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Vecinos y devotos del santo católico San Blas buscan recuperar el “agua sagrada” que le dio fama y devoción al santuario que lleva el nombre del obispo y mártir armenio, Blas de Sebaste.
Ubicada a escasos 200 metros de la playa San José y del río Paraná, sobre el perfil oeste de la ciudad, sobre la calle Curupayty entre Antequera y Gral. Artigas, se encuentra el punto, popularmente conocido como Ykua San Blas. Una naciente de agua, o surgente, que brotaba en las inmediaciones a la que los devotos del santo le atribuían cualidades sanadoras.
Enclavado en el antiguo y desaparecido barrio Villa Alegre, a poca distancia del también desaparecido estadio de fútbol Villa Alegre de la Liga Encarnacena de Fútbol, cada tres de febrero, fecha en que se recuerda el nacimiento del santo, el ykua se convierte en punto de peregrinación de miles de devotos católicos.
La tradición comenzó casi con el surgimiento del barrio, poblado por obreros llegados de distintos puntos del país que trabajaban en los grandes aserraderos que operaban sobre la ribera del río Paraná, en la industria desmotadora de algodón La Fabril Paraguaya S.A., que se instaló en la década del 30 del siglo pasado, y en el molino harinero San José, que comenzó a operar por el año 1940. Este molino junto con un silo de granos ubicado en la cercanía son actualmente patrimonio histórico de la ciudad.
Los inicios de la devoción
Una de las familias del barrio tenía en su patio un pequeño oratorio con la imagen del San Blas. Cada 3 de febrero era sacada en procesión por los alrededores y se oficiaban misas en las que se distribuían los característicos trozos de hilo de color rojo que eran atados al cuello para protegerse contra las enfermedades de la garganta. La celebración duraba todo el día y culminaba con una fiesta popular.
Frente al oratorio, del otro lado de la calle de tierra (Curupayty), corría un pequeño curso de aguas cristalinas y frescas proveniente de una naciente ubicada escasos 20 metros más arriba.
La gente se lavaba las manos, la cara, los pies en el agua y con el paso del tiempo se volvió una costumbre y se instaló la creencia de que esas aguas estaban benditas y tenían propiedades sanadoras para afecciones de la garganta, y también del alma. Muchos de esos peregrinantes regresaban con alguna botella cargada de esa agua y la tenían en sus casas para alejar enfermedades y mala onda.
Recuperar la naciente
En 1971, mediante una iniciativa de vecinos, la administración del entonces intendente Domingo Robledo construyó un tanque elevado en el sitio del oratorio, con varias canillas para facilitar el acceso de los visitantes. Desde el tanque también se distribuía el agua a las casas aledañas, convirtiéndose así en el primer sistema de agua corriente que operó en la ciudad. Previamente los pobladores habían hecho analizar la calidad del vital líquido, que resultó totalmente potable.
Pero nada es para siempre. En 2011, como consecuencia de la construcción de la defensa costera y el rellenado del perfil sur y oeste de la ciudad, el ykua quedó sepultado bajo una montaña de tierra.
Para preservar el sitio histórico y religioso, la empresa contratista de la EBY, Talavera y Ortellado, repuso el tanque elevado y el pequeño oratorio, pero la naciente de agua se perdió bajo toneladas de tierra. El agua milagrosa que fluía naturalmente fue reemplazada por el que provee el servicio de agua corriente de la Essap.
“Nosotros consideramos esto como un engaño, incluso una estafa a la gente que viene y se lava los pies, las manos, pensando que es el agua bendita del Ykua San Blas”, sostiene Arturo Insfrán, antiguo vecino del barrio y devoto del santo.
Insfrán puntualiza que todos los moradores de los alrededores del santuario fueron reubicados por la fuerza a un nuevo asentamiento, en cercanías a la Feria Municipal, donde también se construyó un lindo templo para oratorio del San Blas, “pero nosotros reivindicamos la necesidad de recuperar el sitio de emplazamiento original, que es el que realmente tiene el valor emotivo, histórico y religioso, restableciendo al agua sagrada que le dio fama al ykua”, sostiene.
Acciones de la comunidad
En agosto de 2022, un grupo de estos vecinos presentó una nota a la Municipalidad de Encarnación, en la que solicitaban autorización para realizar las tareas de ubicar la naciente y reencauzarla hasta el tanque elevado del oratorio.
Los mismos proponentes correrán con los gastos con el apoyo de un mecenas armenio, Armen Grigorian, un empresario del área de la construcción, jubilado en los Estados Unidos.
