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Que las frutas son una importante fuente de vitaminas todos lo sabemos. Por eso, es necesario incluirlas en la dieta diaria para conseguir así una nutrición correcta y balanceada. Esta época del año es un momento en el que tenemos a nuestra disposición infinidad de frutas que brindan la posibilidad de variar a la hora de comer este tipo de alimento. Entre ellas se encuentra la acerola.
El aspecto más destacado de esta maravillosa fruta es su altísimo contenido en vitamina C.
Para conocer más sobre la “superfruta”, consultamos con la nutricionista Fátima Rojas. Ella explica los orígenes y dice que la acerola es una fruta que nace de un pequeño árbol o arbusto que mide entre 3 y 6 m de altura. Nativo de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Su piel es lisa y de color rojo o amarillo. Aunque se asemeja mucho por fuera a la cereza, por dentro es totalmente diferente; presenta tres carozos apretados y duros. Es jugosa, muy suave y de sabor ácido; de ahí el nombre de acerola.
Se trata de una fruta con múltiples beneficios y propiedades para la salud, por lo que, tradicionalmente, fue utilizada para prevenir resfriados y demás enfermedades respiratorias, pero también se le dio el uso de fungicida, ya que combate los hongos. Es, además, antiinflamatorio, antianémico, astringente y diurético. “Pero la principal característica es su elevado contenido en vitamina C, que puede llegar a ser hasta 80 veces mayor que el que se encuentra en los frutos cítricos, como la naranja, pomelo o limón. Evidentemente, la mayoría de los beneficios de este alimento se relacionan con el extraordinario contenido de vitamina C que posee”, expresa Rojas.
La vitamina C es necesaria para el crecimiento y desarrollo del organismo e interviene en una cantidad muy importante de reacciones metabólicas. “Lamentablemente, a diferencia de algunos nutrientes que pueden sintetizarse en pequeñas cantidades dentro de nuestro cuerpo, esta vitamina es un nutriente completamente esencial, por lo que es necesaria su obtención a través de los alimentos y suplementos. Además, la vitamina C pertenece al grupo de las vitaminas hidrosolubles o, lo que es lo mismo, se disuelve fácilmente en agua, hecho que dificulta su almacenamiento en nuestro organismo. Dicho de otro modo, las cantidades no utilizadas de vitamina C salen del cuerpo a través de la orina, lo que significa que necesitamos un suministro continuo de este nutriente”, explica la nutricionista.
Siguiendo con los beneficios del consumo de la vitamina C, Rojas afirma que no solo es necesaria, sino también indispensable para el crecimiento y la reparación de la totalidad de los tejidos del cuerpo. “Interviene decisivamente en la síntesis del colágeno, una proteína con funciones estructurales utilizada para formar la piel, los tendones, las encías, los ligamentos y los vasos sanguíneos. No debemos olvidar que el consumo de vitamina C es indispensable para que todos estos procesos orgánicos se lleven a cabo exitosamente”, manifiesta.
El mejor antioxidante
Gracias a la incomparable cantidad de vitamina C, la acerola puede ser considerada como uno de los alimentos con mayor capacidad antioxidante que se encuentran en la naturaleza. “No olvidemos que la función de los antioxidantes es bloquear parte de la acción de los radicales libres, que no son otra cosa que agentes tóxicos que dañan nuestras estructuras corporales ocasionando, entre otras cosas, el envejecimiento prematuro y cuya acumulación es responsable del desarrollo de muchas enfermedades de tipo crónico-degenerativo, como cardiopatías, diabetes, cáncer e inclusive padecimientos articulares como la artritis”, especifica.
Tiene además un alto contenido de gelatina y proteínas con propiedades hidratantes y promotoras de la integridad capilar. Le sumamos vitamina B6, B1, A, flavonoides y minerales como fósforo, potasio, magnesio.
En cuanto a su composición nutricional, Fátima Rojas señala que la mayor parte de su peso es agua, con un escaso aporte de principios inmediatos. “Por 100 g, se pueden ingerir de 0,21 a 0,80 g de proteínas; de 0, 23 a 0, 80 g de grasas y de 3,6 a 7,8 g de hidratos de carbono”.
Aclara que su aporte energético es escaso, unas 30 kcal por 100 g de porción comestible. “Sin duda, es una fruta rica y sana que puede consumirse fresca o en jugo para poder aprovechar los beneficios medicinales que posee. También se pueden elaborar mermeladas o postres con la acerola, por su agradable sabor. Es de fácil cultivo, se pueden tener plantas de acerola en las casas y fomentar el autoconsumo. Y el mejor momento para consumir esta fruta es antes de su maduración, preferiblemente cuando está verde. Al madurar, comienza a perderse su nivel de vitaminas; además, su contenido natural de azúcar se incrementa con el tiempo”, aconseja la nutricionista.
Si tiene una plantita en la casa y las frutas están en su punto ideal, es hora de preparar un rico jugo, mermelada, jalea o compotas. Mima el paladar y el cuerpo.
Mermelada
Ingredientes: 500 g de acerola madura, 500 g de azúcar fina.
Elaboración: lavar las frutas, retirar los tallos y deshuesar las acerolas. Llevar al fuego ambos ingredientes durante una hora a 100 oC hasta que hierva. Cubrir y dejar reposar una noche. Al día siguiente, cocinar a fuego vivo entre 45 minutos y una hora. Quitar la espuma. Cuando empiece a espesarse, tomar una cucharadita y hechar en un plato frío para comprobar la cocción. Colocar la mermelada hirviendo en tarros limpios. Dar vuelta al tarro y dejar enfriar al revés. También le puede agregar un poco de vainilla.
• Si prefiere un jugo bien frío, solo tiene que poner la fruta con agua en la licuadora y ¡listo! Después, pasar el jugo por el colador para sacarle los residuos de la semilla.
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