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Pequeña de estatura, pero de gran personalidad, Olga Miranda será una de las dos juezas que dirigirán los partidos de fútbol femenino en las Olimpiadas de Río 2016. Se convierte así en la única representante del arbitraje paraguayo en este importante evento deportivo.
“Para mí, significa una bendición inmensa la oportunidad de representar a mi país y, también, al arbitraje femenino sudamericano”, comenta Olga Miranda, quien fue la primera paraguaya en dirigir en el Mundial de Fútbol Femenino de Canadá 2015. Ahora añade otro hito histórico a su carrera: será la árbitra que representará al Paraguay en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Además, junto con la uruguaya Claudia Inés Umpierrez, forma parte de los cinco jueces de la Conmebol, designados por la Comisión de Árbitros de la FIFA, para dirigir los encuentros de fútbol femenino y masculino que se disputará del 5 al 21 de agosto próximo.
Olga Marilín Miranda Villarreal tiene 34 años, es licenciada en Letras y, actualmente, está cursando la carrera de Sicología. Nacida en Ybytymí, pasó allí los primeros años de su vida. Parte de su formación académica la realizó en La Colmena y hace 25 años que reside en Asunción. Inició su carrera arbitral a los 21 años y forma parte de la tercera promoción de árbitras de nuestro país.
Para involucrarse en esta actividad, primero debía conocer las reglas del juego. Entonces, con una prima árbitra de la Unión del Fútbol del Interior (UFI) siguieron el curso de arbitraje en la Asociación Paraguaya de Fútbol (AFP).
Muy femenina, Miranda nunca había jugado al fútbol. “Al ver a las árbitras europeas, de 1,80 m, en promedio, era como que tenía todo en contra. Pero con perseverancia, trabajo, empeño y mucha fuerza se puede”, asegura.
En cuanto al recibimiento de los referís masculinos, destaca que una gran ventaja fue pertenecer a la tercera promoción de árbitras. “Nuestras antecesoras ya nos habían alivianado el camino, por lo cual los hombres ya estaban acostumbrados a que estemos en el grupo y, hoy en día, somos uno más de ellos”.
Miranda llegó a dirigir partidos de la Reserva masculina en la Intermedia. Actualmente, para tener el ritmo, arbitra cotejos de la sub-20 profesional, que es una categoría bastante alta para una mujer. Asegura que nunca fue agredida. Aún hoy, al principio de los cotejos, los jugadores, al verla, pretenden subestimarla. “Como que quieren hacerme ver que, por ser mujer, no sé de fútbol. Pero siempre les aclaro que sé las reglas del juego y les pido que se dediquen a jugar. Dirijo con firmeza, pero sin ser prepotente, soberbia ni mucho menos autoritaria. Siempre dentro del marco del respeto. Hay que tener mucha personalidad. Soy muy firme en mis decisiones y más si son correctas”.
¿En la vida, en general, también? “La vida me golpeó mucho, pero me hizo más fuerte”, revela. Miranda perdió a gran parte de su familia, incluida su hija de casi cuatro años, en un accidente rutero en Paraguarí. “En el 2011, un camión de gran porte salió de su carril, cruzó al contrario y embistió al vehículo en el que venían ellos. Perdí a mis dos hermanos mayores, los dos muy jóvenes: uno, ingeniero agrónomo, de 31 años; el otro, ingeniero forestal, de 34. Además, una prima, de 21, quien vivía con nosotros aquí en Asunción”. En el percance falleció también su única hija, quien estaba a cinco días de cumplir cuatro años y había ido a llevar las tarjetitas de invitación para el festejo. “Entonces hacía seis años que yo estaba en el arbitraje y mi hija era mi fan número uno. Le encantaba lo que yo hacía. Lastimosamente, a mi mamá y a mí, la vida nos puso en la misma situación: sobrellevar entre las dos la pérdida de un hijo”, evoca.
¿Cómo se sobrevive a una tragedia como esa? “Tenía dos opciones: pegarme un tiro y acabar con todo, o ponerle onda y seguir batallando, y opté por luchar. Pensé en mis padres, quienes también estaban pasando por lo mismo. Es una pérdida que uno nunca llega a superar. Solo se sobrelleva”.
Confiesa que el arbitraje le ayudó muchísimo. Algo que la motivaba a seguir viviendo eran los planes de entrenamiento que FIFA enviaba. “Recién hace un par de años empecé a soñar nuevamente con formar una familia y volver a tener hijos. Yo sé lo que es no tener un hijo, tenerlo y, después, perderlo. Y siento que me falta algo. Tengo mucho amor para dar”.
No obstante, afirma que, a pesar de todo, su vida está llena de bendiciones. Los desafíos son cada vez mayores; las pruebas físicas difíciles, más intensas. “Cuando yo llegaba a un nivel, FIFA cambiaba a otro más exigente. Es empezar y remar de nuevo”. Esta designación de Río 2016 es muy importante, porque tenía una lesión en la cadera renuente a sanar. Estuvo un mes parada con fisioterapia y medicamentos, y tenía que asistir al primer seminario mixto que se realizó en abril de este año en Miami, EE. UU. De este participaron los representantes del proyecto para el Mundial de Rusia 2018 y, en fútbol femenino, el Mundial de Francia 2019. “Por poco no fui, pero si no iba, la designación de Río era imposible. Casi desistí. La responsabilidad era muy grande, porque como paraguaya, todo un país estaba detrás de mí”. Pero no solo logró viajar, sino también la convocatoria.
Ahora apunta a mejorar día tras día para ir al Mundial de Francia 2019. “Lo de Río es una responsabilidad muy grande, porque ahí no es Olga Miranda; es la árbitra del Paraguay. Y, una vez allí, soy la árbitra de Conmebol, sudamericana. Entonces, ya se habla de continentes”.
