Fascinante aventura a bordo de los Minis

En un viaje único e histórico, el Club Mini Paraguay acaba de completar un periplo de 7.050 kilómetros en una caravana de 14 vehículos (once Minis antiguos), que dieron qué hablar y despertaron admiración durante el recorrido. Trajeron una experiencia inolvidable y las mejores postales uniendo por ruta cuatro países sudamericanos durante 19 días.

Los protagonistas de la travesía en el salar de Uyuni, Bolivia.
Los protagonistas de la travesía en el salar de Uyuni, Bolivia.Gentileza

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Pepe Solís es el presidente del Club Mini Paraguay que agrupa a los fanáticos de estos vehículos de colección. El más antiguo modelo del grupo es de 1974. “El mío, modelo 1998, lo tengo desde el 2016, tiene motor 1.300 original, llantas y cubiertas 13, tablero y tapizado personalizado”, dice el empresario orgulloso y aclara que los minis de los 60 para adelante eran Mini Morris. La mayoría fue llevada por los brasileños desde acá pagando fortunas. Por eso, la mayor parte de los que quedaron en Paraguay son Mini Rover de los 90. Estos son los mejores para viajes largos, ya que los más antiguos tienen el motor 800 o 1.000 y son a carburador, pero los del club local son a inyección, explica.

En uno de los miradores de la ciudad de Cuzco, Perú.
En uno de los miradores de la ciudad de Cuzco, Perú.

Si bien los viajes y la participación en eventos de los Minis en el extranjero –sobre todo países como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay– no son para nada ajenos al club, esta vez decidieron cumplir un sueño por rutas sudamericanas que demandó dos años de preparación.

“Hemos realizado viajes por nuestra cuenta a Córdoba, Argentina; a Gramado y Playa Torres, Brasil, pero un viaje de la magnitud que hemos realizado ahora, jamás hubo antes. Creo que en Paraguay nunca un club de autos, sobre todo antiguos, ha hecho una travesía de esta envergadura recorriendo cuatro países, con un contingente de 35 personas y 14 vehículos. Partiendo por tierra desde Asunción hemos llegado al Salar de Uyuni, en Bolivia, que es el más grande del mundo; hemos estado en Puno, donde está el lago Titicaca, el más alto del mundo. Y hemos estado en Cuzco, Machu Picchu, una de las siete maravillas del mundo moderno. Creo que es un viaje único y difícil de superar”, recuenta Solís.

Catedral de Cuzco.
Catedral de Cuzco.

Con esta aventura los participantes han logrado demostrar que el Mini es un auto antiguo, pero muy fuerte, porque el itinerario se ha encontrado con caminos de pistas muy buenas y también muy malas, ha realizado desvíos por carreteras de tierra, barro y piedras. “Pudimos haber tenido percances, pero gracias a Dios todas las duras pruebas fueron superadas y todo salió bien. Donde sufrimos un poquito fue cuando teníamos un trayecto por más de una hora de solo ascenso a una montaña y ahí les faltaba el oxígeno a los Minis, comenzaban a tener menos potencia, pero después se niveló y pudimos pasarlo. Esos fueron los inconvenientes, pero de ahí en más el resto fue de unos paisajes maravillosos, vistas increíbles que ninguna foto va a poder representar lo que realmente vimos y las experiencias en estos lugares fueron únicas que nadie se va a olvidar en el resto de sus vidas”, destaca.

Fascinación en todos lados

Pepe Solís cuenta que desde que salieron hasta el día en que regresaron a Asunción “la gente se volvía loca por los Minis”. No es para menos, pues realmente es un auto que llama la atención y más aún cuando forma parte de una larga y colorida fila en las rutas.

Los Minis se portaron en las rutas de Sudamérica.
Los Minis se portaron en las rutas de Sudamérica.

