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El activismo en favor de los derechos de los animales tiene mucho que ver con las mujeres que lideran grupos de creación de santuarios para animales. Aquí, en nuestra comunidad, existen varias mujeres dedicadas a recuperar de la calle a animalitos extraviados o abandonados, los cuidan, les dan atención veterinaria y les consiguen un hogar amigo. Mencionaré solo a Nicole Dijkhuis porque conozco de cerca la tarea que ella despliega con verdadero amor y mucho trabajo, organizando y sosteniendo un albergue para gatitos abandonados en las calles. En la semana que pasó, dos jóvenes mujeres defensoras de los animales interrumpieron la audiencia semanal del Papa, para pedir el fin de las corridas de toros. Las mujeres han sido históricamente marginadas y discriminadas, por eso comprenden mejor las luchas contra la opresión y el maltrato.
Cuando encontramos en nuestras redes sociales un nuevo caso de crueldad animal, la mayoría de las personas se estremece y se pregunta ¿Por qué una persona sería capaz de causarle un dolor innecesario a un animal? Es mucho más impactante cuando el autor de dicha conducta es un menor de edad y es ahí donde nacen las interrogantes: ¿Por qué algunos niños maltratan animales?, ¿Qué estarán viviendo esos niños para que realicen hechos tan atroces?
El aparente vínculo entre el abuso infantil y la crueldad animal, al día de hoy es considerado por muchos profesionales un ámbito de interés creciente, ya que los niños que maltratan animales desde muy pequeños, tienen más probabilidades de haber sufrido abuso ellos mismos.
Cuando un niño o niña crece dentro de una familia disfuncional o con problemáticas diversas, aprenderá que los animales pueden ser maltratados, ya que dentro de su núcleo familiar es normal desquitarse con alguien más débil dentro de la jerarquía de poderes, causando un efecto de tolerancia en quien vive esa violencia, porque dentro de su núcleo es una conducta aceptada y normalizada.
La mayoría de los dueños de mascotas saben lo maravilloso que puede ser tener un animal de compañía; entenderán el compañerismo y cómo pueden formarse hermosos lazos entre animal y humano.
La convivencia humana con animales es prehistórica. Aprendimos que fueron los egipcios quienes domesticaron a los gatos. Sin embargo, una excavación arqueológica en Chipre, de 9.500 años de antigüedad, halló los restos de un felino que ya entonces convivía con personas. Por último, recordemos lo que el maestro Gandhi dijo: La grandeza y el progreso moral de una nación puede medirse por la forma en que trata a sus animales.