Nacimiento y ofrendas, una tradición de siglos

Cada 25 de diciembre, la Iglesia conmemora solemnemente el Nacimiento de Jesucristo, memoria que se remonta desde mediados del siglo IV como fecha litúrgica y de celebración. Comprender el sentido de celebrar la Navidad nos lleva a indagar en la historia.

Pesebre.
Cada 25 de diciembre, la Iglesia conmemora solemnemente el Nacimiento de Jesucristo, memoria que se remonta desde mediados del siglo IV como fecha litúrgica y de celebración. Comprender el sentido de celebrar la Navidad nos lleva a indagar en la historia.Gentileza

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El padre Hugo Fernández, director del Museo Eclesiástico Monseñor Juan Sinforiano Bogarín y director de Bienes Culturales y Patrimoniales de la Arquidiócesis de Asunción, nos habla de la motivación de celebrar el Nacimiento de Jesús: “Esta fecha ha ingresado en el calendario civil haciéndose extensiva a todo el mundo.

La celebración toma elementos festivos que llegan a lo más profundo del espíritu humano, llenando a los cristianos de esperanza, solidaridad y amor como elementos que caracterizaron a Cristo, quien vino al mundo a darnos la esperanza, solidarizándose con dolores y pobrezas y entregándonos a cada instante un amor completo”.

Si bien en la antigüedad se representaba este acontecimiento con la liturgia, los cánticos y las lecturas, en el arte gráfico aparecieron pinturas representando la adoración de los Magos al Niño Jesús sentado en el regazo de su madre, apunta el religioso.

Es sabido que fue San Francisco de Asís quien en la Navidad del año 1223, en Greccio, Italia, representó el nacimiento de Jesús recreando el pesebre donde había nacido, poniendo un niño pequeño rodeado de un asno y un buey, mientras los parroquianos hacían de pastores y cantaban himnos.

De allí el origen de los pesebres, que poco a poco se difundió por el mundo católico llegando a ser representados, ya no con personas, sino con figuras en las iglesias y luego en los hogares.

Pesebres en Paraguay

La tradición de los pesebres en el Paraguay –explica el padre Fernández– data de los tiempos de las misiones religiosas que difundieron la fe y las fiestas litúrgicas en estas tierras, sobre todo en el siglo XVII.

También destaca los relatos de las festividades en las misiones jesuíticas y franciscanas que detallan la solemnidad de la Navidad en la que los guaraníes, además de integrar elementos de su propia cultura, aprovechaban para manifestar también su profundo agradecimiento a Dios por la naturaleza y la vida.

Así fue que “los misioneros permitieron a los guaraníes introducir en los pesebres clásicos ofrendas y adornos importantes para ellos”.

De estas tradiciones quedan en la cultura popular del Paraguay elementos muy característicos, como “la gruta del nacimiento hecha, no de piedras, sino de ramas de árboles de ka’avove’i, a semejanza de los tapÿi o antiguas casas de los indígenas en el bosque”.

Y añade: “Las ofrendas de frutas de estación para el Niño Jesús que después de los rezos serán repartidas entre todos, las chipas y dulces que cuelgan coloridos con globos o huevos pintados como manifestación de la solidaridad de la comunidad”.

Un altar de ofrendas

Las figuras de los animales cambian pues “no son característicos en los Belenes tradicionales, sino más bien simbólicos de estas tierras. Bosques y praderas de esta región.

Con el tiempo, juguetes de los niños, figuras populares, adornos o recuerdos de acontecimientos empezaron a aparecer como una suerte de ofrecer al niño lo más lindo que se tenía en el hogar”.

El clérigo afirma que “el pesebre paraguayo no solamente es la representación histórica pretendida del nacimiento de Jesús, sino que se ha convertido en un altar de ofrendas, de manifestación de cariño y de fe sencilla que representan lo importante, hermoso o sagrado de cada familia”.

mirtha@abc.com.py

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