En los puestos de control de los países los paraban, pero no para exigir documentación o hacerles rigurosos controles, como se acostumbra. “Nos paraban, por ejemplo la Policía peruana, la boliviana, los gendarmes argentinos y era para tomarnos fotos y posar con nuestros vehículos para abrirnos el paso sin dificultad. Incluso, al tratarse de los Minis en algunos lugares históricos nos daban permisos especiales para entrar a hacer las tomas. En la Plaza de Armas de Cuzco, donde estaba prohibido el ingreso de vehículos y el paso solo era peatonal, nos abrieron para ingresar durante 5 minutos, pero fue tal la fascinación y aglomeración de la gente que admiraba los vehículos que quedamos durante 45 minutos para abrirnos paso”.

La curiosidad que despertaba el tour automovilístico no fue solo en los centros históricos de las ciudades que conocieron, sino en cualquier lugar por donde pasaban, incluso en las estaciones de servicio donde repostaban o en las aduanas. “Se nos adelantaban motos y autos de alta gama para filmarnos y sacar fotografías. Es impresionante cómo llama la atención este autito”.

Una parada en La Raya, a 4.800 msnm entre Puno y Cuzco, Perú.
Una parada en La Raya, a 4.800 msnm entre Puno y Cuzco, Perú.

Minucioso preparativo

Durante los casi dos años de preparación el club previó todo lo necesario para el periplo. Así ya tenían establecido dónde cargar combustible, en qué ciudades hacer la paradas, en qué hotel dormir –las confirmaciones se hicieron con mucha antelación–, las rutas elegidas eran las más convenientes y seguras, los city tour, los guías. Todo estaba organizado de tal manera a cumplir el calendario y los horarios fijados para la aventura. Llegar y disfrutar fue la constante y valió la pena el trabajo previo. “Estuvimos con un equipo de auxilio mecánico con todos los repuestos, iba un médico con nosotros, un abogado –que son del club– pero con la previsión ante cualquier inconveniente que pudiera surgir en la ruta. Todos los seguros, con los documentos en regla, con los permisos como tienen que ser, de manera que el viaje salió redondo, sin ningún contratiempo ida y vuelta”, detalla.

Una postal en las calles del Centro Histórico de Cuzco, Perú.
Una postal en las calles del Centro Histórico de Cuzco, Perú.

Aparte de los 11 Minis, la caravana estaba compuesta de una camioneta de apoyo mecánico y dos vehículos particulares de más de dos familias que los acompañaron también en la logística.

Sentir la naturaleza

La aventura fue vivida por cada integrante del tour en forma personal y grupal, sellando los más gratos momentos y la belleza del paisaje en sus memorias.

Andrés A. Greenwood Ferreira es otro de los viajeros al volante de un Mini Cooper clásico rojo que tiene hace ocho años. Con motor 1.300 cc, año 1998, caja cuarta, a inyección y a.a., es realmente una máquina que se portó en todo momento: “Pasamos caminos enripiados, también asfaltados con muchos pozos y bastante curvas”.

Sacsayhamán, fortaleza del águila real, templo ceremonial de los incas.
Sacsayhamán, fortaleza del águila real, templo ceremonial de los incas.

Para Greenwood, “realmente fue una experiencia muy buena sentir la naturaleza, los paisajes en diferentes formas y colores que conforman la cordillera; la experiencia personal es la de disfrutar al máximo y sentir todo lo bueno que tiene este mundo y haber recorrido parte de él. La experiencia grupal fue fenomenal en el sentido de que entre todos los que fuimos fue consolidándose la amistad, la armonía entre los integrantes de la delegación y la ayuda solidaria ante cualquier necesidad”.

Resalta la admiración que sintieron al pasar por lugares como Purmamarca y Humahuaca (Argentina), Oruro y Salar de Uyuni (Bolivia), Puno, Cuzco y Machu Picchu (Perú). Una grata experiencia también fue disfrutar de la gastronomía en cada ciudad y valga el destaque para los excelentes platos peruanos.

Un paseo en el lago Titicaca, Bolivia.
Un paseo en el lago Titicaca, Bolivia.

Según Greenwood, “realmente si uno le pone garra o ganas, ningún viaje es agotador, más aún si se trata de una de las mejores experiencias que quedarán en la retina de cada uno que realizó esta travesía”.

