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Constanza Martínez se prepara para dar un concierto en el Teatro Municipal. Tenía apenas 3 años cuando inició sus estudios de violín en el Ateneo Paraguayo; forma parte de la primera generación de niños que estudiaron con el método Suzuki.
A los 18 años se mudó a Bs. As. a estudiar en la Academia del Teatro Colón, a los 20 integra la fila de violines de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. En el 2022 estudia con el talentoso violinista argentino Xavier Inchausti. Ese mismo año Constanza debuta con la Sinfónica Nacional de Paraguay, con la Orquesta Académica del Teatro Colón de Buenos Aires y con la Orquesta de la Ciudad de Concepción, Chile.
Sus logros más importantes hasta hoy fueron tocar como solista en el Teatro Colón y ganar el 3er puesto del Concurso Internacional de Jóvenes Solistas en Concepción (Chile-2023); en la final tocó el concierto para violín y orquesta de Félix Mendelsshon.
Constanza seguirá formándose musicalmente en Alemania, se va el próximo 4 de noviembre. A fin de ayudarse económicamente dará un concierto mañana, lunes 2 de octubre, a las 20 horas, en el Teatro Municipal. Estará acompañada del destacado pianista coreano David Lee. Las obras seleccionadas para este encuentro son para violín y piano del repertorio clásico, como Brahms, Mozart, Fauré, Wieniawski y Bach.
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Como su padre
Esta joven talentosa viene de una familia de músicos. Su primer concierto lo dio a los 7 años en Asunción, a sala llena, en el Teatro Tom Jobim de la Embajada de Brasil.
“Me llamo Constanza María Martínez, mi papá es Manuel Martínez, pianista; fue profesor de piano mucho tiempo en el Ateneo Paraguayo, actualmente se dedica a la investigación musical e historia rioplatense”, cuenta nuestra joven entrevistada. “Desde muy chiquita lo acompañaba imitándolo en el violín y también me enseñó piano”.
Constanza está lista para dar sus últimos conciertos en Paraguay antes de viajar a Alemania; llegará primero a la ciudad de Osnabrück (Baja Sajonia), “pero para enero-febrero estaría por las universidades de Rostock, Lübeck, Freiburg, Berlin”, detalla.
-¿Cuándo decidiste ser violinista profesional?
Siempre tuve afinidad con la música, crecí escuchando el violín. Sin embargo, nunca pensé que lo iba a tomar como carrera hasta los 16 años. Recuerdo un día estaba escuchando un concierto para violín de Jean Sibelius y dije: “No puedo no dedicarme a esto”
-Es el instrumento de cuerda más difícil de tocar. ¿Cómo te arreglabas con el colegio?
Soy exalumna del Colegio Experimental Paraguay-Brasil. Siempre intenté ser buena alumna, mis materias favoritas eran biología y física. No tuve la opción, como la mayoría de los artistas, de hacer el colegio a distancia para así poder dedicarme más seria y aisladamente al instrumento. Eso recién lo pude hacer cuando me mudé a Bs. As.
-Probablemente, un estudio tan exigente te hizo perder parte de tu infancia, momentos con amigos en la adolescencia.
Para nada. Todo se complementaba. No sentí que perdí esos tiempos. Me considero bastante amiguera y la mayoría de mis amigos son músicos.
-¿Qué significa para vos el violín: una magia, una emoción, un sueño?
Es un instrumento muy expresivo, con repertorio hermoso, que lo sigo descubriendo. Pero tocar un instrumento no implica que me involucre 100% emocionalmente. Ni magia. Hay muchas cuestiones técnicas y físicas que se estudian en las sesiones de práctica y que después dan sus frutos en el escenario.
Claramente está el disfrute implícito en los conciertos, pero dejarse llevar por las emociones puede descuidar mucho la técnica y la sonoridad del instrumento. Es como jugar al tenis, requiere mucho entrenamiento y conocimiento de técnica básica, pero después, los nervios o emociones podrían jugar en contra y hacer fallar un saque al mejor del mundo.
-¿Sos de los músicos que superan al instante los errores en el escenario?