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“Queremos recuperar este sitio histórico y lugar de devoción”, sostiene el empresario, quien al enterarse de la existencia aquí de un santuario dedicado al santo originario de su país tomó la iniciativa de apoyar y profundizar su cooperación con el proyecto.
El primer, paso donar al municipio una imponente estatua de bronce de San Blas y la confección de una cruz de piedra duf elaborada por artesanos armenios. También ayudó en los gastos para la organización del primer festival del Ykua San Blas, que se realizó en febrero de 2022. Este año (2024) se realizó la tercera edición del festival, organizado por la Comuna, con apoyo del empresario.
Existe factibilidad técnica
Para el responsable de la Dirección de Higiene, Salubridad y Medio Ambiente de la Municipalidad, Ing. Vitoriano Vázquez, técnicamente la petición es factible. Faltan, sin embargo, cuestiones administrativas que requieren un estudio y definición, como por ejemplo una garantía pedida por el ciudadano armenio para poder disponer del sitio y construir un parque acuático. El mismo hizo una propuesta, pero no presentó nada formal sobre el que se pueda avanzar en las tratativas, incluso dejó a cargo de la Municipalidad la elaboración del proyecto de parque, señala.
Respecto de la naciente, destaca que esa agua es la canalización de la napa freática, que en su momento y por las características del terreno, afloraba en el sitio. Con el relleno de tierra cambió la configuración del suelo, y esa agua que fluía y afloraba en sitio cambió de curso.
“Esas capas freáticas no desaparecen, buscan hacia donde escurrir. Nosotros ya estuvimos trabajando en ello. Tenemos los planos y los estudios técnicos de la EBY, y esa agua que brotaba en el ykua, con la transformación del terreno se escurre hacia otro rumbo, hacia la calle Wiessen”, explica.
Técnicamente se puede cavar un pozo en el sitio, y esa agua acumulada se puede bombear hasta el tanque elevado del Ykua San Blas, que así recuperaría su fuente de agua natural.
Vázquez se muestra partidario e interesado en restablecer la fuente de agua del Ykua San Blas, al que calificó como un sitio de enorme importancia desde el punto de vista histórico, social, y religioso, y de un potencial inestimable como atractivo turístico.
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Festival del Ykua San Blas
En 2022, Armen Grigorian propició el remozamiento del oratorio del Ykua San Blas. Se le dotó de la estatua de bronce de 100 kilos, acompañada de una cruz de roca volcánica originaria de Armenia.
El duf es una piedra caliza de color rosado, suave, de alta porosidad, muy resistente. En Armenia es utilizada masivamente para la construcción de viviendas y se la extrae en grandes cantidades en la ciudad de Artik.
El festival busca revalorizar y rescatar este sitio en sus aspectos histórico, social y cultural.
Este año la tercera edición coincidió con la también III edición de la “Fiesta de los pueblos”, una exposición de las potencialidades de producción, gastronomía, artesanía y cultura organizado por las gobernaciones de Itapúa y Misiones, con apoyo del organismo de cooperación internacional del Japón (JICA).
¿Quién fue San Blas?
Blas de Sebaste fue un médico que llegó a ser obispo de Sebaste, en Armenia (hoy Sivas, Turquía). Nació el 3 de febrero, en año indeterminado a mediados del Siglo II, y murió en el año 316. Fue torturado y decapitado por orden del gobernador de Capadocia (actual Turquía) Sexto Calpurnio Agrícola, en época del emperador romano Flavio Valerio Licinio.
El obispo Blas de Sebaste se dedicó a la vida contemplativa. Vivió en una ermita, una cueva en el bosque del monte Argeus, a la que convirtió en su sede episcopal y hasta donde llegaban sus devotos.
Según la tradición, Blas de Sebaste era conocido por su don de curación milagrosa, que aplicaba tanto a personas como a animales. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al clavársele en la garganta una espina de pescado y este sería el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de celebración de San Blas.
En las iglesias de Occidente se celebra su festividad el 3 de febrero, mientras que en las iglesias de Oriente el 11 de febrero. Es patrono de los enfermos de garganta y de los otorrinolaringólogos.
Patrono del Paraguay
San Blas es patrono del Paraguay, y fue adoptado como tal luego de una batalla entre españoles y nativos Caracará y Timbú, que asediaban el fuerte Corpus Christi. Según la tradición fue el 3 de febrero de 1538 que, cuando el fuerte estaba a punto de caer, aparece en lo alto de la torre un hombre vestido con túnica blanca, empuñando una espada resplandeciente, que asustó a los nativos y esto fue aprovechado por los defensores para derrotar a sus atacantes.
La coincidencia de la fecha de celebración del día de San Blas fue motivo para que nombren a este santo como patrono de la entonces provincia de Paraguay.