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De la mano de Pilar Zuccolillo, de La Pilarica, se aprecia un nuevo ángulo de lo que es lo que podríamos llamar el slow decoration; es decir, pensar en un ornamento desde su mismísimo cultivo, proceso, diseño y forma. Con su emprendimiento, La Pilarica, presenta propuestas decorativas con mucha clase para las fiestas de Navidad que se acercan a un ritmo más acelerado del que nos damos cuenta.
Las propuestas decorativas consisten en tres coronas navideñas en las cuales se utilizaron productos que la misma decoradora cultivó y cosechó.
“La primera corona es 100% lavanda, que yo coseché hace unos días, después hice otra con penachos fucsias, que también es de cosecha propia, y le agregué unos detalles de canela en rama y anís estrellado… me encanta usar productos naturales que incluso podés encontrar en el súper”, explica la decoradora.
La canela y el anís estrellado “quedan superlindos para detalles navideños”, enfatiza. Otro detalle no menor, además del componente natural, es pensar en los aromas. “La lavanda huele muy bien, la canela, el anís… se huele todo y la verdad que los aromas son bastante duraderos”.
“Todas las coronas tienen el detalle final de un moño. El dorado, como para darle un toque más festivo, o blanco, o puede ser rojo también… pero para salirnos un poco de los colores tradicionales, esos tonos son ideales”, explica.
Dorados detalles
Por otra parte, el estilo de las coronas se traslada a las mesas pensadas para esa noche tan especial que las familias se encuentran antes de que den las 00:00 para brindar por una nueva Navidad. “Preparamos una mesa con todos los detalles dorados: posaplatos dorados, el mantel tiene unos detalles dorados que asemejan al ao po’i, un mantel blanco con detalles dorados y color tierra. También se utilizaron unos candelabros con unas velas también off white, digamos, y para decorar la mesa con flores usé una planta que se llama gallardía, que es una flor muy noble y en todas sus etapas es linda y cuando se seca queda como un pimpollito”, explica Pilar al momento de detallar una de las opciones.
Para la creadora de La Pilarica, la inspiración viene de utilizar “lo que tenemos acá en Paraguay. Por más que la gallardía no es 100% paraguaya nativa, sí es una planta que crece demasiado bien acá en nuestro país y tengo varias parcelas con esa flor. Ahí encontré inspiración en mi jardín”.
Fuera de lo convencional
Para Pilar Zuccolillo, la propuesta siempre es utilizar materiales que son poco convencionales. “Me encanta explorar materiales nuevos, incluyendo cosas como flor de aloé vera y otras que son de temporada y no siempre están en flor, pero cuando hay se debe aprovechar y usar de alguna forma divertida. Creo que mi mensaje es salir un poco del molde y de repente utilizar elementos a los que normalmente ni les mirás, como por ejemplo una mesa vestida o con arreglitos de romero”.
Para Pilar, la mayor satisfacción es haber logrado más de lo que se imaginó cuando comenzó con su emprendimiento. “Se sigue ampliando el concepto”, enfatiza. Y agrega que su mayor satisfacción ha sido “haber aprendido a cultivar en este clima y en esta tierra paraguaya que tiene su particularidad y es muy difícil. A veces frustrante, pero creo que mi mayor satisfacción es cuando veo mi jardín lleno de flores y lleno de mariposas y abejitas, y hay vida; es como que mi mayor satisfacción es haber creado un ecosistema”.
Pilar dice que tuvo que aprender a cultivar “de cero”, porque no es ingeniera agrónoma, pero siempre le gustaron el arte, las plantas y las flores. “Siempre hubo una conexión” con lo natural.
Y tal vez esa conexión con lo natural se extiende como una forma de vida y de compartir, más auú en estos tiempos en que se avecinan las fiestas. “Diría que hay que disfrutar mucho de estar en familia esos días. Uno no siempre les puede ver a sus abuelos o tíos o primos a menudo, hermanos, padres… entonces hay que aprovechar a la familia”, expresa.
Para crear el ambiente propicio, sugiere espacios pensados de acuerdo al estilo de cada familia, con detalles naturales que evoquen un lugar de paz, tranquilidad, reflexión, pero –sobre todo– de celebración.