Un auto que lo soporta todo

Con su Mini que tiene desde el año 1990, Jim Lisboa Ortellado es otro de los socios fundadores del Club Mini Paraguay. Para él, la aventura ha sido grandiosa, no tanto por los más de 7.000 kilómetros recorridos, sino por “lo difícil de transitar con 11 autos y 35 personas, por caminos nunca antes recorridos por un Mini clásico y antiguo. Son caminos difíciles de subir como las cordilleras en Argentina, Bolivia y Perú, hasta 4.470 msnm, con un motor de apenas 1.275 cc de 4 cilindros fabricado en el año 1990 (los Mini Rover), cargados hasta el tope de equipajes, avíos, repuestos, portabultos, 2 ruedas de auxilio y bidón de 25 litros de combustible para repostar cuando no conseguíamos que nos carguen en Bolivia, ya sea por su política de no cargar a extranjeros o por su horario de atención”, comenta.

Escultura del rally Dakar en el salar de Uyuni.
Escultura del rally Dakar en el salar de Uyuni.

Destaca que en Bolivia predominan las camionetas de gran porte, todas 4x4, de 8 y 12 cilindros, nafteras, de 4.2 y 5.0 cc, es decir, vehículos muy potentes para soportar la altura, caminos de tierra, pedregullos, barro, charcos profundos y asfaltado en muy mal estado, y el Mini ¡lo soportó todo! haciendo su incursión en ese territorio.

La aventura pasó por temperaturas extremas de 0° C en la ciudad de Uyuni, Bolivia, y 40 °C en la provincia de Chaco, Argentina.

“Desde la Ciudad de Monte Quemado, Argentina, no nos hemos ni siquiera cruzado con vehículos con patente paraguaya, confirmando con esto que son caminos que nadie de nuestro país utiliza”, refiere Lisboa.

Camino al salar.
Camino al salar.

La conmoción que causaban los Minis a su paso era increíble. “Fue una experiencia de satisfacción única porque a lo largo del camino sentimos la simpatía de grandes y chicos, todos nos saludaban, alentaban, filmaban o sacaban fotos, nos preguntaban de qué marca eran nuestros vehículos, de dónde veníamos y a dónde nos íbamos”.

Entre las cientos de anécdotas, Jim Lisboa rescata una que le emocionó en la Aduana entre Argentina y Bolivia. “Cuando me tocó el turno de pasar ante el funcionario de la aduana de Bolivia me dijo: ‘Veo que todos vinieron en Mini. ¿Cómo es?’ Justo tenía una documentera con la foto de nuestros Mini y le pasé para que viera, en el acto quedó anonadado e incrédulo... y le mostró a su compañero y a los demás que estaban en el contenedor, no creyendo que estábamos viajando en nuestros Mini y que nos íbamos hasta Cuzco. A partir de ahí salió una funcionaria que nos ayudó para agilizar los trámites y el ánimo y espíritu ya cambiaron totalmente, el ambiente más relajado y pudimos hacer el papeleo en conjunto con la AFID de Argentina”.

Caravana de vehículos Mini a su regreso en la Costanera de Asunción.
Caravana de vehículos Mini a su regreso en la Costanera de Asunción.

Pero lo más sorprendente fue que durante varios minutos se paralizó totalmente la Aduana para que puedan sacarse fotos todos los funcionarios de Bolivia y Argentina. Realmente fue la gran e inolvidable expedición en Mini.

El Club

El Club Mini Paraguay está conformado por 38 socios con sus respectivos Minis. Fue creado el 2 de septiembre de 1997 y actualmente es un club de la familia.

Si bien son 38 los asociados, ellos siempre van acompañados de sus familiares a todos los eventos de integración.

Esta expedición sudamericana fue declarada de interés nacional por la Secretaría Nacional de Turismo.

Pepe Solís (61) y su hijo Nicolás (30), durante el tour, en La Raya, entre Puno y Cuzco en Perú.
Pepe Solís (61) y su hijo Nicolás (30), durante el tour, en La Raya, entre Puno y Cuzco en Perú.

Más info

https://www.instagram.com/club_mini_paraguay_oficial/

https://www.facebook.com/clubminiclassic.paraguay/

pgomez@abc.com.py

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