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Raquel recuerda una infancia “tortuosa”, aunque a la vez divertida. “La verdad es que cuando iba a la escuela me divertía mucho, pero también sufría. Me divertía porque jugaba con mis amiguitos, pero la discriminación me superaba. Siempre fui gordita..., muy gordita. Todos los días me decían ‘gorda fea’, ‘bola de grasa’, ‘gorda pepo’... y muchos otros insultos que fueron parte de la cotidianeidad. Eran mi pan diario. Esta situación generaba en mí una actitud violenta. Supongo que era un escudo de defensa ante tanta agresión solo por mi aspecto físico. El que se metía conmigo se veía en problemas y me convertí también en defensora de otros compañeros que sufrían algún tipo de exclusión; era la protectora de todos ellos (risas)”, comenta la recientemente elegida Miss Gordita.
Este certamen busca erradicar la discriminación; fomentar la autoestima, la inclusión en la sociedad de todos los llamados estereotipos de mujer y las buenas costumbres alimenticias.
Para el organizador Michael Beras, el evento “es de suma relevancia”, ya que pelean por un espacio para todas las mujeres. “Y lo hacemos con responsabilidad. No pretendemos fomentar la obesidad, tampoco que sean (extremadamente) delgadas. Consideramos que ellas necesitan ser acompañadas por profesionales, pero por un control de salud exclusivamente. Es por eso que tienen una sicóloga, charlas sobre nutrición y un tratamiento para la ganadora, pues la idea es que la reina reciba un cuidado en su vitalidad, y ahí entra a tallar el apoyo nutricional también”, explica Beras.
Raquel afirma la importancia de este evento al darles visibilidad y atender sus aflicciones. “Cuando llegaba a casa de la escuela, me encerraba y lloraba para desahogarme. Lloraba con todas mis fuerzas, pero casi nunca dejaba que me vean así... Muchas veces, hasta tus propios familiares –queriendo ayudarte– te dicen cosas que terminan destruyéndote, porque las agresiones físicas se curan y, a veces, hasta desaparecen, pero las agresiones verbales y sicológicas dañan el alma, (sus secuelas) son incurables y repercuten en toda tu vida... ¡Como odio la maldita discriminación, en cualquiera de sus formas!”, exclama. “Te matan en vida, poniendo dentro de ese ataúd todos tus defectos y virtudes sin darte la oportunidad de vivir... Vivir es explorar, descubrir tus defectos y virtudes ante cada situación, pero ¡cómo disfrutar de la vida si no te dan la oportunidad de realizar cualquier objetivo y descubrirte como persona! Por eso odio y califico como maldita a la discriminación”.
Los efectos perniciosos en el ámbito emocional, académico y laboral son mucho más profundos en las adolescentes que en los varones de la misma edad. Les afectan emocional, social e intelectualmente. Todos estos problemas que acompañan a la obesidad no deben hundir a quien la sufre, sino ser un estímulo para luchar contra ella.
Raquel sostiene que vivir y disfrutar de la vida es la misión. “Cada uno a su estilo, pero vivir y ser felices no tiene precio. Lo más esencial está al alcance de nuestras manos y es sentir el palpitar de tu corazón; disfrutar de tu respiración, tus cinco sentidos. ¡Eso es vida! Todo se puede recuperar, pero el tiempo no, por eso debemos valorarnos, querernos con nuestros defectos y virtudes, ya que es ahí donde verdaderamente evolucionamos y todo a nuestro alrededor se transforma. Ámense, ¡rayos!”, enfatiza.
Según la ganadora, el certamen Miss Gordita no fomenta la obesidad, sino muy por el contrario; para ellas, tiene tres ejes fundamentales: luchar contra la discriminación, fomentar la autoestima y hacer frente a la obesidad. “La obesidad es una enfermedad. Pero, ojo, las personas que padecemos de esta enfermedad somos seres humanos, tenemos derechos y obligaciones. Tal vez si se realizan proyectos de educación alimentaria y actividades deportivas en las escuelas y colegios, hasta puede disminuir el porcentaje de personas con sobrepeso y obesidad en el Paraguay. Sabemos que la mejor arma para hacer frente a cualquier situación es la educación, pero una basada en estudios científicos, tomados de nuestra propia realidad y no una comprada como corte y pega de Word, ya que cada sociedad tiene dificultades diferentes”.
