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Federico Caballero Mora (45) cuenta que empezó estudiando en la Escuela de Bellas Artes siendo menor de edad, así que estaba como oyente. Recuerda que fue alumno del pintor Juan Guerra Gaja, a quien siguió como discípulo también en su taller propio, por varios años, hasta su muerte, recalca.
Por influencia de su padre, el escritor Miguel Ángel Caballero Figún, estuvo siempre muy empapado del ambiente artístico, rodeado de pintores, músicos, actores, en permanente tertulia, rememora.
Pasó por varias temáticas, pero en su camino le interesaron siempre mucho los retratos, algo que lo llevó a explorar conexiones humanas en un ambiente más urbano, de ferias, tanto en el país como en el extranjero. Recuerda su paso por Argentina, Chile y Uruguay, donde se mantuvo pintando y dibujando retratos.
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Si bien tiene varias exposiciones individuales en su haber, fue en 2005 cuando empezó a romper un poco el estilo figurativo, que devino en lo que hace hoy y tuvo la oportunidad de mostrar en Exaedro bajo el nombre de “El lugar sin límites”.
Sobre el artista dice Christian Kent que “la inestabilidad deliberada de sus formas, sugiere que la casa es un posible ilimitado, un punto paradójico de tránsito de un modo de ser a otro”.
Obras de Federico Caballero: movimiento en el plano
En sus obras al óleo se vislumbra una exploración de planos, con situaciones y seres con vastos detalles, en muchos casos cargados de humor. “Uno se embarca en esta cuestión de si hay una escena de poder, por ejemplo, donde hay uno que puede más, hay otros que la están remando, luchando un poco más. Primero está el ejercicio de pensar lo que se está viendo, y eso es lo que yo quiero que atrape al público”, explica Caballero.
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Hoy estudiante de la carrera de Psicología, el artista conecta también esta rama del saber con lo que es su búsqueda pictórica. Se inclina mucho por el estudio del humano, del mundo, de la relación entre el individuo con la sociedad, sobre todo en este país donde la gente es muy individualista, pero al mismo tiempo es muy gregaria, y es muy contradictoria esa relación individuo-sociedad, reflexiona. “Es como un rompecabezas que no se va a terminar de armar probablemente nunca”, dice.
“Las edificaciones en la obra de Federico están en convulsivo movimiento: se tensan, se abren, se turban y conmocionan, se deshacen y rehacen como un organismo vivo y monstruoso que a veces toma la forma de un manto, otras de un breve, pero terrible infierno, o incluso de un globo que sostiene en el aire las representaciones más perversas del poder social”, reza parte del texto curatorial de Kent.
Cada obra es un mundo, una historia y tiene muchísimas posibilidades de lectura. Las obras se pueden ver de manera permanente en la web y catálogo de la galería.
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www.galeriaexaedro.com
Instagram: @galeriaexaedro @federunken