Aires de femme fatale

Hace cuatro años se fue a la Argentina y hoy es figura estelar de la farándula porteña. Pasó por el programa de Tinelli, se sentó a la mesa de Mirtha Legrand y su nombre aparece en los teatros de revista de la calle Corrientes.

Este artículo tiene 15 años de antigüedad
Sensual y carismática, Dallys Ferreira consolida su lado artístico: actriz y vedette. Aquí, sus impresiones. Y sus fórmulas de éxito.El modelaje fue su punto de partida para abordar el tren de la exposición pública. A los 17, integró el staff de American y no tardó en incursionar en televisión. Actuó en la serie Colegio de Señoritas y siguió avanzando con producciones fotográficas de moda, hasta que descubrió su lado sensual. Y se hizo Miss Playboy. A finales del año 2005 desembarcó en Buenos Aires y dio inicio a una carrera artística que sigue en pleno ascenso. Hoy, Dallys Ferreira, la paraguaya que deslumbró a los argentinos desde las tapas de las revistas Hombres, Maxim y Papparazzi, habla de su lado profesional, sus proyectos y sus sueños.

- ¿Actriz o vedette?

- Yo prefiero considerarme una actriz que puede ser vedette. Y que puede bailar.

- ¿En qué momentos le gusta asumir aires de diva?

- En las producciones de fotos. Cuando estoy trabajando y cuando hago alguna producción, obviamente, siento que es muy importante la actitud. Y la actitud la tengo cuando estoy trabajando, después soy la Dallys de siempre.

- ¿Podría definir su estilo?

- Creo que soy una persona muy versátil. Me gusta cambiar, pero siempre manteniendo la frescura y la esencia de una mujer natural.

- ¿Por qué hay tanta competencia entre las vedettes?

- Hay competencia en todos los ámbitos. He trabajado como vedette, he trabajado como actriz, hasta como opinóloga en algún programa de televisión y experimenté la competencia en todos los ámbitos. A mí me ha tocado ver de cerca, trabajando con ellos, que la competencia entre los artistas masculinos también es voraz. La diferencia por ahí está en lo mediático que hace que todo se magnifique. O que se arme un show para que la gente se pueda entretener.

- O sea, ¿llevarse mal con algunas colegas es parte del espectáculo?

- Forma parte. Es imposible llevarse bien con todo el mundo. Y suele pasar que no hay motivos, pero no le caés bien a alguien y basta. Yo aprendí a aceptar que no le puedo caer bien a todo el mundo. A mí, me parece que lo fundamental es el respeto.

- ¿Por qué esa rivalidad tan marcada con las hermanas (Vanina y Silvina) Escudero?

- Eso no tuvo mucha explicación. Fue algo muy ilógico que no tuvo mucha coherencia, porque nunca hubo un motivo que justifique tales ataques o acusaciones hacia mi persona.

- Vanina se molestó mucho cuando tuvo que abandonar la mesa de Mirtha Legrand, donde también estabas invitada.

- Y es un problema de competencia. Por ahí hay muchas que no aceptan que una paraguaya triunfe y sea muy querida por el público argentino.

- ¿Qué desventajas le produce el hecho de ser paraguaya en la Argentina?

- Cuando llegué a la Argentina me di cuenta de que el hecho de ser paraguaya tenía dos polos; no había punto intermedio. Podía ser una desventaja o una ventaja. Y yo entendí que dependía de mí, entonces dije que tenía que ser una ventaja. Y en lugar de reprimir o tratar de esconder mi tonada o mi guaraní o la cultura paraguaya yo lo exploté y usé eso a mi favor. Y hasta ahora me ha ido bien.

- ¿Hay algo más cruel que el paso de las años para una vedette?

- A mí no me da miedo el paso de los años. Me parece que, obviamente, una tiene que ser coherente con los años y vivir la vida por etapas. Hay etapas de mi vida que ya quemé y que, la verdad, volver a vivirlas o retroceder no coincidiría con mi edad o con la experiencia y la madurez que tengo hoy día.

- Artista ¿se nace o se hace?

- Está la que nace. Y está la que se hace.

- ¿Cómo descubrió su vocación para las tablas?

- Desde muy chiquita. Yo era más de ver televisión, de ver novelas y soñar. Me ponía la ropa de mi mamá, me paraba frente al espejo y jugaba a ser actriz. Siempre tuve esa cosa, pero nunca me imaginé que la haría realidad.

- ¿Por qué duró tan poco en el programa de Tinelli?

- En Patinando por un sueño no duré poco. Me mantuve tres meses y el programa concretamente duró cuatro. Mi objetivo era durar un mes, y ya estaba feliz. Pero alcancé tres meses. Fue muy difícil, muy duro para mí, pero me enseñó a manejar lo mediático, a entender que lo que se dice por ahí no es personal, sino que es un show. Y ahí aprendí a entender lo que es el show mediático.

- ¿Cómo definiría en pocas palabras sus logros en Buenos Aires?

- Me parece que es fruto de mucho trabajo, mucho esfuerzo, de tener fe en lo que uno hace, en lo que uno ama.

- ¿Llegó a pensar en algún momento dejar todo y volver a Paraguay?

- En varias oportunidades.

- ¿Qué aprendió en la Argentina?

