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Laura Ferreira (55), coordinadora de Artesanas de la Palabra y autora del libro Ñe’ẽ jerépe, relata cómo nació este grupo de narradores en respuesta a la creciente pérdida de tradiciones orales en Paraguay. A pesar de que el país tiene una rica historia de narradores de cuentos, la tradición se desvanecía y, en ese contexto, el grupo se formó para recordar y transmitir las historias que una vez poblaron la niñez de muchos paraguayos.
El nombre Artesanas de la Palabra surgió en 2010, cuando el grupo se estableció. Aunque incluyen a narradores de ambos géneros, decidieron mantener el femenino en su nombre.
Aura Brítez (36), también coordinadora, explica que ellas moldean historias a través de los cuentos, dando vida a la imaginación de los oyentes. Trabajan tanto la memoria oral como cuentos literarios, contribuyendo así a preservar la rica tradición oral paraguaya.
Cuentan que en 2007, Paraguay vio el surgimiento de narradores orales escénicos como profesión.
Isabel Negri (47), otra de las integrantes, explica que a medida que la demanda creció, el grupo se expandió y participó en festivales y encuentros internacionales de oralidad. Por su parte, Mariel von Nowak Roux se presenta como “cuentera” y habla de la importancia de la narración.
El legado de las palabras
Con raíces en la tradición oral y una visión de futuro, las narradoras orales no solo preservan el patrimonio cultural paraguayo, sino que también impactan en las aulas y comunidades. A través de sus relatos, estas mujeres no solo tejen historias, sino además fortalecen los lazos sociales y culturales en un país donde la tradición oral es un tesoro invaluable.
Pero estas costumbres se fueron perdiendo; las historias que se contaban en familia, las historias de los abuelos ya no son lo que eran. Es así como surge la figura del narrador para recordar aquellas historias que poblaron la niñez, pero también los cuentos que encontramos en los libros, aclaran. “Entonces trabajamos dos líneas: la de memoria oral y la de cuentos literarios”.
Entre las múltiples salidas de la narración de cuentos comentan que son varias, ellas suelen trabajar en editoriales, librerías, bibliotecas, cafés, etc. Inclusive, las contratan para fiestas de adultos, en las que el pedido más común es el de hablar de mitos y leyendas del Paraguay, aunque algunos solicitan historias de terror, para asustar a sus invitados, dicen entre risas. Con esto resaltan la importancia de desterrar la idea de que el cuentacuentos trabaja solo con niños.
Formarse en el arte
Ante la necesidad de que se vayan formando más personas en el área, también ofrecen talleres, capacitaciones. Por ejemplo, para los docentes esta es una herramienta muy útil en las aulas. “Ya no es la docente que está leyendo el cuento, es la docente que a lo mejor se puso una vincha diferente, se sentó en los cuentos y se puso a compartir la historia y armar un escenario imaginario, porque eso es lo que hacemos con los cuentos, el niño ve la historia, imagina la historia”.
La narración es una rama de las artes escénicas, con sus características propias. En cada presentación hay mucha interacción con el público, en una comunicación constante en la que deben estar listas y atentas para cambiar de cuento si los chicos no están enganchados, o si se inquietaron o pidieron otra cosa.
Además, es una excelente opción para fomentar la lectura, y a quienes se forman en esto les sirve para expresarse mejor, porque se debe manejar mucho vocabulario.
Esta herramienta es recomendada por ellas para los padres, ya que les puede ayudar a que “vuelvan a hacer su pequeña historia y puedan contarle a sus hijos; recuperar su propia memoria que luego pueden regalar a sus niños. Es como volver a hacer ese mismo ejercicio que hacían antes los abuelos, pero ahora con algunas técnicas de la narración oral”, agregan.
Actualmente están armando algo orientado a migrantes también, para que así se “vuelvan de alguna forma a unir con sus raíces y los niños sepan cómo era la vida de sus padres, dónde vivían, dónde vivía el abuelo y cosas así”.
La mayoría de los narradores de cuentos tiene muy desarrollada la habilidad de leer y de escribir su propia versión de las historias.
Retomar la capacidad de imaginar
“Hoy día con los teléfonos celulares, la televisión, los videojuegos, los niños tienen imágenes todo el tiempo; es tal la cantidad que ya no imaginan. No saben qué hacer cuando están aburridos. Entonces con el cuento ellos tienen que pensar, tienen que imaginar”. Además de trabajar la imaginación, la narración desarrolla la capacidad de escucha en el niño.
Von Nowak explica que los relatos sirven para sanar; a nivel terapéutico también se los utilizan inconscientemente. “Hay muchos colegas que emplean en aulas hospitalarias. En cada cuento siempre aparece una persona que te dice: ‘Gracias, es lo que yo necesitaba escuchar hoy’”.
A través de los cuentos acercan a los niños, desde pequeños, a diferentes situaciones y les dan la posibilidad de que reconozcan sus emociones.
“Nuestro plan como Artesanas de la Palabra es expandir esto a todo Paraguay, dejar ya de estar solamente aquí en Asunción. Estamos ahora realizando un taller de 14 encuentros de dos horas”, adelantan. Incluso, han recibido un reconocimiento de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la OEI, como educación no formal en Derechos Humanos por este taller.
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