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Cuanto menos la cerveza tiene 6.000 años de antigüedad y se habría originado con los sumerios como un hábito cotidiano. Los egipcios la mencionan en el Libro de los Muertos. “Junto a los cadáveres embalsamados se colocaban barriles de esta bebida porque los egipcios consideraban que era alimento imprescindible para hacer bien el último viaje”, detalla un artículo de EFE, firmado por José Antonio González.
De esa civilización pasó a la antigua Grecia y Roma y los bárbaros la adoptaron como su bebida predilecta. En la Edad Media fueron las abadías las que sistematizaron las recetas de preparación. “Los monjes ofrecían esta bebida como refresco a los peregrinos, muchos de los cuales se ‘refrescaban’ demasiado”, apunta el artículo.
En esos mismos conventos medievales es donde se incorporó el lúpulo –traído en un trozo de cáñamo desde el Oriente hacia el siglo XIII– en la elaboración, lo que la volvió más agradable al paladar agregando un sabor dulzón al amargo característico.
La forma de preparación fue cambiando desde entonces hasta llegar al siglo XVIII con la estabilización de la levadura. Antes de ello la fermentación se daba de forma espontánea hasta que en 1800 algún experto de la casa Carlsberg empezó a cultivar una cepa especial para el proceso de la fermentación. A partir de allí la producción se modernizó y llegó hasta nuestros días.
La Reconstrucción Nacional
La Reconstrucción Nacional tras la Guerra contra la Triple Alianza trajo una ola migratoria con inversores o emprendedores extranjeros y nuevos productos.
La primera cervecería del país llegó con los inmigrantes alemanes en San Bernardino en el año 1881, aunque habría sido muy artesanal y reducida la producción, según Luis Verón.
La primera fábrica de cervezas como tal llegaría más de una década después. El año 1896 es señalado como el del arribo de la cerveza al Paraguay, pues se instaló la primera cervecería de Asunción con los hermanos Creydt sobre la antigua calle San Miguel, hoy avenida General Santos, en el lugar donde está el Complejo Textilia.
Dos años después se quedaron con el negocio dos funcionarios de la cervecería, los hermanos uruguayos Juan y Pedro Bosio, y decidieron trasladar la fábrica, primero a la calle Benjamín Constant y luego sobre Palma, donde ahora se encuentra la ex-APAL, menciona un artículo de ABC Revista firmado por Fernando Talavera.
En 1907, un grupo encabezado por Eduardo Schaerer funda en Puerto Sajonia otra cervecería, consumida por un incendio apenas dos años después, aunque las instalaciones fueron transferidas a los Bosio.
En 1910, esta misma empresa se convierte en una sociedad anónima bajo la denominación de Cervecería Nacional, instalándose definitivamente sobre la calle Hernandarias, donde aún permanece el patrimonio edilicio de la época.
Antes de que transcurriera una década, quizá por el éxito del negocio, en 1917 surge otra empresa, la Cervecería Americana SA, en el local de la ex-APAL, y en 1923 se fusionó con su competencia la Cervecería Nacional, prácticamente absorbida por esta última.
¿Pero qué pasó después? En la época nacionalista, en 1938, el presidente Félix Paiva dispuso por Decreto 14.023 la prohibición del uso de la palabra “Nacional” en las personas jurídicas, pues quedaba reservada a cuestiones del Estado. Obviamente, una de las primeras firmas afectadas fue la Cervecería Nacional, que debió adoptar el nombre de Cervecería Paraguaya SA.
De los canastos de agua al hielo
Madame Elisa Alicia Lynch se destacaba por su glamour hasta en los peores momentos. Tal vez algo de ficción y algo de realidad se entremezclan para señalar que, mientras acompañaba al mariscal Francisco Solano López durante la GTA, siempre llevaba entre sus provisiones botellas de champagne, que eran enfriadas en el lecho pedregoso y arenoso de los cristalinos manantiales.
La técnica de enfriamiento es la misma que aplicaban nuestros abuelos con sus bebidas, en un canasto metidas en el agua del pozo.