Agrega que la autoaceptación no quiere decir aceptar lo que uno es sin hacer nada al respecto. De hecho, es al revés. Para cambiar, mejorar o manejar aquello que causa problemas, lo primero que se tiene que hacer es reconocer y aceptar, pero sin crear una relación de enemistad con uno mismo. “Y de esto se trata el evento”, insiste Michael Beras. “De aceptarse como uno, sin descuidar la salud. Durante el concurso reciben curso de automaquillaje, consejos sobre moda y autoestima. El objetivo es lograr que no sientan vergüenza de su cuerpo y se sientan atractivas, seguras, aun con sobrepeso, pero sin descuidar la salud. Damos las herramientas para que puedan usarlas, tanto para la autoestima como para la salud; ya queda a criterio de cada una usarlas. Miss Gordita Paraguay es considerado –por varios medios internacionales– como revolucionario, por la inclusión y responsabilidad con la salud de las chicas”.
Por segundo año consecutivo, el evento tuvo repercusión mundial. Beras revela que la Agencia EFE cubrió el evento del 2014 y 2015. “La noticia se divulgó en más de 40 países; eso atrajo la atención de todos”, asegura.
La TV5, de Francia, envió a un corresponsal, quien realizó un material exhaustivo, reconociendo al concurso como uno de los grandes movimientos de lucha en el mundo por los derechos de la mujer contra la imposición de los estereotipos. “Debido a la gran repercusión en Francia, recibimos la visita de otro canal, que vino para hacer un documental sobre el tema. También estuvieron presentes en la final la agencia americana Associated Press, una de las mayores de los Estados Unidos. Yahoo publicó el concurso en su sitio de celebridades. La cadena NBC, de los Estados Unidos, destacó como una de las 15 noticias más importantes del mundo en la semana de elección. También la cadena ABC, Telemundo, Ismael Cala –de CNN–, la revista La Nación –de Argentina– se hicieron eco de esta noticia”, revela el mentor del evento.
Raquel, la soberana de este singular concurso, expresa que la belleza no tiene talle. “La belleza –con el tiempo– pasa, pero la capacidad, los principios permanecen. Las mujeres, de por sí, somos bellas, solo que, a veces, se apaga por diversas circunstancias, provocando baja autoestima. Tenemos que tratar de reconocer nuestras habilidades y esfuerzos. Quién mejor que nosotras para tratarnos bien, mimarnos y recordarnos que somos buenas personas. Nadie es perfecto; todos somos especiales, únicos e irremplazables, con nuestros defectos y virtudes. Durante el certamen aprendí mucho; a sacar esa esencia femenina, demostrando –a este mundo implacable– que una es hermosa y puede sobresalir”.
La sicóloga Norma Espínola afirma que de eso se trata precisamente: “de la aceptación y contención”. Dice que intentan darles su lugar en la sociedad, a partir de sus personalidades, y hacerles sentir que son alguien; además de ayudarles a desarrollar una autoestima saludable.
En fin. Miss Gordita, un certamen que generó comentarios dispares, pero que conlleva una educación integral de buenos hábitos alimentarios, tolerancia, no discriminación, pero –principalmente– de autovaloración, aceptación de la mujer hacia sí misma y el valor que se da como persona.
“Una niñez cargada de emociones”
Raquel es la segunda de cinco hermanos. Tiene 24 años, y se califica como una chica común y corriente, con muchas batallas encima. “Soy hija de mamá soltera. Tuve una niñez cargada de emociones y experiencias... Fuimos criados con una educación a base de Dios y el trabajo. Éramos comerciantes; vendíamos de todo, hasta juguitos de naranja en los semáforos. Mi hermano se subía en los micros y nosotros nos quedábamos en el semáforo con mi mamá. También trabajé como empleada doméstica, moza, lavacopas y eso que tengo un lindo currículum basado en documentos académicos, puesto que en cada año me distinguía en aplicación y conducta. Fui delegada de curso desde el 8.º grado hasta el 3.er año de la Media, consecutivamente. Siempre fui muy activa; no me gustan los resultados mediocres, y las palabras ‘no’ o ‘no puedo’ casi nunca existen para mí. Recuerdo que mi mamá vendía frutas y verduras. Me levantaba con ella para ir al Abasto a la madrugada. Ella es docente, pero los ingresos no eran suficientes, por lo que buscábamos otros. Ahora trabajo en Afemec. Me encantan los deportes; juego al fútbol. Me voy soltando como persona y mujer”.
Sepa más:
YouTube: Paraguay rompe esquemas con Miss Gordita.
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Fotos ABC Color/Gustavo Báez.