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Fue haciendo una revisión de todo lo que tenía en su taller que juntó cueros, moldería, lienzos guardados desde hace años, que nació la idea de esta exposición. “Como estaba en un momento en el que quería crear algo de lo que yo estaba viviendo, como construyéndome a mí misma, como mujer; las cosas que estaba pasando, las vivencias personales, el llegar a la menopausia, los cambios hormonales, lo que veía también, los temas que se tratan hoy en día en los grupos sociales, los comentarios que hace la gente respecto a los cuerpos normados, me fui conectando con esa interioridad mía y también de alguna manera me fui conectando con el juego, con mi infancia, incluso”, cuenta.
Empezó a coser de vuelta después de mucho tiempo. “Como que me conecté con mi abuela, que fue la que me enseñó a coser. Es como que me conecté con algo que no se trataba de un recuerdo visual, sino como de una experiencia sensorial de cuerpo, como si fuera que yo estaba viviendo otra vez de vuelta esa experiencia de niña con mi abuela”. Moldería y retazos con historia y reflexiones se configuran en una parte de la muestra.
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Esto la llevó a trabajar una serie de cosas que tenían que ver con jugar y no con algo tan intelectual, tan pensado, analizado, sino que era más una cuestión de piel, una cuestión de experimentar. “Retomé una serie que había empezado en la pandemia que se llamaba Monoconvivencia, como pensamientos de cómo nosotros convivimos con nosotros mismos”. Son pequeñas arquitecturas y miniaturas que a ella le gustan mucho, y tenía hace mucho tiempo guardadas en el taller.
“Empecé a construir como relatos humorísticos, de esa Monoconvivencia y cómo, por lo general, casi todas esas tienen que ver con la mujer en general, la mujer que se construye a sí misma, la mujer totem, la mujer que trata de tener una memoria selectiva, el mal de archivo le digo yo también, cómo te relacionás con las otras personas”.
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También trabajó toda una serie que tiene que ver con la sexualidad. Se trata de unas caracolas que tienen nombres, incluso: “Como que uno va llegando a una etapa en la que ya no va a poder tener más hijos, porque está llegando la menopausia, y es como que, de alguna manera, la sociedad te hace creer que tenés una caducidad como mujer y entonces eso también me llamaba mucho la atención en los relatos que uno escucha cuando tiene reuniones sociales. ¿Cómo sería esa otra sexualidad sin la cuestión reproductiva? Cómo buscar ese placer, cómo buscar esa otra sexualidad que tiene que ver con el poder conocerse a uno mismo”. Presenta una especie de vulvas que están dispuestas con flores, dientes, y tienen como unos huevos que las van acariciando con unos cueros.
También incluyó una serie de flores, en cajas de luz bajo el título de Still Life. Las mismas contienen la idea de la vida quieta, y durante el tiempo que duró la exposición la artista fue tomando fotografías de cómo iba cambiando la vida de estas obras.
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