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Cada casa y comunidad gestionaba su propia basura y es probable que se haya cometido errores. Supongo que los residuos de nuestras casas eran casi inocentes como orgánicos, inertes y no contaminantes. A lo mejor no hacían daño al medio ambiente. No había plásticos, ni electrodomésticos, tampoco efímeros aparatos electrónicos, ni pilas. Esta no es una oda al pasado ni una arenga por el retorno a los viejos tiempos. Es apenas un intento de reflexión sobre la velocidad con la que surgieron los avances industriales y tecnológicos, y la forma tonta en la que nos dejamos arrastrar por el consumo de lo que se puede usar poco, tirar en cualquier parte y de cualquier modo. Nos pusimos a consumir con desmesura, desde la ignorancia, sin averiguar cuáles podrían resultar los efectos, y convertimos al planeta en un gran vertedero de desechos inorgánicos, no biodegradables e incluso químicos.
Así las cosas, llegó el momento de analizar a fondo el concepto mismo de desecho, porque ya no se trata simplemente de desechar; ahora tenemos que restablecer y esta práctica en nuestro país está en considerable atraso, aunque ya se empieza a utilizar contenedores diferenciados para latas, vidrios, plástico y papel. El siguiente paso podría consistir en la recogida de material orgánico para transformar en abono natural.
Con el correr del tiempo, a los vertederos deberían ir llegando cada vez menos desechos. También los medicamentos y las sustancias químicas podrían contar con recolección diferenciada. Con las pilas la cuestión se complica porque todavía no existe un método eficaz de reciclaje. Mientras tanto se puede recurrir a pilas recargables.
Para la experta medio ambiental Maria Àngels Alió Torres: “Estamos en una situación de no retorno. No podemos pensar que volveremos cien años atrás. Hay un conjunto de sustancias tóxicas que ya están incorporadas al medio ambiente. Debemos encontrar la manera de no emitir tantas ni tan tóxicas. Para ello, haría falta aplicar medidas de minimización en origen, que consiste en no hacer sustancias nocivas en los procesos de fabricación, ni de consumir productos con sustancias perjudiciales para el medio ambiente y la salud”
Es importante el paso a una cultura del reciclaje, porque representa la posibilidad de preparar un futuro sostenible para las futuras generaciones. Se trata de una modificación mental cultural, quizás la mayor que la humanidad ha tenido que afrontar que nos llevará a restablecer una relación ética con el medio ambiente. Y esta relación ética con el medio ambiente comienza con la toma de consciencia de cada persona, con nuestra acción concreta en el ámbito de nuestra vida cotidiana.