- Un montón. Yo me crié en Ciudad del Este y al venir a Asunción ya había aprendido mucho. Ir a Buenos Aires, obviamente, amplió eso. Y me dio una madurez y una seguridad en mí misma. Aprendí a ser responsable de lo que digo y hago. No de lo que los demás hagan o digan. Y la verdad que estoy muy contenta, porque yo sé lo que me costó llegar a donde llegué.

- ¿Es verdad que terminó con su pareja?

- No. No es cierto. Seguimos muy bien, nos entendemos bastante y tenemos planes de casarnos a fin de año.

- ¿Cómo es Dallys enamorada?

- Soy muy compañera. Hoy día mi pareja es mi refugio, porque me cuesta mucho armar relaciones sociales o hacer cosas más allá del trabajo. Tengo mis compañeros, salimos a cenar, todo lo que sea, pero por ahí no entablo esa amistad como la que tengo acá, que son lazos muy fuertes.

- ¿Cada cuánto recibe flores?

- La verdad que no recibo demasiadas flores, como el mito de la vedette. Apenas en momentos especiales, estrenos de teatros...

- Muchos hombres fantasean con usted. ¿Se considera un objeto sexual?

- A mí me causa mucha gracia cuando se hacen encuestas y me ponen entre las cinco más deseadas, junto a una Luciana Salazar, una Evangelina Anderson, una Pampita. A mí realmente me divierte porque yo juego cuando hago fotos, juego a ser una femme fatale, pero la realidad es que no creo que sea una sex symbol.

- Ha posado para tapas de revistas masculinas muy eróticas, ¿no siente pudor ante tanta exposición?

- Para nada. No reprimo mi cuerpo, no reprimo lo que soy, aprendí a aceptarme y a ser feliz con la realidad que me tocó vivir y que, obviamente, trasformé. Yo vengo de una familia muy humilde y en lugar de quedarme en mi casa victimizándome y llorando por la situación de vida, decidí hacerme cargo de mi vida y trasformar eso. Y lo pude trasformar, así que no reprimo nada. Y es más, el día de mañana cuando esté con mis nietitos les voy a mostrar las fotos de la abuela, que vean que la abuela tuvo su época, porque después no te creen (risas).

- ¿Qué importancia le da a su propia imagen?

- No más de la necesaria. Me cuido y trato en lo posible de ser un buen ejemplo para los demás.

- De chica, ¿cuál era su juguete preferido?

- Me gustaba jugar con la Barbie y con autitos.

- ¿Qué cosas nunca faltan en su cartera?

- Tengo de todo. Tengo mi vida en mi cartera. Pero lo fundamental cuando salgo es la llave de mi casa, el dinero y mi celular.

- ¿Quién le maneja su dinero?

- Yo.

- ¿Hasta qué hora acostumbra a dormir normalmente?

- No tengo horarios.

- ¿Vori vori de gallina o sushi?

- Vori vori de gallina, toda la vida.

- ¿Sabe preparar algún plato?

- Sí. Sé hacer vori vori, chipa guasu. Sé hacer un montón de cosas.

- ¿Guarania, rock o cumbia villera?

- Todos. Me adapto.

- ¿En qué situaciones siente miedo?

- Cuando sufre mi familia.

- ¿Se siente célebre?

- No. La gente me hace sentir muy bien acá y en la Argentina. Pero creo que ese calificativo no me corresponde a mí determinar. Que lo diga la gente.

- ¿Tiene precio Dallys Ferreira?

- No. No tiene.

- ¿Un sueño frustrado?

- Estoy trabajando en eso, cantar.

- ¿Planes, proyectos para este 2010?

- Me encantaría actuar en una ficción; ya tuve una propuesta, pero no la pudimos cerrar por mis actividades actuales.

- En un balance, ¿se puede decir que su carrera artística profesional está empezando, que está en la mitad o que ya alcanzó su techo?

- En la mitad. Hay mucho por recorrer.  

Muy personal

Una flor: Rosas.
Un color: Blanco.
Un perfume: Allure, de Chanel.
Una bebida: Baileys.
Un auto: X6 de BMW (no lo tengo, pero me encantaría tenerlo).
Una película: Los otros.
Un actor: Johnny Deep.
Una actriz: China Zorrilla.
Un libro: El secreto.
Un lugar de vacaciones: Paraguay.
Un hobby: Compartir con amigos.
Un sueño: Ver a mi familia feliz.

Identikit

Dallys Isabel Ferreira Enciso nació en Mariano Roque Alonso el 16 de agosto de 1984. Tenía 17 cuando se hizo modelo y empezó la carrera que hoy desarrolla en Buenos Aires, ya en el rol de actriz y vedette. Está en pareja con el empresario argentino Nicolás Sporleder. Su primer trabajo en la capital porteña se dio en la obra Un país de Revista, con Jorge Guinzburg y Florencia de la V. Grabó comerciales para Europa de los chocolates Snikers, la telefonía Orange de Francia y la gaseosa Pepsi.

Participó en televisión de los programas Bien tarde (Telefé), durante un año y trabajó con Marcelo Tinelli, en Patinando por un sueño. En el teatro Broadway de la calle Corrientes formó parte del elenco de la obra Mister New York y en Mar del Plata subió al escenario con Deslumbante, con Miguel Angel Cherutti. Filmó la película Amo de los clones, y este verano figuró en cartel con la comedia musical Living la viuda loca. Realizó producciones fotográficas para las revistas Gente, Caras, Papparazzi, Pronto, entre otras.
  
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