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Hedy siempre estuvo en contacto con el teatro, como decíamos al principio de la nota, su primer romance fue con la poesía, hasta que se trasladó a la ciudad de Buenos Aires, donde de la mano de Blanca de la Vega, Alejandra Boero e Inda Ledesma dio sus primeras clases. Su sed de seguir perfeccionando la llevó hasta Madrid detrás de Nuria Spert, aunque terminó estudiando con Strasberg. Así fue aprendiendo todos los secretos de la actuación y nunca más bajó del escenario. Lleva con orgullo los éxitos obtenidos, pero los aplausos no la marearon nunca. "Tengo muy claro lo que soy, no olvido quién soy y cómo soy", asegura. Añora tiempos idos, cuando el teatro realmente llegaba a las personas. "Hay muy pocas promesas en esta profesión", se lamenta. Situación que intenta cambiar desde su escuela, enseñando todo lo que sabe a grandes y chicos. "La docencia me deja plena; el poder trabajar con chicos, adolescentes y adultos es edificante. El hecho de captar promesas es una satisfacción, pero hay que reconocer que el teatro exige disciplina y constancia, y es en el camino donde muchas veces se decae". Enseña a sus alumnos a amar el teatro. "Preparamos grandes obras al culminar el ciclo...sonrío al bajar el telón y es por haber llegado al objetivo". No sólo potenciales actores pasan por su escuela, también lo hacen políticos, adultos, profesionales de distintos ámbitos. Hedy les enseña a tener seguridad y dominio para expresarse ante un gran público.
¿Trayectoria? Grandes éxitos coronan su carrera, como "La casa de Bernarda Alba", "Ardiente paciencia", "Doña Ramona". Y hay planes de hacer grandes obras. En un plazo breve la veremos nuevamente sobre las tablas, especificamente en el Arlequín, actuando en "La vida que dí", bajo la dirección de Nelly Goitiño. ¿El futuro? Es bastante claro. Seguir enseñando y actuando. Quienes aman el teatro sabrán disfrutar de esta actriz consagrada.