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1. Mantenete activa. La actividad física regular es uno de los componentes esenciales para reducir el riesgo de cáncer de mama. Hacé 150 minutos de ejercicio moderado cada semana: caminata rápida, natación o bicicleta.
2. Adoptá una dieta saludable. Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer. Limitá el consumo de carnes rojas y procesadas, y elegí grasas saludables, como el aceite de oliva y los aguacates.
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3. Mantené un peso saludable. El sobrepeso y la obesidad, especialmente después de la menopausia, están asociados con un mayor riesgo de cáncer de mama.
4. Limitá el consumo de alcohol. El consumo de alcohol está asociado con un mayor riesgo de cáncer de mama. Se recomienda limitar el consumo a no más de una bebida al día para las mujeres.
5. No fumes. El tabaquismo está relacionado con una serie de cánceres, incluido el de mama, en especial en mujeres premenopáusicas.
6. Amamantá si es posible. La lactancia materna ayuda a reducir el riesgo al modificar las células mamarias para que sean más resistentes a las mutaciones cancerosas.
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7. Desarrollá técnicas de gestión del estrés. El estrés crónico puede afectar negativamente la salud general y se ha sugerido que puede influir en el riesgo de cáncer. Practicá técnicas de relajación como el yoga, la meditación o la respiración profunda.
8. Conocé tu cuerpo y realizá exámenes periódicos. La autoexploración regular de los senos y las mamografías anuales a partir de la edad recomendada por tu médico pueden ayudar a detectar cualquier cambio inusual en el tejido mamario. La detección temprana sigue siendo uno de los factores más cruciales para el éxito del tratamiento.