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Explican que esta edición, que arrancó ayer, está respaldada por el Gobierno de las Islas Canarias, la Fundación Francis Naranjo y Fugaz Arte de Convivir. Estarán presentes 14 países representados por 48 artistas bajo la curaduría de Francis Naranjo, Juan Peralta y Antonio Guzmán. Además de Paraguay, otros países que estarán presentes son Argentina, Italia, Alemania, Bolivia, Francia, Chile, Ecuador, Perú, Polonia, Senegal, entre otros.
Los paraguayos que exponen en el prestigioso evento son Alfredo Quiroz, Silvana Domínguez, Joaquín Sánchez, Bernardo Puente, Marcos Benítez, Fernando Allen y Paola Cabrera.
Las obras de la representación paraguaya
La consigna que agrupa a las obras de esta edición es “Del rostro a la máscara. Juegos, ocultamientos y alteraciones de la identidad”. Parte del texto introductorio de la muestra reza: “Justamente nosotros, como seres sociales, utilizamos máscaras todo el tiempo frente a un otro. Es parte de nuestra capacidad como seres humanos vernos en la necesidad de disimular nuestro estado de ánimo, nuestras preocupaciones, inquietudes, miedos, rabias, alegrías, nuestras tristezas”.
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En este contexto, Alfredo Quiroz presenta dos fotografías sublimadas en tela con una medida de 147x167 cm cada una. En las mismas expone, en su peculiar escala de grises, elegantes poses del cuerpo humano ataviado de máscaras, una invitación al misterio y la intimidad, a aquello que se presenta cercano y distante a la vez. Las obras van colgadas como estandartes.
El artista Bernardo Puente presenta una fotografía/composición digital bajo el nombre Bipolar(es), así como tres videos cortos proyectados en loop.
“Vengo del mundo de la pintura. Me interesa explorar las formas simbólica y hierática de la iconografía bizantina, así como sus aspectos místicos y religiosos. Quizás, porque me conecta con la pérdida y la rebeldía de la supuesta aceptada “naturaleza” de las cosas. Con mi obra intento recuperar espacios arrebatados, conectar con mi identidad y la de los otros, la memoria y la recuperación histórica”, manifiesta.
Por su parte, Marcos Benítez muestra una instalación textil de medidas variables, de su serie Oquedad. “Un elemento paradójico en la muestra es el intento de reconocer a ese ser que ha transitado desde el anonimato a través de la historia social y cultural, buscando un reconocimiento y con ello, la construcción de un mundo mejor”, dice parte del texto curatorial.
En esta línea se inscribe la obra de Benítez, que se compone de texto pintado y cerámica; en la misma, el artista imprime con tierra sobre tela matrices de cerámica ñai’ũpyũ, confeccionadas por la artista Rosalina Robles, de la compañía Peguaho de Yaguarón, en Paraguay. “La obra presenta asimismo transcripciones del discurso de la ceramista, una de las últimas cultoras de esta práctica tradicional, acerca del proceso de confección de la pieza. La obra instalativa se completa con las matrices originales exhibidas en corro”.
La joven artista Paola Cabrera presenta Vacío, una escultura instalada de medidas variables. Sobre la misma expresa la artista “Silencio, liviano, invisible: esta obra intenta expresar el vacío que se esconde tras las máscaras identitarias. ¿Quién soy cuando me enfrento a ese vacío? ¿Cómo sostengo ese vacío? ¿Es en su vacío donde realmente me encuentro? ¿En qué parte de mi cuerpo estoy? ¿Soy acaso el vacío mismo? ¿Tengo la fuerza suficiente para sostener algo tan etéreo?
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Crearse a sí mismos
Descansar la piel es el nombre de la propuesta de Silvana Domínguez. Se trata de una instalación que consiste en una tela Segunda Piel sublimada con ocho fotografías de la serie Autopoiesis; imágenes de cápsulas vegetales con palabras en su interior de textos extraídos de un libro de Criminología de José Ingenieros y de la antigua Enciclopedia Seguí. Un plotter de corte con la frase “A veces me saco la piel y duermo junto a ella” acompaña la tela.
“La tela de jersey llamada Segunda Piel es un género que se usa para dar cuerpo a la vestimenta y evitar la transparencia. La piel como máscara contemporánea, lo que se oculta, pero también lo que se devela, juego de aparecer-desaparecer y que necesito poner en reposo. “A veces me saco la piel y duermo junto a ella” es poner en descanso las palabras, los conceptos, las capas y los sedimentos del lenguaje. La máscara reposa”, comenta la artista.
La misma explica que Autopoiesis es una serie que aborda el lenguaje como sistema relacional que se da en la convivencia. En ella Domínguez explora artísticamente un concepto del biólogo chileno Humberto Maturana y de su compatriota Francisco Varela, el de “Autopoiesis” o la capacidad de los seres vivos de poder crearse a sí mismos. “En este caso, las palabras como alimento, las cápsulas contienen palabras en su interior; hay otras cápsulas vacías, el lenguaje que no alcanza, lo real, el espacio vacante para las metáforas, para la aporía o para la invención de nuevas palabras. Esta segunda piel apela al momento poético del reposo, del sueño, descansar de las palabras que atormentan y soñar en crearnos nuevamente. Bocanada, biofilia, equilibrio mental y emocional que necesitamos como seres humanos”.
La exposición se realiza en Casa Fugaz, Jr. Constitución 250. Callao Monumental, Perú.
Más info
https://www.monumentalcallao.com/artmo2024
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