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En los jardines del místico Convento de San Pío de Pietrelcina, perteneciente a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, desde el domingo anterior se puede visitar un gran pesebre de hierros reciclados que rememora el espíritu del primer pesebre elaborado por san Francisco de Asís en el año 1223.
El centro de la representación es obviamente el Niño Jesús con la Virgen María y san José, elaborados en tamaño natural. La apariencia es la de un colorido encaje preparado a partir de bulones, monedas, tornillos y una gran infinidad de otros desperdicios metálicos. El niño reluce en color oro en la pesebrera también de piezas férreas.
El hermano Tomás Sosa, coordinador del programa Gotas de Paz de los Hermanos Capuchinos, explica que la idea de preparar este pesebre obviamente tiene mucho que ver con la celebración de este año en torno a la representación del nacimiento de Jesús. “Es un homenaje con metales reciclados que ofrecemos los Hermanos Capuchinos del Paraguay a la feligresía junto con un grupo de personas cercanas, bienechoras imbuidas del espíritu que implica el cuidado de la casa común, la Tierra, a partir de la exhortación del papa Francisco. Es así que surgió la idea de realizar un pesebre muy significativo y bien representativo para la ocasión”.
Menciona que la señora Gabriela Bo ha sido una verdadera mentora para este pesebre, quien ha colaborado con la parte paisajística del montaje. Nicolás Barrios tuvo a su cargo el diseño artístico del gran Belén y el artesano que plasmó la obra en los hierros es Raúl Ortigoza, de Ypacaraí, un experto en moldear, convertir las chatarras en arte, no solo con fines estéticos, sino también para contribuir a la preservación del planeta.
La preparación del pesebre tardó tres meses y medio y arrancó con el pedido a la gente para que llevara a los diferentes conventos de la orden hierros usados y cualquier otro tipo de metal de desperdicio para que fuera empleado en la obra. Luego de ese periodo de acopio empezó la fabricación en sí y el pesebre ya concluido fue bendecido el pasado domingo 3 de diciembre justamente en coincidencia con el inicio del tiempo de Adviento.
Imponentes piezas
El pesebre en el jardín del convento representa un cuadro con imágenes en la que los sentimientos se entremezclan: entre la pobreza en que nació Jesús y una visión futurista del planeta como imágenes extraídas de ciencia ficción, tal vez un tanto robóticas.
Además de las tradicionales piezas en tamaño natural que conforman la familia de Nazareth se incluyen una escultura –también en tamaño natural– de san Francisco de Asís, un fraile que puede representar a todos los franciscanos y, por supuesto, también los animales de la Nochebuena: un buey, un burro y un gallo que son los que estuvieron presentes en el Belén de san Francisco, en Greccio, ocho siglos atrás. Estas mismas imágenes están presentes en todos los pesebres paraguayos.
Los materiales utilizados resaltan en las estructuras para las que se emplearon –como dijimos– todo tipo de hierro reciclado, varillas, monedas, restos de herramientas, partes de vehículos, motocicletas, bulones y tornillos.
“Todo lo que se pudiera imaginar uno en cuanto a restos de metal ha sido utilizado para las esculturas por el artista que supo, con una visión muy fantástica, interpretar el diseño y elaborarlas”, cuenta el Hermano Tomás.
Entre las piezas del peculiar pesebre sobresale el gallo cuyo cuerpo está conformado por el tanque de una vieja motocicleta, con su color bordó original. Con las plumas pintadas con buen colorido y el resto del cuerpo del animal el resultado es sorprendente. “Es sin dudas muy interesante y es una de las piezas que más admira la gente por la creatividad del artista”, detalla el religioso.
El primer pesebre
El pesebre de Greccio es considerado el primer pesebre viviente de la historia de la Iglesia en Occidente al menos y lo realizó san Francisco de Asís en la noche de Navidad, del año 1223, cuenta el hermano Tomás.
Refiere que san Francisco quiso contemplar con sus propios ojos la humildad del pesebre, la pobreza del Hijo de Dios que se encarnó y vino a habitar entre nosotros y por eso organizó en el lugar llamado Greccio, en Italia, la celebración de la misa de Navidad. Allí, por supuesto, pidió que trajeran un burro, un buey, que haya paja, heno e invitó a toda la comunidad a celebrar de esa manera aquella misa.
A partir de ese momento es como que los franciscanos popularizan la construcción de los pesebres y los belenes en todo el mundo católico que se han vuelto tradicionales en la celebración de la Navidad.
En tono coloquial, el hermano Mariosvaldo Florentino, secretario general de las Misiones de la Orden, agrega también en su relato que san Francisco de Asís, en aquel 1223, estando en Greccio, pidió ayuda a un señor muy piadoso que, si quería que estuviera con ellos allí para celebrar la Navidad, tenían que hacer lo que el les iba a encomendar.
