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Lo mejor del cine, “esas películas que los nuevos filmes, muchas veces, no nos dejan ver”, es lo que propone Cine al aire, la iniciativa de Rafael Alfaro, que cada vez suma más adeptos. La propuesta es disfrutar de las obras en un ambiente mágico: recostados sobre el pasto, disfrutando de comidas deliciosas y una buena bebida, tal como en las películas. Es un ambiente familiar, entre amigos. Antes y después de las funciones, se puede disfrutar de un excelente ambiente en el que reina la cordialidad.
La iniciativa nació hace dos años con la idea de disfrutar un poco más de las tardes al aire libre, viendo películas y comiendo algo, como se estila en los cinemas cafés de los Estados Unidos y Europa. Rafael lo describe como “la experiencia de tomar o comer algo mientras ves la película, estar al aire libre en una ciudad como Asunción, que hoy en día ya es más metrópolis; es recordar un poco la belleza de antaño. En la época de mis padres había cine al aire. Esta actividad, además, otorga un ambiente de barrio; eso es lo que queremos transmitir: un sentido familiar, entre amigos”, dice.
Al principio, la actividad no estaba abierta a todo público; se trataba simplemente de un grupo de amigos, amantes del cine seudoclásico y clásico, que se reunían a ver filmes ochentosos o noventosos. Pero viendo la buena respuesta de la gente y que cada vez era mayor el número de espectadores, Rafael recurrió a lo mejor de su infancia y juventud: su casa paterna, el hogar donde –según cuenta– vivió sus primeros 30 años y de la que conserva hermosos recuerdos. “La casa estuvo deshabitada por varios años y, como el espacio es bastante amplio y el jardín es hermoso, me pareció ideal para hacer realidad aquí el sueño del cine al aire”, cuenta.
Para Rafael, esta “es la oportunidad de ver en pantalla gigante películas que ya no pudimos disfrutar nosotros, que nacimos en otra época, que algunos habremos podido ver con suerte en formato de video o en televisión, que no es lo mismo. Verlas en pantalla gigante es otra cosa; transmiten mucho más y se puede apreciar el verdadero arte que contienen”, indica.
Las entradas son gratuitas, pues el objetivo no es comercial. “Esto nos otorga a nosotros la libertad de elegir las películas sin un compromiso directo con el público, nos permite conservar la esencia y significa que no estaremos obligados a pasar estrenos”, dice Rafael.
El amplio patio empastado cuenta ahora con algunos bancos o reposeras de pallets. “Pedimos a la gente que venga con sus almohadones y mantas para cuando baja la temperatura. Pero, en general, pueden venir con su tereré, con la ropa que quieran, porque es un ambiente familiar. También estamos abiertos a recibir sillones o asientos que ya no se usen, para poder reciclarlos. La idea es crecer de a poco, sin perder el sentido”.
Las funciones se realizan todos los domingos ni bien entra el sol. “Atendemos desde las 18:00 para quienes quieran cenar antes de ver la película o simplemente quieran venir a compartir con nosotros este espacio entre amigos. Luego de la función, nos quedamos para el segundo turno de la cena, con música del DJ Gustavo Kwak, hasta altas horas de la noche”, explica, pero aclara que algo que toman muy en cuenta es el volumen de la música: “Este es el barrio de mi infancia; conozco y aprecio a todos los vecinos así que, para mí, está primero la tranquilidad de ellos. Nosotros disfrutamos de la música, pero sin hacer mucho ruido”.
Kwak está encargado de la ambientación y es parte de la sociedad “Al aire”. Desde hace unos meses, apoya de cerca a Rafael en la elección de las películas. Gracias a sus años como DJ sabe con exactitud cómo amenizar el ambiente, para que luego de ver los filmes, quede un halo mágico en el aire como solo la música puede conseguir.
Sabor propio
A la hora de comer, se pasa a un apartado especial del predio en el que está ubicado el restaurante Tiro al aire, encabezado por el chef Rubén Troche, de conocida trayectoria en el mundo gastronómico. El lugar nació con el concepto de volver la gastronomía a lo básico, que es el buen comer, a precios accesibles y con una atención en la que prima la cordialidad.
El restaurante ofrece platos únicos como el mbejupizza, una pizza montada sobre una masa del auténtico mbeju crocante y delicioso. Troche cuenta que “quisimos hacer algo diferente, sin alejarnos de lo típico, pero con un toque único. Este fue el resultado de varias pruebas, pero estamos contentos porque el público saborea cada bocado”.
Además, el pasado fin de semana estrenaron la pizza con una masa cuya receta llevó varios meses de desarrollo. “Fueron pruebas y más pruebas hasta llegar al punto que buscábamos. Se trata de una pizza no muy cargada, porque lo importante es deleitar la base”, expresa.
Entre los favoritos de los comensales están las miniburgers, que son hamburguesas caseras con pan artesanal y las más deliciosas combinaciones de ingredientes como tomates secos, albahaca, rúcula y una variedad de quesos. “Son ideales para acompañar con un buen vino”, dice Troche.
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