ideal para engalanar la casa o regalar en estas fiestas de fin de año. Algunos de los locales de ventas son Casa Guaraní, Rubi y Guadalupe, así como la Cooperativa de Artesanos con local de venta y muchos otros distribuidos en los alrededores de la plaza principal.
La ciudad conserva los aires de un sitio tranquilo, con una imagen propia de las tradiciones paraguayas, grandes casonas con techos de paja y solariegas calles. Este es el destino perfecto para quien busque descanso y paz, asegura Juana Bautista Espínola, quien nació y se malcrió en Yataity, aunque por muchos años se asentó en Asunción con el comercio de los tejidos de ao po’i. “Acá se respira calma, quietud. Después de mucho trabajar en Asunción, regresé a mi pueblo. Junto con mi marido, disfrutamos de este sosiego que no tiene igual; te lleva un sopor difícil de aguantar”, dice con una sonrisa.
Yatatiy tiene su encanto no solo tradicional, sino también como ciudad. Una combinación que le convierte en un lugar de cita turística obligada. Puede elegir la fecha; tiene tiempo hasta el 11 de este mes y quedar maravillado con el arte del ao po’i, su paisaje y sus calles silenciosas.
Modelo: Noida Espínola de Paola Hermann Modelos.
Fotos: ABC Color/Heber Carballo.