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Entender el origen de la costumbre de dar y recibir regalos en Navidad implica un viaje en el tiempo… a la Antigua Roma. En las Saturnalias, festividades dedicadas al dios Saturno, los romanos solían intercambiar pequeños presentes como muestra de amistad y buena voluntad.
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Estas celebraciones, que coincidían con el solsticio de invierno (boreal), marcaban un momento de unión y celebración comunitaria. De acuerdo al antropólogo Diego Rodolfo Viegas en una publicación atribuida a la agencia Telam, en las Saturnalias, el regalo no era solo un objeto, sino un gesto que fortalecía los vínculos sociales. Al ofrecer un presente, se establecía una especie de pacto de reciprocidad, creando lazos de amistad y confianza que trascendían el valor material del obsequio.
“En realidad, la Navidad tiene más de 4.000 años de antigüedad porque se basa en festividades muy anteriores al cristianismo, que se celebraban el 25 de diciembre por el solsticio de invierno en el hemisferio norte y tenían similitudes con nuestro actual carnaval”, explicó Viegas, profesor titular de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y especialista en estudios sobre la Navidad, en la mencionada publicación.
Siempre según el razonamiento de Viegas, con la llegada del cristianismo, la tradición de los regalos se enriqueció con la historia de los Reyes Magos, quienes ofrecieron oro, incienso y mirra al Niño Jesús. Este relato bíblico convirtió el acto de regalar en una expresión de amor, respeto y admiración, elevando el significado de los presentes a un nivel espiritual.
Un poco más adelante en el tiempo, existen otros acontecimientos que han dado forma a nuevas costumbres relacionadas al acto de dar obsequios en la época navideña. El ejemplo más internacionalmente conocido es el de Papá Noel, Santa Claus, El Viejito Pascuero, Santa o San Nicolás.
En esa línea, la figura más cercana al origen de Papá Noel como lo conocemos hoy es San Nicolás, un obispo griego que vivió en el siglo IV, conocido por su generosidad y por ayudar a los más necesitados, especialmente a los niños. Sus buenas acciones se convirtieron en leyendas y se transmitieron de generación en generación.
En muchas culturas europeas existían figuras similares a San Nicolás, como Mikulás en Hungría o Sinterklaas en los Países Bajos. Estos personajes compartían características como la generosidad y la costumbre de dejar regalos a los niños. En la mitología nórdica se destaca la figura de Odin, quien recorría los cielos recompensando a las personas virtuosas y castigando a las malvadas.
Estas creencias y costumbres se trasladaron a nuestro continente con la llegada de inmigrantes europeos a los Estados Unidos. En ese contexto, la figura de San Nicolás se popularizó y evolucionó. El escritor Washington Irving contribuyó a crear una imagen más festiva y jovial del personaje, y el dibujante Thomas Nast lo representó como un hombre alegre y barbudo, tal como lo conocemos hoy.
A finales del siglo XIX y principios del XX, la figura de Papá Noel fue utilizada por empresas comerciales para promover el consumo durante la Navidad. Esta asociación comercial contribuyó a consolidar la imagen de Papá Noel como el símbolo de la Navidad en todo el mundo.
Pero más allá de su carácter comercial o no, el verdadero espíritu de esta festividad va más allá de los regalos materiales. Al obsequiar algo a alguien, estamos expresando amor y cariño, ya que un regalo bien pensado demuestra que hemos dedicado tiempo y esfuerzo en encontrar algo que le guste a esa persona.
También regalar simboliza la unidad y comunidad pues al compartir momentos especiales y regalos, fortalecemos los lazos familiares y amistosos, creando recuerdos inolvidables que perduran en el tiempo. Regalar, en especial en esta época, es asociado también al valor de la generosidad que nos conecta con los demás, fomentando un espíritu de solidaridad y empatía.
Y, como ya habíamos visto en el marco de las Saturnalias, representa además la tradición y cultura; al mantener vivas estas costumbres, honramos nuestras raíces y transmitimos valores a las nuevas generaciones.