Cargando...
Los rayos del sol ingresan hacia la sala de lectura a través de varios tragaluces. El piso es como un damero y en sus estantes circundantes están bien ordenados los libros y toda la colección de revistas y documentos que componen el acervo. La hospitalidad y la recomendación de un buen libro es la norma de los huéspedes.
Desde 1993 la biblioteca ocupa su espacio propio en el Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino, Manzana de la Rivera, luego de haber deambulado por varios otros puntos de Asunción durante décadas a partir de su creación.
Con esta biblioteca pasa algo parecido a lo acontecido con la antigua iglesia de la Encarnación, que fue la primera tras la fundación de Asunción y dio paso luego a la Catedral. La Biblioteca Pública Municipal fue la primera de acceso a la gente común de la ciudad; luego, por los avatares del tiempo, pasó a conformar el acervo de la prestigiosa Biblioteca Nacional del Paraguay y tuvo que ser “refundada” el 14 de abril de 1944 por el entonces intendente Alfonso dos Santos, quien la declara como primera sala popular de lectura, con 1.398 volúmenes. Entonces se había instalado en un rincón de la Casa de la Independencia (14 de Mayo esq. Presidente Franco), donde funcionó hasta 1964, cuando tras una reestructuración pasa a depender del IV Departamento de Cultura y Arte de la Municipalidad y a ocupar los edificios entonces comunales de Montevideo y Oliva.
Lea más: Educación, hitos y recuerdos del paso por la escuela
El primer contacto
Para muchos alumnos provenientes de las escuelas del interior –como el autor de este artículo– el primer contacto con una biblioteca se da con los manuales y libros de cuentos o fábulas guardados bajo llave en esos pequeños muebles de tipo aparador en la Dirección de la Escuela con el globo terráqueo encima y un mapamundi al lado.
Pero la admiración por las bibliotecas crece en la secundaria cuando aparecen más libros, como los de ciencias, historia, literatura, atlas geográficos, enciclopedias y volúmenes como Lo Sé Todo. En la universidad la necesidad de una bibliografía especializada y ampliada obliga a buscar el conocimiento extra fuera de la institución, hacia otras estanterías de más nutridas bibliografías, y es allí donde cobra protagonismo una biblioteca pública.
De gran apoyo para los universitarios que venían a estudiar a Asunción fue siempre la Biblioteca Municipal.
Según publicaciones de ABC Color en febrero de 1968, la Biblioteca Municipal seguía funcionando en la esquina de Montevideo y Oliva, donde se invitaba a los estudiantes del 1º al 6º grado acudir para zambullirse en la lectura de textos escolares.
Fueron sus últimos meses en el sitio pues en mayo de 1968 la biblioteca comunal abrió sus puertas en una nueva sede ubicada en Estados Unidos y San Carlos, con horario cortado durante las generosas siestas (de 7:00 a 11:30 y de 15:00 a 18:30), como era tradición en esa época. Contaba con 3.500 volúmenes que fueron creciendo mediante donaciones realizadas por distintas embajadas, empresas privadas, organizaciones religiosas, como los Baha’i, y ciudadanos particulares.
Lea más: Una ciudad levantada sobre 7 colinas
La evolución de la biblioteca también obligó por la época a establecer fichas para el registro de cada visitante y llevar en cuenta el número de lectores con fichas de cartón llenadas a mano.
Marcada presencia en la sociedad
La biblioteca asuncena ha dado un salto importante en el Centenario de la Epopeya Nacional, cuando intensificaron sus tareas desde 1970 con la redacción y envíos de boletines a las escuelas, colegios y universidades y acopio de más bibliografía. A la vez se buscaba divulgar sobre su importancia y se invitaba a la gente a acudir al local.
La biblioteca pasó a formar parte activa en la organización de actos culturales para fechas importantes del calendario histórico, como la Paz del Chaco. Eran muy concurridas las exposiciones sobre libros y diarios alusivos a la contienda.
