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Dividida en dos por el estrecho de Bósforo, Estambul es hoy la ciudad turca euroasiática que se destaca a nivel mundial por ser un museo al aire libre tanto de día como de noche para el turismo high class. Sus paisajes, cafés, colinas, palacios, mezquitas y la impronta de su elegante población la vuelven fascinante.
Turquía es uno de los seis países del mundo que está repartido entre dos continentes. De un encanto único, Estambul se erige como un nuevo polo turístico global que atrae a más de 15 millones de turistas al año, casi equivalentes a su población actual.
Pero por su posición geográfica, esta ciudad euroasiática también es estratégica en materia geopolítica para su presidente Recep Tayyip Erdogan, debido a que el estrecho del Bósforo, un canal de unos 32 kilómetros, conecta el mar Negro con el Marmara y es paso de la cadena logística que transporta mercancías a todo el mundo. De hecho, Erdogan fue alcalde de esta ciudad antes de llegar a la presidencia.
Por este canal también transitan los yates y cruceros más lujosos de la región que incluye el emplazamiento conocido como Cuerno de Oro, y según los días hasta pueden verse a las familias de delfines que surcan las aguas del Bósforo.
Un medio de transporte que vale la pena experimentar es el metro Marmaray, por el túnel submarino bajo el Bósforo que conecta ambos lados de la ciudad. Fue construido a unos 60 metros por debajo del nivel del mar.
Caminando
¿Cómo conocer Estambul lo más rápido posible? La mejor manera de hacerlo es caminando y aunque su servicio de transporte público es muy eficiente y diverso, al andar por la costanera del Bósforo por los barrios más elegantes y turísticos es posible con un poco de suerte cruzarse con algunos actores turcos que protagonizan las series y novelas que acaparan la atención en los canales de televisión de América Latina.
La ciudad se eleva entre siete colinas, cuyos cuadros multicolores se multiplican de un lado u otro sobre la antigua Constantinopla.
En el sector considerado moderno –en suelo europeo– bares, restaurantes, hoteles, museos y galerías de arte conectan con los cafés y pastelerías entre callejones iluminados con reminiscencias de antaño. También están los estadios de fútbol.
En esta urbe turca es imposible pasar de largo las chocolaterías y pastelerías gourmet. Quien pisa suelo turco no puede dejar de probar las recetas originales de batlava y el café en la arena.
En el barrio Taksim, los fines de semana una escena pintoresca es el paso del tranvía en medio de la multitud en la peatonal, muy cerca de la mezquita principal.
Entre tanto, en la conocida Ciudad Vieja –ubicada en la parte asiática– destaca el sobrio y elegante barrio turístico Sultán Ahmet.
Un parque central con una imponente fuente de agua conecta las mezquitas Azul y la Hagia Sofya. Esta última a lo largo de los años y de su historia no estuvo exenta de polémicas. Fue primero una basílica y catedral cristiana, luego una mezquita.
Pero, el fundador y primer presidente de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, la cerró en 1931 y la reabrió en 1935 pero ya convertida en museo. Para después en el año 2020, el mandatario actual Erdogan lo vuelva a nombrar otra vez como un centro de oración musulmán, es decir, mezquita. Además de ser uno de los sitios turísticos más visitados del país, la ex Basílica Santa Sofía es testigo de la metamorfosis que fue experimentando la antigua Constantinopla. En esta zona, la ciudad muestra orgullosa la convivencia de la arquitectura otomana, islámica y bizantina. En la zona del antiguo hipódromo se elevan dos obeliscos.
Las colinas pueden llegar a dejarnos sin aire, pero sus escalinatas coloridas invitan a no detener el paso y dejarse conquistar a través de los seductores pasajes que conducen a destinos fascinantes: desde tiendas de cerámicas, alfombras, joyas, especias o textiles.
Al mostrarse como un museo a cielo abierto durante el día, Estambul toma especial color cuando llega el atardecer y un poco después que es el momento en que la población disfruta de sus terrazas y encuentros hasta altas horas de la noche. Por citar algunos puntos más atractivos mencionamos: la torre Galata, con una vista inigualable; la basílica Cisterna y sus aguas subterráneas, además del palacio Topkapi, considerado como espacio administrativo del Imperio Otomano (1299-1922); los museos de Arte turco e islámico y el Arqueológico.
¿Y qué hay de los baños turcos? Habrá que sumergirse en esa experiencia luego de visitar los sitios turísticos para relajarse. Son conocidos como Hamams.
En definitiva, Estambul es de esas ciudades cosmopolitas, universales, a las que querrás volver siempre.