Siempre hay errores y de todo tipo, pero en un concierto uno no puede parar, entonces se sigue tocando. Una vez se me estaba cayendo el soporte del violín (lo acomodé mal) y no podía digitar bien, entonces se me descuidó un pasaje y al terminarlo, alcé el cuello y dejé caer el soporte para seguir tocando hasta el final de la música.
-¿Qué es lo que más te cuesta en este camino profesional?
A veces la organización de proyectos, conciertos, viajes o actividades me resta tiempo de estudio. Pero sin el estudio no podría hacer todo eso.
Lo que más me cuesta, indudablemente, es recibir apoyo para seguir con la carrera, los costos son muy altos. Viajes, clases, mantenimiento del violín, del arco, cambiar las cuerdas y demás. En este momento, aparte de organizar lo necesario para ir a estudiar a Alemania, necesito un buen instrumento que responda a las demandas artísticas. Lastimosamente los violines y arcos son muy caros y conseguir apoyo para obtenerlos es muy complicado.
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En Latinoamérica la luthería y el mecenazgo no son tan amplios como en Europa y Asia, por eso muchos músicos latinoamericanos terminan adquiriendo buenos instrumentos después de muchos años de ahorro.
Por suerte, hasta ahora siempre me tocó trabajar con mi instrumento. Y otra ayuda importante es la de mi familia, sobre todo la de mi papá.
-El sonido del violín es cautivador. ¿Qué dirías que transmite tu música, tu estilo? ¿cómo llevás las críticas?
Hasta ahora tuve buen recibimiento del público, al que conozco y que siempre estoy conectada a través de las redes. Sobre las críticas, siempre trato de tomarlas si vienen de mis maestros, colegas y pares que me ayudan a crecer bastante.
-¿Qué es lo mejor del mundo musical clásico y qué lo más difícil de sobrellevar?
Me gusta que se siga reinventando y que cada día conozco nuevos artistas que me inspiran porque hacen cosas diferentes sobre las obras que se tocan hace cien años o más.
Lo que no me gusta es que puede tornarse muy cerrado y, a veces, el crecimiento de uno depende mucho de estar en el lugar y momento adecuados. En Latinoamérica, en ciertos países como el nuestro, los maestros son escasos.
-¿Cómo sentiste tu nivel académico fuera de Paraguay?
Sentí que todavía me quedan muchos criterios musicales de estilo y técnica por perfeccionar. Por suerte, en Alemania pude tener clases con maestros excelentes que me guiaron mucho -como el concertino de la Filarmónica de Dresde-, espero profundizar esta experiencia.
-¿Alguna obra/ compositor que descartes en violín?
No me gusta escuchar el tema Despacito en el violín. Y lo contrario, lo que me gusta son los desafíos, hoy día, para mí, interpretar a Eugène Ysaÿe.
“No pienso en mi futuro”
Antes de un concierto, examen, audición o competencia Constanza practica entre 4 y 6 horas. “Diariamente trato de mantenerme entre 2 y 4 horas, creo que es lo más sano y conveniente”
Por ahora solo toca clásico, pero le agrada el gypsy jazz en el violín. Admira el gran apoyo que reciben los músicos en otros países, “en mis audiciones en Alemania había coreanos, taiwaneses, japoneses con instrumentos de 15 mil dólares para arriba, eran prestados a fin de rendir solamente esa audición”.
No le gusta hablar de cómo se verá mucho más adelante en la música, “no lo pienso, cada mes es diferente; hace un mes renové mi residencia en Argentina sin saber que en noviembre me iba a estar mudando definitivamente a Alemania”
-Desde lo que has vivido, ¿qué les aconsejás a otros jóvenes músicos?
Qué traten de asesorarse sobre la carrera, a veces se puede ahorrar mucho tramo para llegar a sus metas pidiendo ayuda, consejos o clases.
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Una cita imperdible en el Municipal
“La selección de obras que hicimos con David Lee está muy linda; los ensayos fueron muy extensos para poder entregar una buena calidad artística. Con las entradas me estarían ayudando enormemente a recaudar fondos para el viaje y mi formación
Las entradas se reservan a través del (0971) 765 883 o bien comprando en la boletería del Teatro Municipal”
Para los interesados en contactar con Constanza, la encuentran en su página de Facebook (Constanza Martínez – violín) y en Instagram (@coteemartee) o en su e-mail constanzamartinezviolin@gmail.com