Para 1972, en el Año Internacional del Libro, la biblioteca estaba consolidada y presentaba un número importante de libros. Ese mismo año, en septiembre, se realizó la mudanza a la planta baja del Teatro Municipal, donde tenía todas las comodidades y permaneció durante 20 años. Además se previó la compra de libros para estudiantes de escasos recursos, con lo cual la institución dio un gran aporte a la educación. Los cursos como los de bibliografía y bibliotecología, dictados por destacadas figuras, entre ellas Raúl Amaral, Jorge Báez y otros intelectuales, también fueron dando prestigio a la entidad.
La Semana del Bibliotecario, en el mes de octubre, también era motivo de organización de charlas y exposiciones a cargo de la casa. Esto ayudó a que la biblioteca fuera vista como la “memoria colectiva de los conocimientos” con un importante protagonismo en la vida cultural de la comunidad.
En 1979 se crea una sección de textos escolares y literatura infantil y en 1981 una actividad que fusionó la música con los libros fue el Recital del Libro, organizado por la Biblioteca y que contó con la participación de la orquesta Los Aftermads y el conjunto folclórico Cantoral. El objetivo fue recaudar fondos para la adquisición de libros relacionados con la Guerra del Chaco para que se los tuvieran en exposición permanente. Entonces el acervo había crecido a 5.426 libros.
Lea más: De paraguayidad hablamos
En la década del 80, la biblioteca municipal recibió un despliegue de actores de la cultura con la presencia de escritores como Josefina Pla, Francisco Pérez Maricevich y otros para presentaciones de libros o bien para charlas.
Ya luego de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner, la biblioteca fue avanzando hasta consolidarse con la presencia de verdaderos exponentes de la cultura. Se sumaron los sábados de cuentos para niños en la Plaza O’Leary a cargo del poetisa Gladys Carmagnola.
Un gran acontecimiento fue organizar en 1991 la celebración del Centenario de la creación de la Intendencia de Asunción, durante el gobierno de Juan G. González, el 8 de mayo de 1891, cargo que fue asumido al día siguiente por Francisco Casabianca y Arsenio López Decoud como secretario.
La Cámara Paraguaya del Libro emprendió la campaña denominada Done un libro a la Biblioteca Municipal.
Y una verdadera revolución experimentó la Biblioteca Municipal con su traslado en 1993 a su sede definitiva y actual en la Manzana de la Rivera, entonces dirigida por Carlos Colombino y, como director de cultura, Ticio Escobar.
Las donaciones de libros se multiplicaron así como las publicaciones y actividades culturales en un solo lugar. Incluso, el escritor Augusto Roa Bastos estuvo en conversación con los jóvenes entre sus libros en 1997.
La pandemia del covid
El impacto de la pandemia del covid también se sintió sobre la cultura, pues llevó a la paralización de actividades laborales nivel mundial y la Biblioteca Municipal debió cerrar sus puertas por casi dos años. No obstante, continuó con sus actividades del Programa de Extensión Bibliotecaria de manera virtual, como la transmisión del Taller de Literatura dirigido por el escritor Jacobo Rauskin. “Asimismo se realizó un coloquio virtual de escritores, que tuvo por tema: El proceso creativo de los escritores con motivo del Día Internacional del Libro y Día del Libro Paraguayo. Igualmente se realizaron actividades dentro del programa de fomento del libro y la lectura denominado Cuentacuentos, también en formato virtual”, detalla el material presentado recientemente.
La colección bibliográfica de la Biblioteca Municipal Augusto Roa Bastos llega a un total de 42.000 volúmenes de libros y revistas. En el año 2023 asistieron 3.841 visitantes. La afluencia de usuarios al año se da en un promedio de 2.000. Todos estos registros se obtienen de la toma de datos diarios de la biblioteca. Las colecciones de libros están informatizadas a través del programa CDS/ISIS. Esta base de datos permite agilizar la recuperación de la información, además de cuantificar la cantidad de obras registradas.
