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1. Elegí el hoppie adecuado. Para esto tenés que considerar: la capacidad, que debe ser la adecuada para tus necesidades diarias (en una oficina, uno de 500 mililitros podría ser suficiente; para realizar actividades al aire libre, uno de 1 litro podría ser más apropiado). En cuanto al material, optá por uno duradero y seguro, como los de acero inoxidable o tritán. Por último, tené en cuenta el aislamiento térmico, que puede ser doble.
2. Establecé recordatorios. Aunque lleves un hoppie, es fácil olvidarse de beber agua. Configurá alarmas o recordatorios en tu teléfono cada hora para tomar unos sorbos. Existen aplicaciones específicas para el seguimiento de tu consumo diario de agua.
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3. Hacé que sea una rutina. Integrá el hábito de llenar tu hoppie en tus rutinas diarias: cada mañana antes de salir de casa, después de cada comida, asegúrate de rellenarlo.
4. Personalizá tu hoppie por dentro y por fuera. Para hacer la hidratación más atractiva, considerá añadir sabor al agua en tu hoppie. Podés usar rodajas de frutas cítricas, menta fresca o jengibre; esto no solo mejorará el sabor, sino que también puede ofrecer beneficios adicionales para la salud. Además, podés customizar el aspecto de tu hoppie agregando stickers de tu preferencia.
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5. Llevalo siempre contigo. Hacé de tu hoppie un accesorio indispensable, ya que, si no lo tenés a la vista, es fácil olvidarse de usarlo. Así que asegurate de que siempre esté en tu bolso o mochila y en tu escritorio de trabajo.
6. Mantené limpio tu hoppie. La limpieza regular es esencial para mantener la calidad del agua. Lavalo todos los días con agua caliente y un detergente suave. Para una limpieza profunda, utilizá una combinación de agua con bicarbonato de sodio o vinagre.