La fuerza de un sueño
Leticia Báez Houdín es la primera árbitra paraguaya en participar de los Juegos Paralímpicos de Río 2016. Va como oficial técnico nacional hecho que significa un salto gigante en su carrera profesional. Y, por supuesto, el gran honor de representar al país.
“Es la primera vez que nominan al Paraguay para los juegos paralímpicos”, cuenta orgullosa. Fueron seleccionados ocho brasileños, tres europeos y ella. “La esperanza de poder participar en estos juegos comenzó en el Big Maximus-Sudamericano de Rugby en sillas de ruedas, que se llevó a cabo en Niteroi, Brasil. Estuvieron, también, árbitros de Brasil, Colombia, Argentina, Canadá”, rememora.
Luego de esta competencia comenzaron los entrenamientos online con el coordinador de arbitraje de Brasil, Rodrigo Saraiva, único árbitro internacional de Sudamérica. “En mayo del 2015 fui nuevamente convocada por la Associação Brasileira de Rugby em Cadeira de Rodas (ABRC) para participar del VIII Campeonato Brasileiro de Rugby em Cadeira de Rodas (Guaratuba). Tuvimos exámenes tanto prácticos como teóricos, con la coordinación de Saraiva, Río 2016 y ABRC”, añade entusiasta.
A su memoria viene también la convocatoria para participar de la III Copa Caixa, llevada a cabo en Niteroi, previa a una capacitación y exámenes. Todas estas experiencias, ya muy cerca al esperado eventos-teste de Río 2016. Y llegó el día. En febrero pasado fue convocada por la organización de Río 2016 para participar de Aquece Rio, eventos-teste de rugby en silla de ruedas. El escenario: Barra da Tijuca. “Ahí le conocimos a Simon Stark, cabeza de los oficiales de mesa para los juegos paralímpicos. ¡Ya era otro nivel!”, exclama con una amplia sonrisa.
En esa competencia estuvieron los mejores equipos del mundo; entre ellos, Canadá, Australia, Estados Unidos y Brasil. “Tuvimos pruebas más duras y con más presión, pero pasé. Seguía en camino; una experiencia única e inolvidable”, confiesa.
La última y decisiva fue el IX Campeonato Brasileiro de Rugby en silla de ruedas, en mayo. “Las pruebas fueron mucho más duras. Felizmente, me llegó la notificación de que fui aceptada. Para mí es un hecho histórico, gigante en mi carrera profesional y, también, para mi país. Fuimos convocados ocho brasileños, tres europeos y yo”, dice.
Parte de la carta de confirmación, enviada por el comité organizador, decía: “Tengo o prazer de confirmar que voce foi nomeada como NTO para a competição de Wheelchair Rugby nos Jogos Paralimpicos Rio 2016”. Otras indicaciones también aparecen en la misiva, pero lo esencial a los ojos de Leticia fueron las primeras líneas que aseguraban su presencia en las olimpiadas.
Actualmente, ella trabaja en la Secretaría Nacional de Deportes y, también, en el programa Maximus Project II, que busca el desarrollo social y empoderamiento para personas con discapacidad por medio de la práctica deportiva. “Soy entrenadora de goalball, deporte paralímpico para personas con discapacidad visual”.
El goalball es el único deporte paralímpico creado para personas con discapacidad o deficiencia visual. Participan dos equipos de tres jugadores. El juego se basa, principalmente, en el sentido auditivo para detectar la trayectoria de la pelota que, en su interior, lleva cascabeles que suenan al movimiento. “Estamos en la etapa inicial, y queremos que se acerquen para conocer y beneficiarse con este plan”.
¿Por qué eligió ser árbitra de partidos con personas con discapacidad? En el 2012 asistió a las primeras prácticas del quadrugby, cuando solo eran cuatro jugadores. Al año siguiente participó de un seminario internacional sobre reglamentos que se realizó en nuestro país. Al estudiar notó mucha similitud con el básquet y atrajo su atención. Decidió que era lo suyo y hoy continúa feliz. “Tuve la oportunidad de capacitarme y participar de torneos en varios países de Sudamérica, como Colombia, Ecuador, Perú y, especialmente, Brasil, donde me adoptaron como una árbitra más. El rugby en silla de ruedas no es un deporte cualquiera, es de otro mundo”.
Ante tantas realizaciones en su carrera deportiva, Leticia Báez Houdín se siente agradecida con su familia: su hija, Keira; su esposo, César; su mamá y su abuela, quien pasó noches rezando para que todo salga bien. También, con sus compañeros de trabajo, el Ministro de Deportes del Paraguay y el director Bruno Zanotti-Cavazzoni. “Muchas veces falté a compromisos familiares importantes para ir detrás de este sueño... Mi admiración y respeto hacia estos deportistas, y los valores que representan. Estoy sumamente feliz de trabajar con ellos”.
Leticia
Trabaja en la Secretaría Nacional de Deportes como técnica deportiva. Es profesora de Educación Física y licenciada en Ciencias del Deporte. Además, entrenadora de básquetbol para deportistas de Olimpiadas Especiales Paraguay y de goalball, deporte paralímpico para persona con discapacidad visual. También, árbitra de rugby en silla de ruedas.
Olga
Nacida en Ybytimí, el 31 de mayo de 1982. Toda su preparación académica la realizó en La Colmena. Tercera de siete hermanos, dos de ellos: Lorena (19) y Guido (30), también son árbitros. Es hija de Rafael Miranda y Eulalia Villarreal, quienes residen en La Colmena. Actualmente, trabaja en edición de materiales de estudio en una empresa tercerizada.
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Fotos ABC Color/Gustavo Báez.