Estampilla conmemorativa
Con motivo de los 80 años se lanzó el material: Biblioteca Pública Municipal de Asunción Augusto Roa Bastos 1944-2004 y una estampilla conmemorativa, materiales del Centro Cultural de la Ciudad Manzana de la Rivera, a cargo Félix Toranzos, y la Dirección Nacional de Correos, a cargo Nidia López de González.
También se encuentra habilitada una exposición permanente sobre materiales y documentos que reflejan la historia de la biblioteca.
Galería de directores
La actual jefa de la Biblioteca Pública Municipal Augusto Roa Bastos, nombre que lleva desde 2004, es Laura Patricia Aquino. La institución depende de la Dirección General de Cultura y Turismo a cargo de la Lic. Marcela Bacigalupo.
Antes, pasaron por la dirección desde su creación: Lic. Luis A. Rodríguez (+), Dr. Raúl Aníbal Cazal, Lic. Victoria Martínez de Elizeche, Lic. Sofía Stete Borba, Prof. Dr. Juan Manuel Marcos, Víctor Casartelli, Dra. Zayda Caballero y Jacobo Rauskin.
El primer intento de una biblioteca popular
El escritor Manuel Domínguez menciona que un grupo de paraguayos emigrados exprisioneros de guerra concibieron la idea de “crear una biblioteca que estuviera al servicio de la comunidad” (El Milagro de lo Eterno y otros ensayos) para apoyar la Reconstrucción Nacional tras la debacle de la guerra.
La iniciativa surgió de don Jaime Sosa Escalada, intelectual paraguayo educado en Buenos Aires y precursor de la cultura en nuestro país al término de la Guerra contra la Triple Alianza, junto con Francisco Guanes y los hermanos Decoud, según el periódico La Regeneración.
La apertura tuvo lugar en 1875 con la contribución de toda la población, el comercio y la Junta Administrativa Económica de la ciudad (entonces no existía aún la Intendencia, ni la Municipalidad como tal).
Una publicación del diario La Reforma en diciembre de 1876 señalaba: “Tenemos formada una biblioteca gracias a la suscripción directa del pueblo, pero con excepción de algunas contribuciones y donaciones privada, ella ha permanecido estática, sin recibir ninguna clase de impulso. Es necesario, pues, dos cosas para renovarla: Dar ensanche al establecimiento procurando aumentar el número de sus obras importantes y en segundo lugar, fomentar el hábito de la lectura de nuestras gentes. La Junta Administrativa ha hecho muy bien en derogar la ordenanza de provisión de libros para sacar de la biblioteca, porque estos no se devuelven”.
Esto derivó poco tiempo después en la prohibición de entregar los libros en préstamo. Decía La Reforma: “El primordial objeto de la biblioteca popular es difundir la lectura. Así es que lo resuelto por la Biblioteca Municipal es desacertado, al no permitir el préstamo del libro, más todavía conociendo que esa casa hizo posible el concurso gratuito de muchos ciudadanos. No se puede cerrar las puertas del santuario donde uno va para buscar el pan de la inteligencia”.
Registros publicados por La Reforma (y recordados por ABC Color 100 años después) señalan que la Biblioteca Municipal recibió a 548 personas en todo el año 1877, siendo las obras más consultadas las artes, ciencias y novelas.
Tras 21 años de funcionamiento, el vicepresidente de la Corporación Municipal de Asunción, José Ros y Ros, solicitó que la Biblioteca y Museo a cargo del municipio pasara a depender de la Biblioteca y Museo Nacional, por razones de espacio. Esto hizo que todo el acervo de esa primera Biblioteca Municipal pasara a la Biblioteca Nacional, creada el 21 de septiembre de 1877 por decreto del presidente Juan Gualberto González.
Y Asunción se quedó sin su biblioteca hasta 1944.
Más info:
La Biblioteca Pública Municipal es la única del país que abre sus puertas todos los días. De lunes a viernes de 7:00 a 19:00; sábados, de 8:00 a 18:00 y los domingos, de 8:00 a 17:00.