El hielo vino a revolucionar aquella práctica ancestral y la industria hielera también registra un intrincado historial durante la Reconstrucción Nacional. Según el diario La Reforma, ya en 1872 era inminente la apertura de la primera fábrica de hielo a cargo del señor Junger y como parte del emprendimiento, poco después, Federico Sieber debía instalar una fábrica de cerveza. No hemos podido corroborar si esto sucedió.
Lea más: La guerra del hielo
Diez años después, durante el gobierno de Bernardino Caballero se autorizó a José Carbonel y Leopoldo Wesner establecer sendas fábricas de cerveza. Dos años más tarde Pecci Hnos. inauguraba en Arsenal Cue otra fábrica de hielo (1890).
Pero fue la Cervecería Nacional la que introdujo en 1910 la verdadera fabricación del hielo como uno de sus principales rubros para refrigerar la cerveza. Fue la única poseedora de esa gran industria hasta casi finales de la década del ‘60, cuando se recibió con beneplácito el nacimiento de una nueva fábrica.
Entonces, acceder a una barra de hielo desataba una verdadera batalla campal en las calles de Asunción, sobre todo en los días de extremo calor y para las fiestas de fin de año.
El depósito Nº 1 de la Cervecería Paraguaya, Casa Rodríguez, ubicado en Hernandarias y Oliva, era el centro de la larga espera por una barra de hielo. Era una verdadera “guerra del hielo”, relatada en ABC Revista en 2016.
A fines de 1969, para saludar la nueva década se realizó en un gran lanzamiento la fabricadora casera de hielo Gelomatic 290, toda una revolución. Luego vino el “hielo seco” de Azucarera Paraguaya, hasta que en 1973 apareció la novedosa producción de hielos en trocitos de las marcas Amandau y Ysaca, con Industrializadora Cristal.
En tanto, la pelea por el hielo seguía en torno a la cervecería hasta que en 1980 aparecieron depósitos de bebidas que ofrecían hielo en barra “tipo cervecería”. La venta del hielo se masificó y acabó con una guerra que duró casi un siglo.
Con la habilitación de la Cervecería Asunción en 1993 y la Cervecería Sudamericana en 1993 se dinamizó el mercado local.
Y sí, nada que hacer, tomar una cerveza bien helada es una paraguayidad con nuestro interminable verano.
Fuentes:
Archivo ABC Color / ABC Revista, 12 de diciembre de 1993 / ABC Revista, 13 de octubre de 1978 / ABC Revista, 24 de enero de 2016.
¿Por qué el Día Internacional de la Cerveza?
El Día Internacional de la Cerveza (IBD, por sus siglas en inglés) se celebra el primer viernes de agosto y se trata de una celebración mundial que se lleva a cabo en 200 ciudades, especialmente en los pubs, cervecerías, quinchos y en cualquier lugar donde se la pueda compartir en una ronda de amigos.
Según el sitio oficial www.internationalbeerday.com “es un día para que los amantes de la cerveza de todo el mundo brinden por nuestros cerveceros y bartenders y se regocijen con la grandeza de la cerveza”.
Wikipedia recoge varios artículos y rescata que la primera celebración se realizó en 2008 y actualmente se extiende a 50 países del mundo. Surgió a iniciativa de Jesse Avshalomov, Evan Hamilton, Aaron Araki y Richard Hernández, quienes en 2007 hicieron la propuesta de la fecha “para celebrar una reunión cuyo eje fuera la cerveza. Eligieron ese día, el viernes, por su cercanía con el fin de semana”.
El propósito de la celebración es reunirse y disfrutar con los amigos compartiendo una cerveza, dedicar un día a los maestros cerveceros y a quienes se encargan de servirlas y para unir al mundo en torno a la diversidad de esta bebida en distintos lugares del planeta. También se busca destacar su importancia en la historia, la cultura y la sociedad.
En muchos lugares la fecha es motivo de eventos especiales, festivales, degustaciones, ofertas, reuniones de amigos y visitas guiadas a las cervecerías.
Más info: www.internationalbeerday.com
www.wikipedia.org
pgomez@abc.com.py