Fue así que pidió la preparación de un establo con los animales ya citados y también que le trajeran una pesebrera con el heno donde fue puesto el Niño Jesús. “Yo quiero celebrar la Navidad en este lugar, quiero ver con mis ojos cuánto sufrió, cuánto padeció el Niño Dios en su encarnación”, es lo que dijo el santo, recuerda el hermano Mariosvaldo.
El bondadoso señor se apresuró en preparar todo como Francisco le había solicitado y el santo a la vez obtuvo un permiso especial del Papa para que se celebrara la eucaristía en aquel lugar fuera de la Iglesia. “Y toda la gente del pueblo vino, toda la gente sencilla de la ciudad, en aquel establo para la celebración”.
Francisco –recuerda Mariosvaldo– estaba allí vestido de diácono y proclamó el Evangelio ante la gente. “Dicen que aquella noche fue muy bonita para todos los pobladores y ellos celebraron con tal sentido viviendo la escena, mezclados con el buey, con el burro, con la pesebrera, con la paja. Y así hizo que vieran y sintieran la presencia de Jesús, que experimentaran esta gracia tan especial y el Niño Dios se despertara de nuevo en el corazón de tantos que ya lo estaban olvidando un tanto”.
En conmemoración de este hecho fue creciendo la tradición cada año para que durante el Adviento se pueda preparar el pesebre para revivir el nacimiento y “para ver también nosotros, con nuestros ojos, el misterio de la encarnación del verbo de Dios”.
La tradición que nació en aquella representación se expandió primero en el norte de Italia y para el siglo XVIII ya había llegado a toda Europa. Con el descubrimiento de América y la presencia de las órdenes religiosas en el Nuevo Mundo el pesebre llegó a América donde adquirió peculiariedades en cada región.
Gran jubileo e indulgencias
Dado que en esta Navidad 2023 se cumplen los 800 años de aquella primera representación del pesebre, el papa Francisco decidió dar indulgencia plenaria para quienes vayan cumpliendo los requisitos para recibirla y recen en todas las iglesias franciscanas del mundo desde el 8 de diciembre de este año hasta el 2 de febrero de 2024.
“Todos los fieles pueden venir a recibir esta gracia muy especial y visitar este pesebre, a rezar, a confesarse a cumplir con la comunión y entonces ganar la indulgencia plenaria”, añade el hermano Tomás.
El hermano Mariosvaldo Florentino, quien se encuentra de visita en nuestro país, celebró el domingo pasado la misa de habilitación del pesebre gigante en el convento San Pío de Pietrelcina de Surubi’i e invita a todos a participar de esta Navidad con esa mística y devoción que caracterizó a san Francisco de Asís.
Bodas de plata de Gotas de Paz
Otro acontecimiento importante para los Hermanos Franciscanos Capuchinos es que también el 2 de diciembre pasado se ha abierto un tiempo jubilar para celebrar los 25 años del Programa de Evangelización Católica a través de los Medios de Comunicación llamado Gotas de Paz.
“Este programa empezó el 2 de mayo de 1999 y desde el pasado 2 hasta el 2 de mayo del próximo año estaremos viviendo un tiempo de fiesta, de actividades conmemorativas, alusivas al programa que ya llegó a muchísimas personas en Paraguay actualmente a través de las redes sociales y sobre todo a través de WhatsApp, de los canales de televisión y de los periódicos lo que va poniendo la palabra de Dios al alcance de todos”.
La congregación tiene varias actividades en este tiempo hasta la culminación de la gran fiesta del jubileo de 25 años de Gotas de Paz el 2 de mayo de 2024.
Visitas para el público
El convento de San Pío de Pietrelcina fue inaugurado en 2018 en Surubi’i. El pesebre gigante que se encuentra en sus jardines al lado de la capilla está abierto desde las 8:00 hasta las 20:00 todos los días, de lunes a Domingos, en forma de exposición permanente.
Los fieles también pueden participar de la eucaristía, que tiene lugar en los siguientes horarios: Domingos, 10:30 y 19:00; lunes, 7:00; martes, miércoles y jueves, 19:00; viernes, 15:00; sábados, 19:00. Las confesiones se pueden realizar, miércoles, 8:00 a 11:00 y 14:30 a 17:30.
El reciclaje también llega a Caacupé
Una imponente obra que representa la imagen de la Virgen de Caacupé realizada con 12.000 botellas recicladas recibe al peregrino en la rotonda ubicada en las calles Juan E. O’Leary y Eligio Ayala, a un lado de la Basílica de la Virgen de los Milagros.
La obra fue donada a la capital espiritual por la Municipalidad de Ciudad del Este, tiene 8 metros de altura, y fue elaborado bajo la dirección de Adriane Alves, encargada del Proyecto Navidad Sustentable de la capital del Alto Paraná. El montaje demandó una semana y media y ahora se convierte en un punto para selfies de los peregrinos que llegan hasta Caacupé.
MÁS INFO
Sobre el programa de Navidad se puede contactar a los diferentes conventos o llamar al (021) 310-581 o ingresar a www.gotasdepaz.com