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El Museo del Oro de Bogotá, Colombia, nació de la necesidad de preservar y a la vez exhibir al mundo una de las colecciones de orfebrería prehispánica más grandes del mundo. Con más de 34.000 piezas de oro, un viaje al corazón del legado áureo nos muestra también otras piezas de textiles, piedra y cerámica que daban forma a las preciadas joyas y aditamentos de los rituales en aquel tiempo.
Las piezas que conforman el museo, explican los guías, fueron encontradas en excavaciones arqueológicas en diversas partes de Colombia y son testimonio de la cultura y sobre todo el talento de los indígenas que habitaron las regiones de la Amazonía colombiana así como el Caribe y los Andes.
De acuerdo al sitio oficial del Museo del Oro, la exposición permanente está organizada en cuatro salas y recorrerla lleva aproximadamente dos horas. Estos espacios son: “El trabajo de los metales”, ubicado en el piso 2, que describe las técnicas de minería y manufactura de la metalurgia antigua.
También en el piso 2 se encuentra “La gente y el oro en la Colombia prehispánica”, que da a conocer el uso y contexto de los metales dentro de la organización política y religiosa. Se trata de la sala más larga del piso. En el piso 3 se encuentra “Cosmología y simbolismo”, donde están las mejores piezas, que explora los temas míticos, el chamanismo y la simbología de los metales. En el mismo piso se erige “La ofrenda”, que sumerge al visitante al mundo de las ceremonias de ofrenda.
Un lugar imperdible es “El Exploratorio”; se trata de una propuesta interactiva creada por el artista colombiano Rafael Gómezbarros. Este lugar invita a los visitantes a sumergirse en el mundo de los antiguos orfebres, a través de juegos, proyecciones y estaciones experimentales. El objetivo de “El Exploratorio”, refieren los guías, es despertar la curiosidad y fomentar el aprendizaje sobre la cultura y las técnicas utilizadas por los indígenas para trabajar el oro.
Otras curiosidades
El Museo del Oro no está exento de mitos y curiosidades. Uno de ellos tiene que ver con la leyenda de El Dorado, un reino mítico donde todo era de oro, que tuvo su origen en las historias sobre la riqueza de las culturas indígenas de América del Sur. Aunque el Dorado nunca fue encontrado, la leyenda ha fascinado a exploradores y aventureros durante siglos. Muchas de las piezas del museo fueron encontradas en regiones donde se buscaba este mítico lugar.
Otra curiosidad, dice el guía a los ávidos visitantes, es cómo el oro era considerado un símbolo de poder y espiritualidad: para las culturas indígenas de Colombia, el oro tenía un significado mucho más profundo que un simple metal precioso. Era un símbolo de poder, riqueza y conexión con el mundo espiritual. Muchas de las piezas encontradas en las tumbas estaban asociadas a figuras importantes de la sociedad y se utilizaban en rituales religiosos.
Una última curiosidad, de las tantas, es el rescate de la técnica de la cera perdida. “Los antiguos orfebres colombianos dominaron la técnica de la cera perdida, que les permitía crear objetos de oro con gran detalle y complejidad. La misma consistía en modelar una figura en cera, recubrirla con arcilla y fundirla para obtener un molde. Luego, se vertía oro fundido en el molde, obteniendo así una réplica exacta de la figura original.
El costo de la entrada al Museo del Oro es relativamente bajo (alrededor de G. 15.000 al cambio) y puede variar ligeramente dependiendo de la temporada. Los fondos recaudados con la venta de entradas se destinan principalmente al mantenimiento del museo, a la investigación arqueológica y a la educación cultural.
El Museo del Oro es un lugar donde la historia, el arte y la ciencia se unen para ofrecer una experiencia única y enriquecedora.